[dropcap]3.[/dropcap] JUEGO DE EQUIPO. Aprendida la primera lección, toca seguir probando el resto de roles: los cuatro cazadores. Este equipo siempre está formado por cuatro personajes que asumen cuatro roles inamovibles: trampero (es el encargado de ir poniendo «alarmas» en el terreno para que el monstruo las active y desvele su posición, además de ser el único que puede activar la mencionada cúpula tipo cárcel que encierra al Goliath dentro durante todo un minuto preciosamente aprovechable para tirarle encima toda la munición), apoyo (con una especie de harpón que sirve para ralentizar al monstruo), asalto (la fuerza bruta del equipo, con varias armas dispuestas a hacerle mucha pupita al Goliath) y médico (que debe mantener en vida continuamente a sus compañeros a base de curas de diferente tipo). En la versión final cada rol podrá ser jugado por diferentes personajes, aunque en nuestra partida sólo había un personaje por rol. Todos ellos, sin embargo, comparten una característica común: un jetpack que te permite cubrir grandes distancias a vuelo en poco tiempo. La contrapartida es que el jetpack se agota rápidamente y tienes que dejarlo reposar para recuperar el impulso (y aquí prima la ley de Murphy: siempre te quedas sin gas cuando tienes que escalar una puñetera montaña y escapar de la bestia).
Aquí llega el verdadero meollo de la cuestión: si manejar al monstruo es un acto de soledad desparramante (que incluso es visto por el jugador en tercera persona), en cuanto nos metemos en el grupo de cazadores las cosas se ponen más personales, adoptando una primera persona que te ayuda más todavía a la hora de tener un control milimétrico sobre tus tácticas. Y es que si hay alguien que piense que esto de «Evolve» va a ser una burrada de esas en las que lo único que tienes que hacer es apretar el gatillo, va bien equivocado. Para ejemplo, un botón: tras manejar al Goliath, pedí que por favor me dejaran al mando de la doctora porque pensaba que sería el rol más sencillo. ¿Cuál fue el resultado? Que, acostumbrado al monstruo y recién aterrizado en la dinámica de equipo, lo único que conseguí fue el récord de tiempo en el que la bestia asesinó a mis compañeros. Moraleja: interioriza bien tu papel antes de meterte al trapo. Porque, como en la vida real, aquí las brabuconerías tienen consecuencias. Mortales, para más inri.
[dropcap]4.[/dropcap] CAMPO DE BATALLA (Y DE DESPARRAME). En la versión que probamos de «Evolve» sólo pudimos jugar en un único escenario. Y, oye, que ya está bien. Este va a ser un juego que te pida múltiples conocimientos: el de las habilidades de la bestia, el de las posibilidades de los cazadores… Pero también el conocimiento absoluto del terreno de juego. Habrá mapas más grandes (lo que implica un mayor juego táctico) y mapas más pequeños (con un continuo enfrentamiento entre bestia y cazadores), y el que nos tocó jugar a nosotros fue uno de extensión media en la que debíamos ser los propios jugadores los que decidiéramos qué tipo de juego preferíamos. Había bosques, lagos, montañas y una especie de fábrica como espacio central en el que acababas siempre perdiéndote de forma (dulcemente) laberíntica. También había recovecos extraños que la bestia podía utilizar para evolucionar o para esconderse. Lo que conduce a una conclusión básica pero necesario: de nuevo, utiliza la cabeza antes de entrar en el combate. Y no la utilices para pegarte cabezazos contra los otros jugadores, sino para interiorizar todos y cada uno de los rincones del mapa.
[dropcap]5.[/dropcap] ¿LOCURÓN O TÁCTICA? Como ya he dicho más arriba, en «Evolve» son los propios jugadores (bueno, el equipo de cazadores para ser más exactos) los que decidan cómo quieren que sea su partida: un todos contra todos vibrante o una cacería lenta donde primen las tácticas a distancia. Aquí haré una confesión extraña: mi única experiencia con este tipo de juegos ha sido con títulos en los que básicamente avanzabas por un mapa, esperabas a que te metieran un tiro al azar y, diez segundos después, reaparecías en algún punto del escenario para empezar de nuevo desde el principio. Nunca he llegado a engancharme a este tipo de juegos por ese componente de absurdo que, sí, engancha, pero que al final te hace pensar que tampoco hay mucho espacio para la táctica, sino para la suerte. Eso es precisamente lo que engancha de «Evolve»: aquí no hay sentido del randomness, sino que todo está pensadísimo para que las partidas sean un equilibrio perfecto entre las tácticas que darán sentido a las partidas y un vibrante gameplay que te mantendrá pegado al mando. Ya he dicho en la introducción que es demasiado aventurado decir que un único lanzamiento sea capaz de cambiar la historia de los videojuegos a día de hoy… Pero, qué queréis que os diga, lo que sí que tengo claro es que «Evolve» va a cambiar mi historia de los videojuegos. Y no creo que sea el único.