El nuevo disco de The Rapants no se titula «La Máquina del Buen Rollo» por casualidad… De eso y de mucho más hablamos en esta entrevista.
En Galicia se está viviendo una época musical en la que se produce una situación parecida a la de la escena británica: cada cierto tiempo surge una next big thing traducida al idioma local. Podríamos nombrar como ejemplos a Baiuca, Ortiga, Tanxugueiras, Grande Amore o Fillas de Cassandra, que han conseguido en mayor o menor medida traspasar las fronteras galaicas a lomos de una ola imparable. Los últimos en unirse a la fiesta han sido The Rapants, el grupo de moda en el noroeste ibérico. Esta condición, sin embargo, es un arma de doble filo, porque hay que confirmarla con hechos para que no parezca un simple artificio inventado por la prensa especializada o el público más apasionado.
En ese sentido, el cuarteto formado por Samu (voz y guitarra), Xanma (voz y guitarra), Matías (bajo, sintetizador y coros) y Xaquín (batería y coros) y originario de Muros (municipio costero de A Coruña) ha demostrado que tiene todo el derecho a presumir de estar en las bocas y en los oídos de la audiencia gallega inconformista y jaranera. No hay que irse lejos en el tiempo para hacerse una idea… Volvamos al fin de semana del 24 y 25 de mayo. El viernes, The Rapants actuaban en el festival Ourensound, celebrado en Pereiro de Aguiar y criticado por el alcalde de la limítrofe Ourense, el ínclito Gonzalo Pérez Jácome, por ser otro caso de “cultura subvencionada” con dinero público.
The Rapants le respondieron vía X recordándole una carrera de skate que tenían pendiente, comenzaron un beef y Jácome acabó bloqueando a la banda.
A este nivel entre las altas esferas políticas autóctonas son capaces de llegar The Rapants, que pusieron patas arriba el Ourensound y, 24 horas después, el Festival de Cans. Allí se manifestó en todo su esplendor el efecto llamada de la banda muradana. Con la carpa grande del certamen de cine y música que se organiza en la aldea de O Porriño (Pontevedra) completamente llena, The Rapants pusieron la guinda de su jornada de clausura con un concierto vibrante, divertido y enérgico. La mayoría de los asistentes saltaba con cada tema y se sabía las letras al dedillo. Y no solo la parte más joven, sino también la veterana.
Como sucede con otros componentes de su generación, la música de The Rapants destaca por su transversalidad: parten del rock independiente para alcanzar a todo tipo de público, sin importar origen, clase o edad. Esa es la gran virtud de la esencia ‘rapante’. Pero, ¿en qué consiste? “Nunca nos hemos puesto ninguna etiqueta, hablamos de nosotros como personas que hacemos un guiso musical porque mezclamos muchos estilos e influencias muy variadas”, aclara Samu.
Esa manera de combinar géneros siempre se ha definido con respecto a The Rapants como bailonga y desenfadada, lo que podría provocar algún temor en el grupo ante la posibilidad de que lo encasillasen y se interpretase su música solo desde una perspectiva superficial y frívola. Xaquín responde: “Nuestra música representa lo que somos en realidad cada uno de nosotros, con lo que no lo llamaría encasillamiento como tal. Al hacerlo así, además, podemos explorar diferentes vías de expresión”.
The Rapants llevan practicando esta filosofía desde su álbum de debut, “Cariña de Raposo” (autoeditado, 2019), pasando por “O Corasón Como un After” (autoeditado, 2023) -que los situó como gran revelación- y su último disco, el reciente “La Máquina del Buen Rollo” (autoeditado, 2024), la prueba definitiva de que la irrupción de la banda no iba a ser flor de un día. Eso sí, a lo largo de ese trayecto, The Rapants han tenido que lidiar con las inevitables comparaciones, aunque a base de canciones contagiosas y, especialmente, gracias a sus intensos directos se han quitado ese peso de encima.
En vuestros inicios era fácil que se os catalogase como los Ramones gallegos. (Xaquín) No tanto, más bien se decía que nos parecíamos a Terbutalina y que seríamos los próximos Novedades Carminha. No éramos tan buenos para que se nos comparara con los Ramones [risas]. Nuestra referencia más cercana era Terbutalina, un grupo que hacía un punk gamberro y en nuestros comienzos tiramos por ese camino.
Justamente has nombrado a Novedades Carminha. ¿Os veis como sus sucesores dentro del rock alternativo de Galicia? (Xaquín) No, estamos haciendo nuestra propia carrera. Tampoco creo que haya un legado como tal para coger el testigo, estamos escribiendo una historia bastante distinta. Nos preguntan mucho por la escena musical gallega actual y la época en la que aparecieron Novedades Carminha era diferente a la de ahora.
