¿A que a ti te gusta que te paguen por tu trabajo? Pues a nosotros también, así que deja que te expliquemos nuestra postura ante el contenido patrocinado.
Ayer mismo, Twitter publicaba sus nuevas directrices de seguridad a la hora de intentar frenar la horda troll en la que se está convirtiendo esta red social. Y es que, si te lo paras a pensar, lo de los 140 caracteres es el caldo de cultivo ideal para que dentro de él proliferen monstruitos de esos de tirar la piedra y esconder la mano, de insultar con frases lapidarias sin hacerse responsables de sus opiniones, de dar preferencia al impacto por encima de la profundidad de campo. Pero no nos engañemos: esto no es un mal exclusivo de Twitter, sino que también lo padecen el resto de redes sociales.
Y, por extensión, lo padecemos también todos los medios que nos apoyamos en esas mismas redes sociales como herramienta para dar visibilidad a nuestros contenidos. De hecho, la cosa ha llegado a tal nivel de relación de dependencia que la mayor parte de estos mismos medios han substituido el recuadrito con los comentarios habituales al final de cada post (un recuadrito que suele estar auto-gestionado por la propia web) por los mismísimos comentarios pero en su versión de Facebook (gestionados por el gigante social). Es más fácil. Es menos engorroso. Y, de hecho, nos pongamos como nos pongamos, los diálogos ocurren allá, en Facebook y en Twitter, y no aquí, en nuestra web.
El problema es que, como ocurre con los 140 caracteres de Twitter, los comentarios de Facebook (y de cualquier otra red) también alimentan al troll que todo el mundo lleva dentro. No quiero decir que absolutamente la totalidad de la población mundial sea así y, la verdad, hay ocasiones en las que la gente comenta algunas de nuestras publicaciones con una profundidad y un acierto que merecería un nuevo artículo por sí solas. Pero otras veces, no. Otras veces matarías a los comentaristas.
Por poner un ejemplo: yo mismo publiqué hace unas semanas un artículo en profundidad en el que me extendía ofreciendo reflexiones y motivos por los que (creo que) The xx se han convertido en la banda más relevante de esta década (puedes leerlo aquí). Era un artículo largo, puede que demasiado largo. Y, aun así, hubo alguien que tuvo a bien responder «esta otra banda es más relevante«. Ahí, con tó su coño. Sin más. Sin explicaciones, justificaciones ni contextualizaciones. Esto es lo más parecido a salir del cine apasionado, darle una chapa a tus colegas intentando explicar en profundidad toda la peli y que, de repente, uno te responda «la peli es una mierda y tu opinión también«, se levante y abandone la sala.
Y si digo todo esto es porque, en los últimos meses ha habido toda una serie de comentarios de este tipo que me han tocado la moral particularmente (y siempre desde la parte que me toca como director de Fantastic). Son esos comentarios que simple y llanamente espetan «anda que no se nota que os han pagado por publicar este artículo» o «se os ve el plumero» o «¿cuánto os han pagado por esta mierda?» o «cómo se nota que esta marca os hace campaña«. Es el mismo modus operandi descrito un poco más arriba: es tirar la piedra y esconder la mano. Es emitir un juicio de valor de algo sobre lo que a lo mejor no tienes la suficiente base para juzgar.
Es como si la dependienta de una tienda de ropa me trae al probador unos pantalones que no me gustan y yo se los tiro a la cara gritando «¿cuánto te paga esta puta marca por traerme estos pantalones?«. Surrealista.
Así que, dispuesto a ser siempre lo más transparente posible, me he dicho: ¿por qué no escribir a este respecto? Al fin y al cabo, y aunque nunca lo hayamos dejado por escrito en ningún sitio, Fantastic se rige siguiendo un estricto código moral a este respecto. La base de ese código moral dice que, si publicamos un post patrocinado por una marca, al final de ese mismo post aparecerá la leyenda [Post Patrocinado]. Así de sencillo. Si esa leyenda no aparece, es que no nos han pagado por él. Por mucho que pienses que sí, es que no. Por mucho que creas que las sandalias de pelo de Rihanna para Puma (por poner un ejemplo real) son un cuadro y que, por lo tanto, si estamos hablando de ellas es porque nos pagan, pues resulta que no, que nos chiflan, y que si hablamos de ellas es por eso, porque nos chiflan. Y porque nos da la gana.
