El verano ya está aquí, el verano ya llegó. Y con él y sus cosas buenas (las cervecitas, la playita, la jornada intensiva, las ofertas de Port Aventura…) también llegan su cosa mala: el calor. Y otra cosa peor: lo mal que lo gestiona la gente. Hace dos siglos, los imperativos de la moda obligaban al decoro en todo momento. Esa cosa tan mariquita del calor no era excusa para evitar que la gente tuviera que ir vestida de la cabeza a los pies si pensaba písar la calle. Aquí no nos vamos a poner tan talibanes como para pedir que vuelva el traje de tres piezas en agosto, pero no negaremos que, con la excusa de que se le calienta el culo, la peña se toma a veces unas ligerezas estéticas que no podemos aprobar. Tu tienes calor y quieres ir con esas pintas por la calle. Vale, lo entiendo… pero no lo comparto.
En FPM hemos seleccionado cinco prendas de esas que atentan contra las normas del buen gusto, del decoro y de la educación cívica. Cinco inventos del demonio que, en aras del «ande yo no caliente y jódase la gente«, convierten nuestras calles en una pasarela de horrores y despropósitos fashioniles que sólo consiguen que deseemos con fuerza que llegue otra vez el frío y que la peña se tape un poquito más… O que en Groupon regalen más bonos para sesiones de cavitación y mesoterapia.
5. LAS PRENDAS COLOR BLOCKING. El año pasado, cuando paseaba por Portal del Àngel y veía la masa de prendas fucsia y naranja que invadía los escaparates, me sentía un poco como el niño repelente de «El Traje Nuevo del Emperador» (es una sensación que se repite a menudo): «¿¿¿es que no veis que eso parece de Agatha Ruiz de la Prada???«, me preguntaba horrorizada en mi ínterin, viviendo sin vivir en mi. Porque, vamos, aquí todos a criticar a la mujer de Pedro J por hortera y petarda, pero en cuanto nos ponen una edito en el Harper´s Bazaar combinando sus colores, se nos hace el chichi Aperol y todas a copiar la dichosa tendencia. El fucsia y el naranja son colores que no. No se llevan bien, no son complementarios, ni del mismo partido político, ni de la misma acera ni de nada de nada. Si fueran persona,s no se darían ni la hora el uno al otro. Entonce, ¿por qué unir en la ropa lo que tendría que haber separado el hombre? ¿En qué planeta es esa una combinación agradable? ¿A quién coño se le ocurrió esto? (y no me refiero a Agatha, que por una vez no tiene la culpa porque a ella sólo le hacen caso Chicote y Bimba Bosé). Y, lo que es peor: ¿por qué seguimos viéndolo en la calle, en la tele (Samantha de MasterChef es fan) y en todas partes? ¿Hasta cuándo va a durar esta locura?