Allá por el año 2009, emergiendo de entre el calor, el tráfico y la suciedad de los suburbios chungos de L.A., apareció la figura de un joven rapero acompañado de sus amigos: Tyler, the Creator junto a su pandilla de lobos se presentaron al mundo. «Bastard» (Odd Future Records, 2010) había nacido. Críticas encarnizadas a varios blogs de música rap, una difícil relación con el sexo y las mujeres, violaciones, un padre ausente y una sesión de terapia -la primera de tres-. Esta era la carta con la que se presentaba Tyler al mundo. Un puñetazo en la boca del estómago de esos que te dejan muerto, vamos. En este momento, el colectivo de Los Angeles OFWGKTA (Odd Futre Wolf Gang Kill Them All) abre una brecha en el mundo de la música. El hip-hop ya no es llevar relojes de diamantes más grandes que los pechos de Pamela Anderson y que cuatro perras se marquen un lap-dance mientras estás estirado en la tumbona de la piscina de tu mansión. No, ahora se trata de gritar con rabia a todo el mundo que se vaya a la mierda y que tu vida apesta, pero no por eso vas a dejar que te arruine.
El resultado de esto es un hype de la hostia por las nubes y el resurgir del rap underground. Pasan dos años y nos plantamos en 2011. Tyler vuelve a atacar la sensibilidad de los más frágiles y lanza «Goblin» (Odd Future Recores, 2011). Una cosa queda clara: este niñato estará mal de la cabeza, pero es un puto crack. En esta segunda sesión con el Dr.TC, Tyler sigue igual de enfadado, pero en «Goblin» se tocan temas mucho más oscuros. Mujeres raptadas y despedazadas, violaciones, asesinatos, frustración, problemas personales y frases tan increíbles como «Rape a pregnant bitch and tell my friends I had a threesome» o «I’m awesome and I fuck dolphins«. Después de contarnos cómo mata a todos sus amigos, Tyler termina la sesión -y el album- con un breakthrough considerable: Dr.TC y el resto de amigos y personajes que nos ha presentado a lo largo de sus trabajos –Tron Cat, Ace, Wolf, etc.- son la misma persona: él mismo. Diferentes caras de una misma moneda. Las críticas caen y el talento de este joven en particular y de su grupo en general son cuestionados por ridículos que no saben diferenciar entre realidad y ficción. A partir de aquí, Tyler decide tomarse una temporada de descanso tras la publicación de «Goblin«. Una pausa que dura dos años que le han cundido de lo lindo: un programa de sketches demenciales en Adult Swim con algunos de sus compañeros de Odd Future -«Loiter Squad«–, un album con el susodicho colectivo -«The OF Vol.2«-, la vuelta de su gran amigo Earl Sweatshirt a los Estados Unidos y la salida del armario por parte de otro amigo e integrante de OFWGKTA, Frank Ocean, tras petarlo mundialmente con su enorme «Channel Orange» (Def Jam, 2012).
De esta forma, como el que no quiere la cosa, nos plantamos en 2013. El presente. Es primavera, la sangre está en ebullición y las temperaturas empiezan a subir. Las ganas son muchas y, gracias a Dios, el momento ha llegado: el lobo pródigo a vuelto. El tercer album de Tyler sale a la luz. Bienvenido, «Wolf» (Odd Future Records, 2013). Esta vez, Tyler se aleja del hermetismo de «Goblin» y abre su producción al gran público. La etapa de rajar a las mujeres ya se le ha pasado. Las drogas siguen ahí, pero ya no son ese divertido juguete con el que trastear y acabar cometiendo auténticas locuras. Los temas que ocuparon las canciones de Tyler con anterioridad vuelven a estar presentes: el ataque a los medios y a la crítica musical, la difícil relación con las mujeres, la fama, la figura de su padre -o, más bien, la ausencia de ella-, etc. Pero esta vez Tyler, aún sin perder la rabia que la caracteriza, se contiene, hecho que ayuda a alejar todas las críticas, tanto de misógino como de homófobo, que se le han hecho a lo largo de los años desde que saltó a la fama. Aun así, por mucho que esté algo más contenido que en trabajos anteriores, esto no significa que deje de utilizar palabras sensibles para los homosexuales como fag o faggot y de desprestigiar a la mujer. La única diferencia es que ahora lo hace para reírse de sus detractores y para trolear a quien se quiera preocupar de darle más importancia de la que tiene todo este asunto. El tío es un cachondo: sólo hace falta seguirle por Twitter o Instagram para darse cuenta.