Resulta extraño ver cómo cierta facción de lectores se toman que publiques algo que no les gusta personalmente como un ataque directo, como algo que atenta contra su libertad, como un robo en toda regla contra lo que tienen todo el derecho del mundo a actuar. Y, ojo, que realmente todo el mundo tiene derecho a reaccionar. No voy a decir que no. Pero aquí también debería entenderse otro factor atenuante: si publicamos posts patrocinados en Fantastic es, básicamente, porque lo necesitamos. Porque los medios online en España siguen estando bastante mal pagados y porque, por mucho que odie llorar por las esquinas, nuestra web se sostiene comercialmente muy a duras penas.
Más todavía: resulta que el paradigma de publicidad online está cambiando a marchas forzadas. Si las campañas de banners nunca llegaron a estar tan bien pagadas como un anuncio en una revista impresa, por ejemplo, ahora resulta que las marcas y los anunciantes ya no están interesados ni en hacer campañas de banners: el contenido es su nuevo objetivo. Quieren contenido diferencial… Y están pagando por ello. Por eso mismo es muy probable que en los próximos tiempos veáis un aumento de [Posts Patrocinados] tanto en nuestra web como en cualquier otra web que leáis con frecuencia.
Ahora bien, aquí de nuevo me gustaría dejar bien clarito que Fantastic se sigue rigiendo por un estricto código moral: sabemos que nuestra praxis nunca nos sacará de pobres pero, aun así, nuestra actitud hacia el contenido patrocinado no es un «todo vale«. Tenemos que verlo claro. Tenemos que creer que el contenido va a encajar en nuestra web y, sobre todo, nos aseguramos el derecho a ofrecer ese mismo contenido en nuestros propios términos, con nuestro enfoque, usando nuestro propio lenguaje, imponiendo nuestro estilo. Queremos que nuestro contenido patrocinado sea especial, único y tratado con mimo. Al fin y al cabo, los lectores suelen decirnos que lo mejor que tiene Fantastic es el punto de vista con el que miramos las cosas, así que queremos pensar que somos y seremos capaces de enfocar este tipo de patrocinios sin que dejen de ser amenos, divertidos e incluso relevantes para el lector.
Otra cosa diferente es que alguien se sienta atacado, ofendido o vulnerado por el hecho de que a nosotros nos paguen por escribir sobre un contenido en concreto. Lo que, por otra parte, no tiene sentido. Esto es como si yo me voy a un Burger King, pido una hamburguesa y, cuando el dependiente me la sirve, escupo sobre ella, le digo «te parecerá bonito que te paguen por hacer esta mierda» y salgo corriendo por la puerta del restaurante. Es como si la dependienta de una tienda de ropa me trae al probador unos pantalones que no me gustan y yo se los tiro a la cara gritando «¿cuánto te paga esta puta marca por traerme estos pantalones?«. Surrealista. Y eso que ni he entrado ni voy a entrar en el hecho de que, al fin y al cabo, los lectores acceden a Fantastic de forma totalmente gratuita y que, por lo tanto, de algún sitio tendremos que sacar nosotros un mínimo de beneficio, ¿no?
Ha de constar en acta que no digo todo esto como reprimenda a cierta parte de los lectores que nos dejan comentarios. Simple y llanamente quería explicar de forma extensa y sensata la postura de Fantastic ante el hecho de que nos paguen por nuestro trabajo para que, en el futuro, cuando alguien nos deje algún comentario al respecto, podamos remitirle a este texto. A lo que, por otra parte, serán totalmente libres de responder con un lapidario «pues vaya mierda de opinión«. And so the story goes.