El Festival de Cannes 2014 acaba de clausurar una edición bien calentorra… Desde la redacción de FPM realizamos el Top 10 con los films que más nos han impactado.
[dropcap]C[/dropcap]ada nueva edición del Festival de Cannes es algo así como un cambio de partido político en el Gobierno: eres consciente de que los efectos de ese cambio de paradigma han sido radicales desde el minuto cero… Pero también sabes a la perfección que esos mismos efectos no pueden ser cuantificados sin una distancia temporal, que el mundo va a necesitar cierto tiempo para asimilar lo que ha pasado y para analizarlo de forma pormenorizada. De esta forma, el mundo cinéfilo va a necesitar un buen tiempo para digerir todo lo visto en el Festival de Cannes 2014, que se ha celebrado del 14 al 25 de mayo: está claro que, a primera vista y de forma demasiado simplista, uno podría pretender que el palmarés del certamen es una forma fidedigna de ponderar el alcance de lo allá visto. Pero ya se sabe que los premios de un festival nunca son un pulsómetro real de lo que allá se ha vivido, y que es necesario que transcurran los meses y que el boca-oreja haga su efecto para que las verdaderas joyas ocultas del festival empiecen a brillar con el fulgor que se merecen.
Aun así, a mínimo que uno haya seguido la actualidad del festival, tampoco es difícil hacerse una primera idea de qué es lo que nos va a tener hablando los próximos meses… Es por ello que, desde la redacción de Fantastic Plastic Mag, hemos querido recopilar nuestro Top 10 de imprescindibles del certamen. Ya lo hicimos el año pasado (en este artículo) y lo cierto es que acertamos de pleno a la hora de definir si no lo que iba a interesar al mundo del cine, sí por lo menos lo que nos iba a interesar a nosotros durante el año que estaba por venir. En esta ocasión, y como hemos vuelto a «disfrutar» Cannes desde la distancia, volvemos a advertir que la selección no podría ser más personal e intransferible: seguro que se nos escapan muchas joyitas, pero ya iremos ampliando en los próximos meses. Quedan fuera perlas como «National Gallery» de Frederick Wiseman, «Jauja» de Lisandro Alonso, «Two Days, One Night» de los Dardenne, «P’Tit Quinquin» de Bruno Dumont, «Winter Sleep» de Nuri Bilge Ceylan o «The Blue Room» de Mathieu Amalric. También quedan fuera algunos de los bluffs como «Lost River«, el debut de Ryan Gosling detrás de la cámara. Pero, sea como sea, aquí está lo que más nos ha hecho la boca agua en este Festival de Cannes 2014.
[dropcap]ME.[/dropcap] GOODBYE TO LANGUAGE, de Jean-Luc Godard. Godard debe estar presente en cualquier lista de cualquier festival en el que presente cualquiera de sus trabajos… Pero, a la vez, también debe estar «por encima» de cualquier lista. Es por eso que «Goodbye to Language» aparece aquí como una Mención Especial: como siempre, lo nuevo del director francés ha sido amado y odiado a partes iguales en Cannes. El acercamiento de Godard al 3D podría parecer una eco de su anterior «Film / Socialisme«, pero lo cierto es que muchos son los que han avanzado que «Goodbye to Language» no sólo es más juguetona que su predecesora, sino que incluso también muestra una mayor vocación narrativa (algo que, sinceramente, muchos habíamos descartado ya como una posibilidad en la filmografía de este realizador). ¿Llegará esta locura de Godard al que debería ser su hábitat de distribución natural (es decir: las salas de cine)? Parece improbable. Pero, sea como sea, «Goodbye to Language» ya nos tiene a los fans habituales del director rastreando nuestro festival más cercano para ver si cae la breva.
[dropcap]10.[/dropcap] PRIDE, de Matthew Warchus. El año pasado, el fenómeno de «Behind The Candelabra» dejaba muy clara la vocación gay-friendly del Festival de Cannes. Y, en su edición de 2014, si ha habido un film que haya brillado con la bandera del arcoiris (literalmente), ese ha sido «Pride«… El punto de partida podría parecer algo weirdo: Matthew Warchus narra los sucesos reales en los que un grupo de gays y lesbianas decidieron recaudar fondos para apoyar la causa de los mineros que detuvieron su trabajo en señal de huelga durante el año 1984 en Gran Bretaña como protesta ante la política avasalladora de Margaret Thatcher. La comedia está servida: los mineros, de entrada, poco contacto quieren tener con esta panda de maricas. Pero de este tipo de situaciones es de donde nace habitualmente la comedia. Y, en este caso, en Cannes se han llegado a emplear palabras tan mayores como afirmar que «Pride» es el mejor melodrama social británico desde «Billy Elliot«. Que cada uno decida si la comparación es algo positivo o negativo para él.
