The Vaccines se preguntaban en el título de su debut, “What Did You Expect From The Vaccines?” (Columbia / Sony, 2011), qué se esperaba de ellos. Lanzaban esa cuestión (con cierto aire socarrón e irónico) tanto a sus fieles seguidores y potenciales oyentes como a una audiencia (en teoría, alternativa y entendida) más general. En aquella época, la banda formada por Justin Young (voz), Freddie Cowan (guitarra), Árni Hjörvar (bajo) y Pete Robertson (batería) se había convertido en el principal estandarte del hype del momento generado por una prensa musical inglesa liderada por NME, como siempre. Un papel que el cuarteto incluso repudiaba (ya se sabe perfectamente cuáles son sus nocivas consecuencias), aunque supieron aprovecharse de él para sacarle el máximo beneficio. Los resultados no se hicieron esperar e incluso dieron respuesta a la cuestión que ya habían planteado: su legión de fans comenzó a crecer como la espuma dentro y fuera de las fronteras británicas y su disco funcionó a las mil maravillas, sobre todo porque se mostraba como una obra rica y variada, que se movía entre el punk-rock urgente de “If You Wanna” y “Wreckin’ Bar (Ra Ra Ra)”, el pop de estribillo infalible de “Blow It Up”, la lírica post-amorosa-existencial de “Post Break-Up Sex” y “A Lack Of Understanding” y el oscurantismo ochentero de “All In White”. Por todo ello y más, “What Did You Expect From The Vaccines?” se coló en nuestra particular lista de los cincuenta mejores LPs internacionales del 2011.
Sólo un año y unos meses después, The Vaccines regresaron con “Come Of Age” (Columbia / Sony, 2012) rodeados por una euforia similar, aunque sin el efecto sorpresa que había cuajado en sus inicios y en las semanas previas a la salida de su estreno en largo. Con todo, los hechos se desarrollaron dentro de unos parámetros casi idénticos: gran expectación ente los aficionados, exageración mediática (NME, otra vez, pretendió enfrentar, por coincidencia en la fecha, la publicación del disco de los londinenses con la de “Beacon” -Kitsuné, 2012- de sus supuestos rivales Two Door Cinema Club, como si se tratara de otra batalla entre bandas al estilo de la guerra Oasis / Blur de hace tres lustros… ¡ja!) y otro encabezamiento entre enigmático y sarcástico. En este caso, “Come Of Age”, que viene a significar, literalmente, “madurez” o “mayoría de edad”.
Cada uno que la interprete como quiera, pero la frase es transparente a pesar de su teórico y contradictorio tono bromista (como el de la foto que ilustra la tapa del LP): The Vaccines han crecido, se han hecho mayores y analizan situaciones vividas en su todavía envidiable juventud desde una perspectiva más reflexiva. “No Hope”, single de adelanto de “Come Of Age”, ya reflejaba ese sentimiento en su letra (dudas, aburrimiento, falta de esperanza) y, relativamente, en su envoltura, enérgica pero no tan chispeante como poco tiempo atrás; su segunda avanzadilla, “Teenage Icon”, recupera la tensión rockera post-adolescente (hasta pasarse de la raya, ya que su riff de guitarra parece usurpado a El Canto del Loco o a la sintonía de “Física o Química”) pero ahonda en la sensación de rechazo a los rigores de la fama. Estos pensamientos derivados de cierta decepción y desencanto se trasladan a la visión de The Vaccines sobre los asuntos del amor: cuando en su primera referencia diseccionaban con jovial desparpajo aventuras de ida y vuelta, ahora se sientan a meditar por qué debe haber billete de retorno y un final de viaje y tiene que ser todo tan complicado (“I Always Knew” o “All In Vein”, que resume una derrota anunciada).
Los vientos de cambio no sólo se aprecian en el fondo de las nuevas canciones, sino también en su forma, que se vuelve más rocosa y densa, cubierta por arenisca. Para entendernos, y acudiendo a una de las bandas con la que han sido relacionados constantemente, los londinenses se introdujeron en un proceso de endurecimiento que recuerda al que Arctic Monkeys practicaron cuando dejaron que Josh Homme los embadurnase de stoner-rock en “Humbug” (Domino, 2009). Young y amigos no se fueron a ningún desierto en busca de inspiración, pero de algún modo tallaron “Ghost Town”, “Bad Mood” y la ambivalente “I Wish I Was A Girl” a partir de un material también pedregoso y abrasador. En medio de ese terreno árido The Vaccines encuentran su oasis pop en “Aftershave Ocean” (peligrosamente próxima a Kaiser Chiefs) y recuperan la vena desenfadada de sus comienzos en “Change Of Heart Pt.2”.
Parece que The Vaccines quieren abrir una puerta hacia otros sonidos que los guíen en el futuro. Los dos cortes más extensos del lote, “Weirdo” y “Lonely World”, son otra expresión de lo dicho por su matiz crepuscular y aspecto sereno. ¿Será esa una de las nuevas sendas que sigan a partir de ahora? En “Come Of Age”, la banda difumina el protagonismo de los ganchos melódicos y los giros rítmicos memorables, virtudes que hacían de “What Did You Expect From The Vaccines?” un gran disco y de los propios londinenses un grupo de impacto inmediato. Pero las angustias vitales y el éxito instantáneo (que se conectan inevitablemente) provocan que el grupo empiece a verlo todo con otros ojos. Esto es lo que se supone que conlleva el prolongado salto a la adultez; aunque, en este caso, concentrado en menos de dieciocho meses. La vida pasa a velocidad de vértigo.