La historia del nacimiento de Vivalafrins no podría ser más bonita e inspiradora… Pero, ojo, porque lo que realmente te enamorará será su ropa.
Tendemos a pensar en el mundo de la moda como una especie de camino idealizado a la fama en su versión más esnobista… Y tampoco tiene por qué ser así. Es decir, que no todas las historias son la de Zac Posen creciendo entre hijas de ricos y famosos a las que vestir hasta que dio el campanazo y, tras estudiar en las mejores escuelas y pasar una temporada «punki» (todo lo punki que puede ser un blanquito americano de clase más bien tirando a alta), petarlo a base de bien bajo el ala de Anna Wintour en Vogue. No. No todas las historias del mundo de la moda tienen por qué ser así.
De hecho, hay historias mucho más humanas con las que conectar a un nivel de tú a tú… Y una de esas historias es la del nacimiento de la marca Vivalfrins. Al fin y al cabo, esta es una firma que nace de la ilusión y tesón. Mucha ilusión. Y mucho tesón. Todo empezó cuando a Irene le diagnosticaron un problema neuronal que le afacta al oído: un verdadero «turning point» en el que toca replanteárselo absolutamente todo y revisar las prioridades de la vida. La gran ilusión de la vida de Irene, por cierto, era dedicarse al mundo de la moda, así que le puso tesón y aquí estamos, enamorados de Vivalafrins.
El videoclip de «Absolute Begginers» que puedes ver sobre estas líneas, por cierto, no es solo la carta de presentación en sociedad de Vivalfrins… Es mucho más: es la síntesis del espíritu de esta marca que pivota sobre los tres puntales básicos establecidos por Irene: libertad, actitud y feminismo. También toneladas de un DIY que no se traduce en unas prendas punk, que es lo que cualquiera podría pensar al ver las tres siglas del «hazlo tú mismo», sino que se traduce en un optimismo que se contagia al contemplar la ilusión de Irene y todos los que se implican en el proyecto.
Pero, oye, tampoco vayas a pensar tú ahora que el enamoramiento de Vivalafrins se sustenta en esta intrahistoria, porque eso no bastaría si la ropa que produce la firma fuera un cuadro… Y, mira tú por dónde, no solo no es un cuadro, sino que es una verdadera maravilla: las prendas de Vivalafrins son ponibles y confortables, pero siempre aportan algún detalle (el corte, el print) que las hacen únicas, divertidas y originales. Así que ya sabes: enamórate de Vivalafrins por la historia, pero puedes estar segura de que la marca mantendrá viva la llama del amor gracias a su particular visión de la moda. [Más información en la web de Vivalafrins]