[dropcap]9.[/dropcap] CLOUDS OF SILS MARIA, de Olivier Assayas. Lo nuevo y lo viejo, siempre en eterna lucha. Y resulta curioso que, en un año en el que Cannes ha estado más por lo segundo que por lo primero, le hayan dado la Palma de Oro a una película que versa sobre la edad y la decadencia artística, como si fuera un pequeño gesto de «nos damos cuenta, pero…«. Aquí, Juliette Binoche no tiene que vérselas con una actriz joven, sino con dos. Y no sólo dentro de la pantalla (donde el choque generacional es frontal), sino también fuera. Dicen que Krysten Stewart está mejor que nunca, Chlöe Grace-Moretz va hacia arriba como un globo cargado de helio y Binoche, por su parte, representa todas las inseguridades posibles que puede provocar el ser mujer y actriz en la cuarentena. Mientras tanto, un film que nos habla de una actriz que tiene que asumir el paso del tiempo, la llegada de la vejez y que observa cómo su carrera desciende en caída libre como si despeñara por las imponentes montañas de esa localidad en Suiza donde transcurre toda la historia mientras lo que sube es su obsesión por una actriz joven que le roba el papel que la hizo famosa veinte años atrás.
[dropcap]8.[/dropcap] FOXCATCHER, de Bennett Miller. «Foxcatcher» protagonizaba otra de las polémicas del festival: está claro que Bennett Miller tiene sus defensores y sus detractores, pero el director de «Moneyball» y «Capote» presentaba con la cabeza bien alta una película que -de entrada- parece aunar las obsesiones de sus anteriores dos trabajos. Aquí hay deporte, pero también relaciones insanas que rozan lo homoherótico… «Foxcatcher» deja al descubierto la historia real del mutlimillonario John du Pont (un irreconocible Steve Carell dispuesto a arrasar en todos los premios habidos y por haber), un señor ultra-patriota, paranoico y esquizofrénico que construyó en su un centro de entrenamiento de lucha libre en los límites de su propia casa. Allá se desarrollaría su «amistad» con el luchador David Schultz (Channing Tatum), que acabaría por tener un giro bastante impactante. Hasta aquí podemos leer. Añadir sólo que, si nos guiamos por el trailer, «Foxcatcher» está programada genéticamente para petar taquillas, dividir a crítica y convertirse en uno de los films del año.
[dropcap]7.[/dropcap] MAPS TO THE STARS, de David Cronenberg. El mundo se divide en dos tipos de personas: los que piensan que «Cosmopolis» es una maravilla y los que opinan que es una mierda pinchada en un palo. Y entre los segundos hay mucho fan de Cronenberg, no se piensen. Así que lo nuevo del canadiense llegaba a Cannes con más dudas y expectación de lo que ya de por sí es habitual. Con él, Julianne Moore (que se ha llevado el Premio a la Mejor Actriz) y Robert Pattinson (que repite polvo en una limusina) en una película que dispara a matar sobre el star stystem hollywoodiense y ese way of life tan de cartón piedra y demencial que abunda en las colinas de Hollywood. Muchos la han comparado con «Mulholland Drive» (mismo paisaje, mismas obsesiones), pero tampoco es que Cronenberg sea un director que necesite ningún tipo de comparación para arrastrar al público al cine. Y, por lo visto, según lo que ha dicho la crítica, «Maps to the Stars» se vende muy bien por sí misma.
[dropcap]6.[/dropcap] MOMMY, de Xavier Dolan. A Xavier Dolan o lo adoras o le tienes una tirria que no puedes con tu vida. De hecho, sentir lo segundo no está reñido con lo primero. 25 años, tupé de oro, la hipsteria y la intensidad como forma de vida y cinco películas como cinco soles que te pueden gustar más o menos, pero que demuestran el paso tan firme con el que se mueve este chico. En una edición a la que, sobre todo, se le acusaba de cierto olorcillo a viejuno y a polilla, la nueva propuesta de Dolan caía como viento fresco; y más después de la oscura «Tom at the Farm«. Con «Mommy«, el quebequiano vuelve a sus rollos freudianos poniendo en primer plano la relación tormentosa de un hijo que está mu mal de lo suyo y su madre, que está más chiflada todavía. ¿Relevo generacional? Así, sí. Gracias.
[/nextpage][nextpage title=»Del 5 al 1″ ][dropcap]5.[/dropcap] STILL THE WATER, de Naomi Kawase. Cualquiera que haya disfrutado con «Shara» o con «Hanezu no Tsuki» sabe que Naomi Kawase practicó el cine sensorial antes de que el 3D nos pusiera el término a todos en la boca. Y es que el cine de Kawase es sensorial sin necesidad de pantalla grande ni colores vibrantes ni una producción de sonido machacante: lo suyo es la intensidad pura y dura a través de refinadísimas escenas en las que la emoción se viste a flor de piel. En este Festival de Cannes 2014, la directora deja caer sobre el espectador la fina lluvia de su «Still The Water«: una historia de amor adolescente entre un chico y una chica que encuentran un cadáver. El chico vive con su madre, y la chica está lidiando con el hecho de vivir con un padre surfero y una madre moribunda con dotes de chamán. Esta suma de elementos daría para cualquier culebrón de medio pelo, pero sus logros pasados avalan a Kawase: seguro que, con este material sensible, ha vuelto a firmar un film que rompe el corazón desgarrándolo a partir de los ojos.
