¿Hay vida en Vetements tras la marcha de Demna Gvasalia? La nueva colección de la firma demuestra que hay una segunda vida que va a ser muy estimulante.
Hagamos memoria: cuando Vetements empezó a despuntar, la marca se definía a sí misma como un colectivo. Luego llegaría el estrellato de Demna Gvasalia, su llegada a Balenciaga como director creativo y, lo queramos admitir o no, su paulatino ir aparcando la marca con la que alcanzó su popularidad para volcar toda creatividad en su nueva casa. Entonces llegó el golpe de gracia: el diseñador admitía que creía que el discurso de Vetements estaba totalmente agotado y que abandonaba su puesto en la marca para dedicarse al 100% a Balenciaga.
El mundo de la moda se preguntaba entonces si la firma seguiría adelante sin Gvasalia o decidiría plegar velas… Pero aquí estamos, con Vetements dando que hablar gracias a su primer desfile sin Demna, pero con un Gvasalia igualmente. Porque parecía claro que su hermano pequeño Guram tomaría las riendas del negocio (al fin y al cabo, es precisamente eso, el negocio, lo que siempre se le dio mejor). Y no solo ha hecho eso, sino que ha devuelto a la marca a su condición de colectivo y ha plantado sobre la mesa una colección que ya está dando que hablar por múltiples motivos.
Para empezar, por el propio desfile. Vetements convocaba a la prensa en un garaje a oscuras y advertía que, para ver las prendas, necesitarían el flash de sus teléfonos o la linterna que enviaron a algunos de los asistentes. La idea era meter el dedo en la herida: Guram Gvasalia dice que todo el tinglado de los desfiles es extremadamente contaminante, así que ha querido reducirlo todo al mínimo. Hay, además, cierto componente de «somos una marca pequeñita y hay ciertos desbarres -como los de Balenciaga– que no podemos permitirnos«.
Una sensación subrayada por la boutade de hacer desfilar a todo un conjunto de dobles de celebridades y actores: no, Kate Moss, Naomi Campbell, Sharon Stone, Angelina Jolie, Snoop Dogg y Myke Tyson no desfilaron para Vetements, sino que lo hicieron un conjunto de personas que se les parecían. De nuevo, Guram afirmaba que no hay dinero para estas cosas en Vetements… Y es imposible no sentir esta decisión como un dardo envenenado hacia el último desfile de Balenciaga, que fue el primero de la historia de Demna que no se basó en un casting 100% de la calle, sino que de repente lanzó a Bella Hadid a una pasarela en la que no parecía cuadrar de forma natural.
Sea como sea, el principal motivo por el que está dando que hablar esta nueva colección de Vetements es precisamente por la propia colección. No por el tinglado que la rodea. Es una colección en la que puede reconocerse fácilmente el ADN de la firma: grandes abrigos acolchados con cinturón, estética post-soviética, gender-bending, maxi-hombreras… Y, sobre todo un desafío hacia las ideas preconcebidas de la alta costura. Lo que ocurre es que, mientras con Demna todo había adquirido una divertida apariencia de broma, con el nuevo equipo creativo de Vetements (de nuevo, un colectivo) todo parece ir mucho más en serio. La sastrería, los vestidos, los acabados, los accesorios. Todo.
También es cierto que, por mucho que los aciertos de la colección sean grandes, muy grandes, también le sobrevuela la sombra del exceso. Como cuando Alessandro Michele presenta esas colecciones de Gucci que están repletas de ideas pero que cuesta contemplar de forma conexa y coherente, el nuevo Vetements apuesta a muchas cartas diferentes. En algunas, gana las apuestas. En otras, menos. Pero lo interesante aquí es considerar que, en un momento en el que todo el mundo se preguntaba si Vetements cerraría su persiana, este desfile ha demostrado que todavía le queda (mucha) vida. Una segunda vida. Y que puede que la era de Guram vaya a ser tanto o más brillante como la de Demna. [Más información en el Instagram de Vetements]