THE MEXICAN. Hubo un tiempo en el que yo tenía más tiempo libre y mi padre mejor salud e íbamos bastante a menudo al cine juntos. En los multisalas de mi pueblo (que por aquél entonces olían a nuevo y ahora mismo se caen a trozos) nos tragamos mierda de proporciones bíblicas que a él le sabían a gloria. En aquellos días vimos «La Tormenta Perfecta«, «El 6º Día«, «Cowboys del Espacio«… Cosas así. Él salía entusiasmado y yo feliz de verlo contento. Sabía que salía de ver un truño, pero todas esas películas las recuerdo con mucho cariño (aunque no volvería a verlas en ma vie).
Entre los mierdolos que nos comimos estaba «The Mexican«. Os sonará porque fue la típica cosa hollywoodiense que sirvió para unir en la pantalla a Brad Pitt (cuando todavía era un tío bueno y no un padre sacrificado) y a Julia Roberts (cuando le importaba a alguien). La cosa iba de un tío (Pitt) que se metía en un follón tremendo al robar una pistola antigua y mientras él huía dirección Méjico, a su novia (Roberts) la secuestraba un mafioso (o algo así). Resulta que ese mafioso estaba encarnado por Gandolfini, que por aquel entonces estaba totalmente on fire gracias a Los Soprano. La peli era un bodriete que sabía a timo porque mucho Pitt–Roberts, pero al final estos dos no compartían plano hasta el final (lo que sonaba a grabación de un disco de los Guns n’ Roses). Pero la que salió ganando fue sin duda la Pretty Woman, que compartía escenas con un James brutal que trasladaba a la gran pantalla ese hartazgo vital que tan bien supo manejar en «Los Soprano» pero destapando una vis cómica que lo humanizaba y lo adornaba un montón. La peli me pareció un truñaco entretenido y Gandolfini estaba tremendo como el mafioso gay que aguanta lo indecible a la insoportable Roberts haciendo de Roberts todo el rato y que, sencillamente, no es digna de compartir plano con él.
De todas esas escenas juntos me quedo con esta en la que Roberts le obliga a confesar a Winston Baldry que es gay en un bar de carretera y durante la que recuerdo que mi padre soltó algún ruidico de sorpresa porque, imagino, no se podía esperar que un personaje tan rotundo fuera de la acera de enfrente. A mi padre le encantó la peli. Quizá esta sí vuelva a verla en homenaje al gran James. [Estela Cebrián]