[dropcap]4.[/dropcap] SUMMER OF BLOOD. Todo empieza como cualquiera de esos melodramas indies que están surgiendo de las mazmorras del humor neoyorkino, ya sea «The Comedy» de Rick Alverson o «Almost in Love» de Sam Neave: uno de esos nerds que rozan lo cool, un inadaptado entrañable pero desastroso que se niega a afrontar la madurez hasta que… ¡Hasta que nunca! Porque este barbudo interpretado por el mismo director, Onar Tukel, podría tomarse el hecho de que su novia le pega la patada como un «wake up call» definitivo, pero justo en ese momento es mordido por un vampiro que le ofrece el regalo definitivo: la eternidad como Peter Pan (bueno, como un Peter Pan sangriento que tiene una urgente necesidad de sangre). Una especie de mezcla de cine vampírico y mumblecore que está llamada a convertirse en una cinta de culto hipster. Tiempo al tiempo.
[dropcap]3.[/dropcap] LA MANIOBRA DE HEIMLICH. Toda obra que venga con la etiqueta de «escrito por Javier Calvo» debería tener reservado el Top 3 de cualquier lista… Eso para empezar. Pero es que «La Maniobra de Heimlich» ofrece muchas otras excusas para que se la considere de lo más esperado de este Festival de Sitges 2014. Para empezar, su propia historia: la película se centra en el personaje de Alex Pareja, escritor que se hizo famoso con una primera novela en la que narraba la absurda muerte de una antigua novia. Diez años después, le ofrecen dirigir la película basada en el libro. De esta forma, la película se acaba convirtiendo a la vez en una sátira literaria y en una crítica cariñosa pero destructiva a la escena más cool barcelonesa. Y, oye, no es por nada, pero viene dirigida por Manolo Vázquez, hijo del Gran Vázquez y conocedor en primera persona de esa escena que está ironizando. ¿Cómo no mojarse un poco al pensar en toda esta suma de factores sublimes?
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[dropcap]2.[/dropcap] NIGHT FIGHT. LeeSong Hee-il está considerado uno de los directores queer más necesarios de la escena cinematográfica actual… Y, sí, está claro que utilizar el término «queer» está totalmente desfasado, pero aquí está precisamente lo relevante de este caso: Hee-il es un director queer en un país, Corea del Sur, donde este tipo de voces reivindicativas todavía son necesarias. «Night Fight» narra la historia de dos chicos que fueron mejores amigos en el pasado y que se rencuentran en la puerta de un bar gay mientras uno de ellos sale de allá y el otro huye de una banda que le está persiguiendo. A partir de entonces, y con el opresivo ambiente de instituto coreano como marco de opresión, los dos chicos se acabarán embarcando en un viaje de no retorno hacia una espiral de violencia y crispación. Y, de paso, LeeSong Hee-il deja al descubierto una sociedad en la que, por desgracia, la comunidad gay todavía ni se atreve a pedir una normalización.
[dropcap]1.[/dropcap] P’TIT QUINQUIN. La capacidad de Bruno Dumont para encapsular la tensión malrollera en ambientes estáticos, casi pictóricos, ya quedó suficientemente probada en obras magnas como «La Vida de Jesús«, «Hors Satan» o la inconmensurable «Camille Claudel 1915«… Por eso el público en general y la crítica al completo se han quedado un poco con el culo torcido cuando Dumont ha decidido pasarse al formato de comedia folletinesca pensada para ser emitida como una serie televisiva. ¿Cómo abordarla? ¿Como una excepción? ¿Como la apertura de nuevas vías explorativas para Dumont? Sea como sea, tanto en Cannes como en San Sebastián «P’tit Quinquin» ha sido señalada como una experiencia de cine pura e intensísima. El film narra la historia de una investigación policial que, en un pueblucho rural del norte de Francia, se topa con la actitud entorpecedora de una banda de niños comandada por el pequeño Quinquin. Y, sí, «P’tit Quinquin» dura más de tres horas, pero dicen por ahí que es un tiempo que no sólo pasa volando, sino que te cambia un poquito la vida.