¿La Máquina del Buen Rollo” es el álbum que mejor capta el espíritu de The Rapants en vivo de los que habéis publicado hasta este momento? (Samu) Depende… Es otro rollo, lo plasmamos en directo a nuestra manera. Al fin y al cabo, toquemos canciones de los inicios o las más recientes, no va a cambiar nuestra actitud. Se mantienen los ingredientes típicos, aunque hemos ido madurando como grupo. “La Máquina del Buen Rollo” se basa en algo que ya veníamos haciendo pero con otra sonoridad u otro estilo, quizá más lento en ciertos momentos, aunque vemos que en los conciertos está funcionando.
La base fundamental del disco es el rock, pero os lanzáis sin complejos a la música disco y, a la vez, jugáis con el funk, el rap e incluso el country-folk… Este posiblemente sea vuestro trabajo más abierto estilísticamente. (Samu) Sí, sobre todo con la intención de no hacer el mismo tipo de disco que el anterior. Quisimos dar otra visión al indie rock o pop más marcado y cambiar a otros estilos que también son bailables.
Más allá de su aspecto externo, ¿cuáles son las grandes diferencias para vosotros de “La Máquina del Buen Rollo” con respecto a vuestros anteriores discos en cuanto a elaboración, composición o planteamiento? (Xaquín) La diferencia fundamental fue la oportunidad de irnos juntos a grabar el disco durante varios días. Fue una especie de residencia artística que nunca habíamos hecho. Antes, habíamos realizado las grabaciones por separado y en jornadas distintas. En cambio, para “La Máquina del Buen Rollo” estuvimos las 24 horas del día con los miembros de la banda presentes en todo el proceso de grabación y de arreglos.
De hecho, Xaquín, tú tuviste la idea de pedir a Paco Loco que os produjera el disco. ¿Cómo surgió? (Xaquín) Conocimos personalmente a Paco en un coworking de Fundación Paideia, al que acudimos Xanma y yo. Ya sabía de Paco estudiando sonido en Madrid, mis profesores hablaban de él como un gurú de la producción musical en España y me hacía mucha ilusión trabajar con él y en el estudio que parece un museo a nivel musical, instrumental y de sonido que tiene en El Puerto de Santa María. Trabajar con Paco Loco mano a mano fue una experiencia intensa.
En “La Máquina del Buen Rollo” sobresalen un par de colaboraciones. Repite Nuno Pico de Grande Amore, quien pasó de vocalista en “A Vida”, corte de “O Corasón Como un After”, a componer la letra de “Cando Pensa en Min”. (Samu) A Nuno siempre le había hecho ilusión componer una letra para un grupo. Para el disco anterior ya había escrito esa letra, pero al final no la utilizamos. Sin embargo, pensando en “La Máquina de Buen Rollo” le dijimos que no íbamos a desaprovecharla, porque estaba muy chula. Le compusimos la música y él contestó que “a tope”.
Y también aparece en el álbum Sara de Fillas de Cassandra, que participó en “Rue Franklin”. ¿Cómo se desarrolló su colaboración? (Xaquín) En el caso de Sara, un día hicimos una videollamada, yo estaba ensayando con la guitarra y así, casi de coña, surgió la idea. Y justo en esa videollamada salió el riff de “Rue Franklin”. Aquella misma noche estuve dándole vueltas al tema, lo fui transformando y, a la mañana siguiente, le pasé a Sara la base. Hablamos un poco de cómo podía ser la letra, trabajamos más la canción y me motivó bastante a terminarla porque nunca suelo terminar mis canciones [risas].
Precisamente, “Rue Franklin” puede tomarse como la canción más redonda del disco. ¿Estáis de acuerdo? (Xaquín) En esta cuestión mi opinión no es del todo objetiva [risas]. (Samu) Me parece una canción completa de arriba abajo, aunque no creo que sea la única del disco con esa forma.
Más que nada lo decía por el sonido que conseguisteis en esa canción. (Samu) En ese sentido, sí, es una canción un poco distinta al resto. Al principio bromeábamos con Xaquín diciéndole que nos traía un rollito madrileño, pero a todos nos gustó cuando la escuchamos, pega totalmente con el estilo de The Rapants.
¿“La Máquina de Buen Rollo” es la culminación de la progresión de vuestro sonido después de tres discos? (Samu) Ni de puta coña, vamos a seguir creciendo a fuego como banda, lo tenemos claro, no vamos a decir “hasta aquí llegamos”. No nos ponemos límites.
Como sucedió entre “O Corasón Como un After” y “La Máquina del Buen Rollo”: en el margen de un año, se ha notado un gran avance. (Samu) Se ve una maduración musical y artística, aunque también tuvo mucho que ver la producción de este disco. Quizá el siguiente trabajo que saquemos llegará igual de madurado… O eso creemos, estamos trabajando en ello.
Uno de los principales elementos de la música de The Rapants es su pueblo, Muros: el lugar donde siguen desarrollando su vida personal y artística, el espacio que les sirve de inspiración y la mina de la que extraen buena parte del material con el que construyen sus historias.