A lo largo del álbum vemos una clara evolución, no tanto temática (si bien los temas tratados tienen matices bastante menos oscuros y más accesibles que en «Goblin«) como melódica. En «Wolf«, Tyler demuestra que ha crecido como productor, compositor y letrista. Tanto es así que él mismo se produce todas y cada una de los 18 temas que componen el álbum, dándole una cohesión brutal a todo el trabajo. El gusto por sintetizadores enfermizos y texturas oscuras sigue ahí, haciéndote sentir que estás viviendo en una pesadilla. Una en la que te gustaría estar, pero pesadilla igual. Vamos, los hechos narrados en «Wolf» tienen lugar en el Campamento Flog Gnaw, un lugar para adolescentes problemáticos: un lugar con una atmosfera fantasmagórica en el que te daría miedo estar porque la cosa se puede poner muy chunga y puedes acabar muy mal, pero en el que a la vez querrías estar por si cabe la posibilidad de una proyección con participación de «Mentes Peligrosas». En esta ocasión, los sintetizadores y los bajos se mezclan con beats derivados del jazz que aligeran el asunto.
De forma similar a «Bastard» y «Goblin«, «Wolf» es un amalgama de sentimientos. El resentimiento hacia su padre en «Answer«, la rabia hacia la prensa y sus detractores en «Rusty«, la tristeza detrás de «48» acompañada por unos de los beats mejor conseguidos de todo el album y que está acompañada por una introducción del eterno Nas; la obsesión, la locura y el amor en «IFHY«; la inocencia en «Treehome95» o incluso la demencia de los fans acérrimos que no le dejan ni un ápice de privacidad en «Colossus«. Al alternarse tantos y tan dispares sentimientos, como si de un bipolar se tratase, el ritmo del album se balancea constantemente. La primera mitad es marcadamente intesa con locuras como «Domo 23» o «Jamba«, pero a partir de ahí la cosa se relaja y llega casi a un estado de semi trance en mi preferida «PartyIsntOver/ Campfire/ Bimmer«. Una vez aquí, la cosa se vuelve a disparar con temas como «Pigs«, donde se nos explica cómo reaccionan los niños que sufren bullying -pegando tiros a todos los que se reían de ellos-, «Rusty» donde Sam -uno de los personajes principales del album junto a Wolf– le pega un tiro a Earl Sweatshirt y desencadena el infierno en el campamento- o «Trashwang«.
«Wolf» no representa la tercera sesión con Dr.TC –esta está aún por llegar, a ver si lo hace en el cuarto album-, sino que es una especie de diario donde Tyler documenta muchas de las cosas que le han sucedido, desde ser su propio terapeuta hasta mofarse de la nueva fama adquirida, pasando por la muerte de su abuela -el verdadero motivo de todos los problemas que tiene, como relata en «Lone«–. «Wolf» supone un paso hacia delante tanto en lo profesional como en lo personal para Tyler. La brutalidad y la honestidad con la que escupe a todos los seres humanos y a todas las situaciones que le han dejado maltrecho en su vida siguen ahí, pero esta vez ya no es una simple rabieta de niño, sino que cada vez es más consciente del peso que tienen sus palabras y que estas pueden ser la mejor manera de herir a quienes le hayan herido. En definitiva, Wolf es el paso natural que Tyler, the Creator tenía que dar y deja todavía más claro lo que ya sabíamos: si le quieres, le querrás aún más. Si lo odias, vas a querer matarle.
GOLF WANG.