El cómic «Yo, Gorda» de Mertixell Bosch no se podía publicar en mejor momento que en medio del debate sobre la gordofobia que estamos viviendo.
No podía existir una mejor coyuntura para la publicación de «Yo, Gorda» que un momento histórico como el que estamos viviendo aquí y ahora. Ya no es solo que el concepto plus-size (con algunas rémoras más o menos acertadas como lo «curvy») esté revolucionando el mundo de la moda y ampliando los horizontes tanto de las pasarelas como de las propias marcas (Nike, por ejemplo, acaba de crear su primera colección plus-size), sino que hay todo un debate en torno a la gordofobia del que solo pueden salir cosas buenas. El diálogo siempre es bueno. Y más si es sobre temas que han causado tantas heridas en el pasado.
De heridas sabe mucho Meritxell Bosch, ilustradora que incluso ha llegado a estar nominada para los imprescindibles premios Eisner en el año 2015 gracias a su álbum «BirdCatDog» con guión de Lee Nordling. En esta ocasión, sin embargo, para la gestación de su nuevo «Yo, Gorda«, la autora ha preferido bucear en su propia biografía para arrancar de las partes más dolorosas una historia real e íntima sobre el maltrato psicológico al que puede (y suele) verse abocada la gente con sobrepeso y los desórdenes alimenticios que pueden generarse a partir de esas vivencias tan sumamente dolorosas.
Desde la editorial La Cúpula resumen de qué va «Yo, Gorda«: «“Gorda, vacaburra, zampabollos. Si sigues comiendo así te vas a poner como un tonel y no te va a querer nadie.” Meritxell ha tenido que oír de todo. En casa lleva sufriendo vejaciones desde pequeña. En el cole se arrima a las marginadas y aguanta el chaparrón. Su falta de autoestima y la acumulación de problemas emocionales le llevará a desarrollar una bulimia. Las cosas irán cambiando, pero requerirán tiempo». Hayas estado a un lado u otro de la gordura, está clarísimo que «Yo, Gorda» es un cómic necesario en los tiempos que corren.
Más información en la web de Meritxell Bosch y en la de La Cúpula.