Justo antes de lanzar nuevo disco, Isa Fernández de Aries sorprende con una novela en la que nos introduce en su contagiosa forma de ver la música… y la vida.
En muchos proyectos musicales manejados a solas, ya sea desde su mismo nacimiento o después de pasar por un engranaje colectivo, resulta difícil distinguir entre la persona que lo guía y la figura artística que lo modela y le otorga identidad. Este es el caso de Isa Fernández Reviriego y su alter ego Aries, desde cuyo origen se observa como su prolongación lógica y consustancial. Y viceversa. Para comprobarlo, basta con escuchar sus dos discos publicados hasta la fecha, “La Magia Bruta” (BCore, 2012) y “Mermelada Dorada” (La Castanya, 2014), cofres que guardan gemas de pop refulgente que ofrecen una idea, desde su fondo hasta su forma, de los componentes creativos y humanos de su autora.
De idéntico modo funciona “Un Rayo Ultravioleta” (publicado por Ediciones Chelsea dentro de su colección Mis Documentos), un libro que plasma la consecuente manera en que Isa ha encarado y desarrolla actualmente su vida -tanto cotidiana como musical- y ayuda a comprender el poso de sus trabajos -sobre todo en solitario- caracterizado por su vitalidad, pero también por cierto regusto agridulce derivado de la nostalgia, las emociones perdidas y los anhelos que se desean hacer realidad.
Isa da una vuelta de tuerca (hasta casi revertirla) a la idea de que el dolor y la tristeza son el alimento compositivo más potente en la música en general y en el pop en particular.
“Un Rayo Ultravioleta” es, en esencia, una autobiografía confeccionada a base de collages compuestos por imágenes, reflexiones y extractos de entrevistas que, en último término, se muestra como un objeto visual y textual a partes iguales, transparente, sincero y tan luminoso como la personalidad y el espíritu artístico de Isa. A partir de retazos privados de recuerdos, impresiones y expresiones, la cantautora bilbaína, con un estilo distendido que la acerca al lector cara a cara -en varios pasajes lo interpela directamente-, traza una línea que une sus inicios (efervescentes a la par que ingenuos) en Electrobikinis, su consolidación grupal en Charades y su salto a la arena individual con Aries conjugando en presente su pasión por la música con detalle, arrebato y una inocencia y una energía perennes. De hecho, a medida que se pasan las páginas, se deduce una especie de actualización del hippismo primigenio que Isa traduce en ánimo de escapismo y en un empeño natural por hacer frente al voraz ritmo vital de hoy en día practicados en consonancia con su condición humanista (mamada desde su niñez) que le permite vivir con alegría y libertad, sin corsés ni convenciones impuestas.
Una panorámica global de la existencia que, obligatoriamente, en “Un Rayo Ultravioleta” se extrapola a la visión que Isa posee de la labor y del negocio musicales y que divide en tres secciones: la honestidad para saber qué no hacer ni aceptar molestas injerencias; la asimilación de influencias para construir un universo propio; y la búsqueda del sueño ideal vivido con los ojos abiertos. En la descripción de este proceso, Isa destapa referencias, filias y fobias en torno al pop como la mejor materia sonora posible, destripa sin pretensiones los entresijos de sus fases creativas y da una vuelta de tuerca (hasta casi revertirla) a la idea de que el dolor y la tristeza son el alimento compositivo más potente en la música en general y en el pop en particular.
Una vez remarcadas y fijadas en la mente sus frases clave, es posible considerar “Un Rayo Ultravioleta”, por un lado, como el mapa de un viaje de exploración interior y exterior que Isa comenzó en plena adolescencia y en el que continúa inmersa; y, por otro, como un perfecto aperitivo de su siguiente álbum bajo el signo de Aries, “Adieu Or Die” (La Castanya / K Records, 2016), cuyo título se desprende de una de sus canciones favoritas de su grupo favorito (nada de spoilers…) que cierra con efusivo optimismo este libro tan encantador como inspirador.