[dropcap]4.[/dropcap] RELATOS SALVAJES, de Damián Szifrón. Si el año pasado la presencia española en el Festival de Cannes era pobre, en esta edición tampoco han habido motivos para tirar mucho cohete. Una de las pocas excepciones ha sido esta «Relatos Salvajes» que viene con producción de El Deseo y, claro, a Almodóvar nunca se le dice que no por ahí arriba. Pero parece ser que esta co-producción argentina no vale solo por su aval almodovariano, sino que dicen que ha aprobado con nota (incluso a Boyero le ha gustado, lo que no puedo determinar si es bueno o malo). Tiene a Ricardo Darín, que siempre es garantía de éxito, y aborda un tema tan espinoso como las reacciones del ser humano ante esas situaciones límite que te pueden poner a prueba y a merced de la violencia, ya sea expresa o pasiva. Y, por lo visto, lo hace de una forma de lo más inteligente y fiera a través de seis historias hilvanadas que, aseguran, te dejan con los pelillos como escarpias.
[dropcap]3.[/dropcap] TU DORS, NICOLE, de Stéphane Lafleur. Se dice se comenta que «Tu Dors, Nicole» ha sido la gran joya oculta del Fetival de Cannes 2014. De ella se ha dicho reiteradamente que es la respuesta canadiense a «Frances Ha«, y lo cierto es que las comparaciones van mucho más allá de ese estilizado blanco y negro. «Tu Dors, Nicole» sigue las peripecias de la Nicole del título, una veinteañera con problemas de insomnio que se queda al cuidado de la casa de sus padres durante el verano. La chica pretende aprovechar para desparramar a gusto con su mejor amiga, pero de pronto ve cómo sus planes se truncan por la presencia de su hermano mayor, que también ha tenido la misma idea y que se instala en el la casa para ensayar junto a su banda de música. Puede que el punto de partida del guión no sea el más brillante de la historia del cine, pero también está claro que Stéphane Lafleur (editor de «Monsieur Lazhar«) centra su interés menos en lo narrativo y más en el retrato de lo cotidiano. Y eso, ya se sabe, tiene su (amplio) público.
[dropcap]2.[/dropcap] THE TALE OF PRINCESS KAGUYA, de Isao Takahata. Parece definitivo: por mucho que hubiera quien quisiera pensar que la jubilación de Hayao Miyazaki era algo así como el retiro eternamente anunciado de los Rolling Stones, las recientes noticias sobre los problemas de vista del maestro nipón confirman lo que muchos no queríamos creer. Así las cosas, no es de extrañar que todas las miradas se hayan posado sobre el co-fundador del Studio Ghibli, Isao Takahata, quien ha presentado en el Festival de Cannes 2014 un film que hace honor al mencionado estudio de animación. En «The Tale of Princess Kaguya«, un campesino que está cortando maíz ve cómo un pequeño ser surge de una panocha. El hombre decide llevarse a ese ser a su casa, y allá empieza a transmutar primero en un pequeño bebé y más tarde (pero a una velocidad descomunal) en una preciosa mujercita a la que llamarán Princesa Kaguya. Si, con semejante punto de partida y con ese estilo visual, echaremos de menos o no a Miyazaki, todavía es imposible saberlo. Lo que sí que es impepinable es que «The Tale of Princess Kaguya» ha sido una de las grandes estrellas de esta edición de Cannes.
[dropcap]1.[/dropcap] SAINT LAURENT, de Bertrand Bonello. Me pongo a pensar si sé de algún biopic del que pueda decir «jo, este estaba bien» y, oye, no se me ocurre ninguno. El tema de los biopics en el cine está fatal, y más este año que la cosa se abría con «Graceless» y la gente ya no quiere tocar los biopics ni por wifi. La visión de Bonello de la biografía de Yves Saint Laurent tampoco viene con las mejores credenciales. Compite en cartelera este año con el de Jalil Lespert que sí cuenta con el beneplácito de ese control freak que es Pierre Bergé y que cedió el archivo de la Maison para el rodaje. La versión de Bonello, por su parte, ha molestado muchísimo a la pareja del diseñador, arrastra polémicas mil y se las ha tenido que apañar haciendo uso de muchísima imaginación para recrear algo tan importante como es el universo estético de un diseñador sin poder representar en pantalla sus colecciones. Demencial. De la primera dicen que parece un telefilme, la segunda aborda los años más locos y psicotrópicos del diseñador, lo que le sirve a Bonello para desplegar toda esa maquinaria visual que, esperamos, nos recuerde ni que sea tangencialmente a aquella maravilla que fue «L’Apollonide«. Solo por ser su hermana pequeña, «Saint Laurent» ya merece el visionado. Por eso y para recordarnos lo que fue la casa francesa antes de que llegara Hedi Slimane y se cagara en todo su legado.
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