Fans del abanico que va desde Tame Impala hasta Dum Dum Girls, ¡atentos! Lo de Sunflower Bean va a ser mucho más que el hype de la temporada.
¿DE DÓNDE SALEN? De Brooklyn, a donde llegaron en el verano de 2013 desde su Long Island natal los jovenzuelos Nick Kivlen (voz y guitarra) y Jacob Faber (percusión), recién graduados y dispuestos a patearse locales de diverso pelaje para hacerse un hueco en el circuito underground neoyorquino y dar forma a su proyecto Sunflower Bean. Pero su esquema de dúo duraría poco con la incorporación de Julia Cumming, estudiante de canto clásico que se encargaría de añadir una segunda voz, tocar el bajo y, de paso, reforzar la imagen pretendidamente trendy del grupo -gracias a su actividad como modelo de Yves Saint Laurent-. Aunque lo más importante para ellos en esos inicios era definir su estilo, ya que habían probado con géneros tan dispares como el garage rock y, brevemente, el doom metal. Un proceso de ensayo-error que desembocó en una paleta sonora variada en la que cabía el indie-pop a lo Beach Fossils, el rock de Nirvana, Foo Fighters o Led Zeppelin, la electricidad de The Velvet Underground, la psicodelia de Pink Floyd y el glam de T. Rex.
Es decir, que Sunflower Bean se inspiraban en una mezcolanza de influencias tan rica como difícil de dominar que fueron depurando hasta publicar su primer EP, “Show Me Your Seven Secrets” (Fat Possum, 2015) -con temas de título tan descarado como “Tame Impala”, que no ocultaba en qué referencias se fijaba el trío- y su continuación, el single de doble cara A “I Hear Voices / The Stalker” (Fat Possum, 2015) -en el que la fórmula se centraba en el psych-rock de voltaje variable-. Gracias a estos trabajos, Sunflower Bean fueron pasando de boca en boca a la vez que teloneaban a grupos alternativos de relevancia como DIIV, Wolf Alice o Best Coast. El hype en torno a Kivlen, Cumming y Faber crecía imparable. Así que, como suele suceder en estos casos, la salida de su largo de estreno, “Human Ceremony” (Fat Possum, 2016), sería la prueba de algodón definitiva sobre sus posibilidades y capacidades reales.
NOS TIENEN TÓ LOCOS PORQUE… Aunque no han descubierto la pólvora, Sunflower Bean han entregado un álbum bien resuelto y compuesto por un ramillete de canciones bañadas en reverb, distorsión, fuzz guitarrero, ensoñación melódica y dulce psicodelia que se abren esencialmente hacia el dream-pop (“Human Ceremony”), el indie-pop académico (esta es la base del los dos hits del LP: “Easier Said”, tan dulce como la miel; y “Wall Watcher”, con mayor carga eléctrica), el indie-rock (“Come On”, “This Kind Of Feeling”, “I Was Home”) y el rock regado de polvo cósmico (“Space Exploration Disaster”). Si hubiera que ponerles un pero, sería su contenido lírico, que peca de cierta ingenuidad tanto cuando refleja las típicas tribulaciones de un veinteañero en la gran ciudad en pleno siglo XXI como cuando se eleva hacia cuestiones de mayor calado existencial e incluso religioso. Cosas de la atrevida juventud…
PREDICCIÓN DE FUTURO. Los caminos del hype son inescrutables… Y, ahora mismo, Sunflower Bean se encuentran en esa incómoda posición en la que aún no se lo han quitado de encima totalmente pero empiezan a disiparlo a base de encantadoras y enérgicas canciones. Si siguen esta positiva dirección, Kivlen, Cumming y Faber tienen a tiro cubrir el espacio dejado por bandas próximas geográfica y estilísticamente que se han quedado en el limbo, como Ex Cops. Y, después, pueden acceder a ese nivel superior en el que aparecen grupos reconocidos dentro del pop-rock alternativo estadounidense como Dum Dum Girls.
DOS Y DOS SUMAN CINCO. Juventud neoyorquina + indie-pop-rock + mezcla de influencias + carne de hype = Sunflower Bean
MÁS EN… su Tumblr, su Facebook y su Bandcamp.
MIRA… “Wall Watcher”