En 2014, Voltaica decidieron parar y replantear su propio sonido… Ahora han vuelto renovadísimos, y por eso les entrevistamos en este Fast Date.
En el mundo (negocio) de la música, como en la vida misma, se pueden seguir dos caminos: el convencional o el radical. Los gallegos Voltaica tomaron el primero de ellos en sus inicios allá por el 2008, el cual los llevó por los derroteros en los que se introduce todo grupo que se mueve en los márgenes de la independencia: conciertos en el circuito local, edición de las correspondientes maquetas, salto a los escenarios estatales y presencia en algún que otro festival. Pero la historia de Voltaica empezó a verse amenazada por la permanente búsqueda de una identidad sonora que no acababa de definirse. Así que, antes de que ese monstruo invisible lo engullera, el grupo de Vigo decidió frenar su marcha, reflexionar y replantear sus argumentos sin perder su punzante e implacable esencia rockera.
Aquel parón se consumó en 2014 como colofón a una complicada fase en la que también se produjo la salida de Pavi, bajista, compositor junto a Iván (sintetizadores) y pieza clave del engranaje de Voltaica. Sin embargo, esa situación permitió que los aparentemente torcidos renglones de la banda empezaran a enderezarse. Tras cuatro años de silencio, Sergio (voz y guitarra), Jose (guitarra), Vilas (batería) y el citado Iván volvieron a ofrecer señales de vida embarcados en una nueva etapa y dispuestos a dar una vuelta de tuerca a su estilo y sonido. Quizá resulte exagerado afirmar que Voltaica renegaban de su pasado, aunque sí que lo aparcaban para reformular sus propios esquemas. Por tanto, no sería descabellado pensar que Voltaica no ha dejado de ser la misma banda de antes, aunque es absolutamente diferente.
Esta paradoja se resuelve por obra y gracia del producto resultante de la arriesgada decisión de hacer borrón y cuenta nueva: “Voltaica” (autoeditado, 2018), cuya austera, gris, dura y rocosa portada, sin ninguna clase de adorno superfluo, aporta pistas sobre lo que se aloja en su interior. Enraizados en las sólidas bases del rock, el grunge y el hardcore caracterizados por el prefijo post y del punk, los vigueses desarrollaron un sonido visceral e impactante, que atraviesa la piel como un cuchillo corta un pedazo de mantequilla. Parte fundamental de esta progresión evolutiva ha sido Iago Lorenzo (mago del estudio sin el que no se entendería parte de la escena alternativa galaica), que orientó a Voltaica hacia la dirección adecuada en su condición de productor (y mezclador junto a Joshua Estis –Telefon Tel Aviv, Nine Inch Nails, The Black Queen-; Robin Schmidt –Placebo, The Black Keys– se encargó de la masterización).
La labor de Lorenzo sirvió para encauzar el torrente eléctrico que corría por las venas de Voltaica a través de un molde con poso analógico que le otorga al disco un toque clásico que remite directamente al rock más contundente de los 90 y, en fases puntuales, a ese grupo que pudo haber inspirado el nombre del cuarteto: The Mars Volta. Con todo, tirar sólo de estas analogías sería reducir demasiado el radio de acción de las audaces maniobras de Voltaica, que transmiten rabia y crudeza con una fuerza desbordante.
Y eso que “Voltaica” comienza con delicadeza, como si la banda quisiera despistar a propios y extraños. Pero, a partir de “R”, el álbum entra de lleno en una tormenta arrolladora que roza el noise-rock, el hardcore-metal (“O/I”, “Poland”) y la épica incendiaria (“Las Horas Muertas”). Entre las densas capas de ruido y los pesados riffs eléctricos asoma la voz de Sergio, con la firmeza necesaria para llegar al límite; y las melodías afiladas se abren paso entre descargas de alto voltaje (“Aurora”) hasta alcanzar el final explosivo (“Luz Artificial”) del LP.
Actualmente, la propuesta de Voltaica es una de las más potentes del noroeste ibérico. Su disco demuestra, además, que el grupo ha regresado con energías (nunca mejor dicho) renovadas en el momento apropiado. Así que hay muchas posibilidades de que “Voltaica” suponga el punto de inflexión definitivo que impulse al cuarteto de Vigo… Por todo ello, hemos querido sentarnos con Iván para tener una Fast Date que quedará como nuestro primer recuerdo con una banda que tiene todas las papeletas para hacerse grande en un futuro próximo. [Más información en el Facebook de Voltaica // Escucha «Voltaica» en Apple Music y en Spotify]
1. Esto es una cita rápida: descríbete en tres palabras. Bueno, bonito y barato.
2. Describe también tu música en tres palabras. Mamut en celo.
3. Tu talento secreto es… No hacer nada.
4. Si pudieras obligar al mundo entero a que escuchase un disco en concreto, ese sería… Toda la mierda que escuchan mezclada y en bucle.
5. ¿Último disco que compraste y que, además, te emocionó? Ni idea.
6. ¿El disco que esperas con más ganas para los próximos meses? Buff…
7. Hay un disco de tu mayor ídolo que no te gusta nada pero que siempre defiendes por lealtad. Y ese disco es… No tengo esa lealtad.
8. ¿La red social que no entiendes y en la que nunca te crearías un perfil? Badoo.
9. El primer póster que pegaste en la pared de tu habitación era de… Las Tortugas Ninja.
10. ¿En qué festival o concierto te avergüenzas de no haber estado como espectador? Me hubiera gustado poder estar en el Mad Cool.
11. La cosa más rara que te ha pasado en un concierto (tuyo)… Quedarnos sin frenos en la furgo.
12. ¿Serie de TV favorita? “Twin Peaks”.
13. ¿Con qué personaje de ficción te lo montarías? La persona perfecta.
14. Si fueras un superhéroe, tu poder sería… Aislarme del mundo.
15. Si pudieras cambiar tu cuerpo con otra persona durante 24h, elegirías a… El Fary. Ah, no, espera… está muerto.
16. ¿Cómo pasarías tu último día antes del Apocalipsis? Durmiendo.
17. Algo que no puede faltar nunca en tu casa… Oxígeno.
18. Algo que nunca entraría en tu casa… La maldad, mentira y drogadicción del mundo.
19. Sientes un flechazo inmediato ante las personas que… Saben pensar, leer y escribir.
20. Lo primero que preguntarías en una Fast Date sería… ¿Cómo te llamas?