No te mentimos cuando te decimos que «El Hombre Sin Talento» de Yoshiharu Tsuge es un manga de culto que necesitas leer cuanto antes mejor.
Hay que andarse con cuidado a la hora de utilizar la expresión «de culto»… Pocos son los elegidos que son capaces de estar a la altura de las expectativas que suele levantar esta etiqueta. No hay ninguna duda, sin embargo, de que «El Hombre Sin Talento» es una obra de culto a la altura de esta expresión, ya que le avalan ni más ni menos que treinta años de recorrido en los que, poco a poco, se ha ido labrando un renombre como manga imprescindible en su labor de remar contra la corriente principal del cómic nipón más masivo.
Al fin y al cabo, en «El Hombre Sin Talento» no hay magical girls ni familias entrañables: el cómic de Yoshiharu Tsuge está protagonizado por un hombre común y corriente. Tan común y corriente que no tiene ningún tipo de talento en especial. Intentará ser autor de cómics, pero pronto desistirá ante la certeza de que no tiene el «factor x» necesario para ellos, así que también probará suerte como vendedor de piedras y de cámaras fotográficas antiguas. Incluso fantaseará con encontrar una cura para el cáncer y otra para las hemorroides. Pero todas sus fantasías acabarán con el mismo resultado: el fracaso estrepitoso.
Pero lo que ha convertido a «El Hombre Sin Talento» en una obra de culto no es sólo su argumento, un retrato de los diferentes cambios sociales que ha ido viviendo Japón, sino también el aura de autor maldito que envuelve a su autor Yoshiharu Tsuge. Practicó tres tipos de manga: el de viajes, el de sueños y el autobiográfico, al que pertenece esta obra publicada ahora en nuestro país de la mano de Gallo Nero. Pero, sobre todo, en el año 1987 publicó un manga titulado «Despedida» y, sin más, dejó de dibujar. Pasó a vivir en el margen de la sociedad por mucho que algunos de sus cómics, como «El Hombre Sin Talento«, fueran creciendo y creciendo hasta convertirse en algo más grande que su vida. ¿En algo más grande que la vida?
Puedes leer las primeras páginas de «El Hombre Sin Talento» aquí.