Difícil trabajo el que tenían ante sí este trío de jóvenes provenientes de las afueras de Londres: nada más y nada menos que dar continuación a uno de los debuts más interesantes del 2009. Pues no me negarán que, a pesar de las obligadas y odiosas comparaciones, «To Lose My Life» (Geffen, 2009) era un álbum bastante interesante, aunque, dicho sea de paso, la prensa inglesa volviese rápidamente a hacer de las suyas encargándose de sobrevalorar y vendernos a estos veinteañeros como la next big thing. Sea como fuere, la música que White Lies ofrecen en esta ocasión sigue revisitando esa amplia horquilla en la que entra toda la cultura pop británica de los 80, y su mérito reside en la capacidad para capturar y mezclar con bastante acierto los sonidos de esa época a pesar de que muchos sigan acusándolos de meros fotocopiadores de música que ya ha sido creada. Y es que, aunque las referencias siguen siendo obvias, sí que se aprecia cierto interés de la banda en buscar su propio sonido, algo que sin ir más lejos han alcanzado Interpol en su cuarto trabajo o los británicos Editors, cuyo reciente acercamiento a la electrónica podría haber inspirado al trío que nos ocupa.
El caso es que «Ritual» (Geffen / Universal, 2011) ya está aquí, y la realidad es que no hay mucha diferencia con su predecesor a excepción de una cierta predisposición hacia la electrónica más clara que en sus anteriores canciones, de manera que ahora los sintetizadores igualan la importancia de esas oscuras guitarras por las que les conocimos. Su primer single, “Bigger Than Us”, ya nos reportó hace algunas semanas alguna pista de por dónde irían los tiros en esta ocasión y, ahora, con la perspectiva de haber escuchado el trabajo entero, podría afirmarse que funciona como perfecto puente entre su dos trabajos. Porque cuenta con un gran estribillo, pero también introduce una serie de arreglos que contribuyen a esa épica de estadio en la que se ha visto definitivamente instalado el trío.
Comienza el disco con «Is Love«, un tema con la elegancia de unos U2 discotequeros de mediados de los 90 en el que queda claro que lo más destacado de estos nuevos White Lies sigue siendo Harry McVeigh y su gran voz. “La sensación de urgencia” de “Strangers” sigue bailando entre la guitarra y la potente batería de Lawrence-Brown y termina desembocando en el riff que introduce “Bigger Than Us”. La siguiente en llegar es “Peace & Quiet”, una de las más destacadas en esta nueva producción de los londinenses. Sea por esas melodías, o ese acertado toque de oscuridad cerca del sonido industrial de gente como NiN, la realidad es que parece uno de los temas con más papeletas a ser presentado como nuevo single. Hasta aquí todo bien. El problema con «Ritual» aparece en una segunda parte que, sin ser mala, lo cierto es que no alcanza el nivel que los londinenses habían demostrado hasta ahora. “Streetlights”, sin ir más lejos, es un tema prescindible, así como el anodino estribillo de “Holy Ghost” o la facilona y grandilocuente “The Power & The Glory”. Es cierto que “Turn The Bells” o “Bad Love” todavía dejan lugar para la esperanza en nuevos y mejores trabajos, pero la sensación general al terminar de escuchar el sophomore de los londinenses es que se han desinflado un poco con respecto a su debut.
El problema a día de hoy con este tipo de bandas que alcanzan la fama tan temprano y llenan los main stages de festivales de media Europa en su primera gira es que, a partir de ese momento, todos sus movimientos se escrutinan con lupa y un mínimo desliz puede servir para casi arruinar tu carrera… Riesgo que, habiendo escuchado detenidamente «Ritual«, corren aquí los londinenses. Esto no debería ser razón suficiente para enterrarlos definitivamente, pues estos chicos siguen teniendo buenas canciones que defender y un directo que los alaba: algo que, a día de hoy, suele ser suficiente para seguir creciendo en popularidad entre el gran público (y, si no, que se lo digan a The Killers o a los hermanos Followill). De momento, White Lies pasarán por España a mediados de marzo y más tarde estarán en el SOS 4.8 murciano… Pues eso, que menuda papeleta.