¿Sabes esos cómics que pasan a formar parte de tu vida? Pues Sam Alden los borda… La prueba de ello está dentro de «Y Nunca Volvió a Suceder».
La Mansión En Llamas, la línea consagrada a los cómics de la editorial DeHavilland, suma ahora un nuevo título a su catálogo, una nueva referencia con la que vuelve a apostar por el talento de los jóvenes dibujantes que están construyendo el futuro del cómic en estos precisos instantes: «Y Nunca Volvió A Suceder«, del norteamericano Sam Alden, quien -con apenas veintisiete años- ha sido ya ganador en las categorías Joven Talento y Mejor Cómic de los Premios Ignatz.
Además de haber publicado el aclamado «Haunter» en 2013, Alden también es colaborador habitual de la demencial serie de animación «Adventure Time«, sin embargo, nada queda en esta obra de aquella esquizofrenia de trazos y colores de sus trabajos anteriores: las dos historias contenidas en el libro, «Hawai, 1977» (que se puede leer en el mismo Tumblr del autor) y «Anime» están dibujadas única y exclusivamente a lápiz. Pero, con cierto hacer impresionista y sin embargo prescindiendo hasta del color, Sam Alden no necesita realmente nada más que un trazo simple, rápido y en ocasiones hasta rudo para captar la belleza de una sensación enmarcada a la perfección en un instante y movimiento concretos.
«Hawai, 1977″ narra el episodio de un niño que, tras escaparse del hotel donde se hospeda con su familia durante las vacaciones de verano, tiene un encuentro fortuito con una chica que construirá un recuerdo indeleble en su paso hacia la adolescencia; mientras que en «Anime» viajará a Japón creyendo por fin poder encontrar su identidad… Igual de parcas en la imagen que en la trama, por alguna razón (llamada talento, quizás), las historias de «Y Nunca Volvió A Suceder» dejan sin embargo una cierta sensación de desasosiego difícil de quitarse de encima.