¿Diríais que “La Máquina del Buen Rollo” es una obra costumbrista, basada en vuestro día a día? (Samu) Representa un poco lo que somos nosotros, nuestra forma de ser y lo que nos pasa en la vida, como los desamores… Más que costumbrista, es una obra muy nuestra.
Vuestro caso me recuerda al de Triángulo de Amor Bizarro, en el sentido de que ellos mantienen su base de operaciones en Boiro, su pueblo de origen, y vosotros en Muros, alejados de grandes núcleos urbanos. ¿En qué medida influye esa circunstancia en la evolución del grupo? (Samu) Muros nos da calidad de vida, es todo más tranquilo. Hoy en día puedes conseguir todo lo que tienes en una ciudad por internet, aquí estás con tu gente dentro de tu zona de confort.
¿Y cómo os condiciona en los aspectos artísticos o creativos? (Xaquín) Nuestro gran nexo de unión es que todos somos de Muros. Estando en un pueblo, es bastante complicado fundar una banda y, sobre todo, permanecer en ella. Sin embargo, tenemos mucho apoyo de la gente de Muros.
Un apoyo que agradecéis en el videoclip de “Blaster W4u”, en el que aparecen diferentes zonas y personas de Muros. Refleja bien ese apego que tenéis a vuestra tierra. (Samu) El pueblo para nosotros es lo más importante, vivimos en Muros y moriremos en Muros, aunque aquí es difícil tener un grupo. Lo acabamos consiguiendo, a pesar de que al principio la gente nos daba un poco de zurra. Después ya empezaron a apoyarnos más y, ahora, al máximo. Llevamos a Muros allá donde vamos, estará siempre, si nos ponemos románticos, en nuestros corazones y en todo lo que hagamos.
Vamos a añadir otros dos datos que corroboran que The Rapants se encuentran en la cabeza del pelotón musical de la Galicia del siglo 21: el pasado abril, ganaron en Madrid el concurso de bandas Último Acorde x Johnnie Walker, señal de que su talento se aprecia en serio; y, un mes antes, ofrecieron en la sala Capitol de Santiago de Compostela dos conciertos para los que consiguieron sendos sold outs. Así que The Rapants ya son una referencia para medir la potencia de la escena musical contemporánea en Galicia.
Dentro del mapa sonoro gallego se mueven diferentes estilos, incluso dentro del propio rock. ¿Creéis que se puede equiparar de alguna manera a lo que sucedió en los 90 en Galicia cuando emergió el Rock Bravú gracias a unos grupos y artistas noveles que no renuncian a sus raíces ni a su cultura más cercana? (Samu) Siempre he tenido mucho respeto al compararlo, por ejemplo, con la movida viguesa. Pero creo que lo que hay ahora en Galicia no lo ha habido nunca: tienes todo, puedes escuchar cualquier estilo que quieras. En el caso del Rock Bravú, eran solo grupos de rock. Cuando surgió el Galician Bizarre, eran todos grupos de ese tipo. Ahora tienes Rock Bravú, Galician Bizarre, música tradicional mezclada con electrónica, rap, trap… Esa multiculturalidad y esa riqueza sonora en gallego no las habido antes. Por otro lado, no se ponen fronteras, nos respetamos unos grupos a los otros y hay buen rollo para hacer música y tocar con más gente. Todos remamos en la misma dirección. (Xaquín) Hay situaciones que propician este tipo de conexiones entre músicos, como el EmigraSON en Bruselas, que tiene eventos y actividades que favorecen mucho poder relacionarnos entre nosotros.
Y vosotros en particular, ¿en qué posición os veis dentro de ese panorama musical tan diverso que hay actualmente en Galicia? (Samu) Nos vemos guapísimos [risas]. Ahora mismo estamos en nuestro mejor momento y queremos seguir así. Es cierto que el boom se está haciendo cada vez más grande y, como dice mi padre, siempre hay que tener los pies en el suelo, disfrutar y aprender.
Por ejemplo, de la experiencia que vivisteis el pasado marzo, con los conciertos que disteis en la sala Capitol de Santiago de Compostela para los que se agotaron todas las entradas. (Samu) Muchas veces aún no somos conscientes de lo que nos está pasando, pero nos damos cuenta de lo que generamos en la gente. (Xaquín) No solo en el aspecto musical, sino también en el cultural con relación a nuestro idioma. Todo ello forma parte de un movimiento en el que la gente vuelve a sentirse orgullosa del gallego al ver que ocupa lugares importantes, como dentro de los cabezas de carteles de festivales que antes solo llevaban grupos que cantaban en español. Ahora es posible escuchar a grupos que cantan en gallego como Tanxugeiras, Fillas de Cassandra o nosotros mismos. Para mí supone una gran responsabilidad. [FOTOS CONCIERTO FESTIVAL DE CANS: Stephanie Whybrow] [FOTOS GRUPO: Andrea Sánchez] [Más información en la web de The Rapants]