¿Será verdad que la teoría que dice que «The Magnetic Fields gustan a gente guay»? Lo demostramos con estas 14 versiones de artistas españoles.
Remitiendo a las primeras teorías y definiciones propuestas por Julia Kristeva y Mijail Bajtín veinte años antes en torno al concepto de intertextualidad, decía en 1982 Gérard Genette que la transtextualidad podía considerarse como «todo aquello que pone a un texto en relación manifiesta o secreta con otros textos». De manera más o menos velada, todo discurso es un compendio de discursos anteriores y una llamada a discursos posteriores, un entramado de citas que se insertan en el texto de manera material (reproducción de palabras), estructural (reproducción de reglas) o de manera material-estructural (palabras y reglas). En última instancia, hacer manifiestas justamente esas interrelaciones entre textos es lo que nos disponemos a hacer hoy aquí, pero desarraigando la noción de intertextualidad -o transtextualidad, como se prefiera- del ámbito estrechamente literario para llevarlo al campo musical. Bueno, mentira: más bien a los campos magnéticos. Jeje. Perdonen. Volvemos a empezar.
Hace unas semanas, y en ocasión de la excitación causada por la proximidad del concierto que Stephin Merritt –aka líder de The Magnetic Fields aka capitán de The 6ths aka adalid de The Gothic Archies aka paladín del pop irónico y cínico que tanto nos gusta y nos gastamos en el territorio- ofrecerá el próximo viernes 6 de abril dentro de la programación del festival barcelonés Primera Persona, solté en tuiter que “toda la gente que quiero y respeto es fan de Magnetic Fields, ergo toda persona de bien es fan de Magnetic Fields, ergo viva Magnetic Fields.” Algunos la tildaron de falacia del francotirador, es decir, primero disparar y luego dibujar el blanco alrededor del impacto al mismo tiempo que uno alardea de su óptima puntería. Vamos, marcarse un Barbijaputa.
Sin embargo, la pretensión de este artículo es demostrar que, de falacia, la mía nada. En mayor o menor grado y con referencias más manifiestas o latentes, algunos de los mejores grupos nacionales -y, ya a título más personal, algunos de los grupos que más admiro y a los que en más alta estima tengo- han versionado a The Magnetic Fields o les han dirigido algún que otro guiño en sus canciones. Ergo, parece ser una característica común de las mentes preclaras la capacidad de apreciar el talento de una de las mejores bandas que hayan pisado nunca esta tierra. Y parece ser que, por alguna razón -puede que por su simplicidad estructural, por su originalidad para con el uso del lenguaje irónico o por su acercamiento a un vasto e diverso abanico de géneros- los diversos proyectos de Stephin Merritt se presten fácilmente al diálogo y al homenaje. Rifle empuñado; blanco apuntado.
A continuación, ustedes lectores encontrarán una serie de canciones que dialogan abiertamente con la obra de The Magnetic Fields, ordenadas de mayor a menor grado de referencia: versiones que mantienen la lengua y estructura original, reescrituras a nuestro idioma que conservan aún la melodía, apropiaciones melódicas sobre textos completamente originales, meros guiños… Cabe decir sin embargo que, al ser la intertextualidad una característica totalmente dependiente de la capacidad u oído del receptor, es bastante probable que no estén aquí todas las que son. Pero todas las que están, son. O algo parecido. Así que cualquier sugerencia será como siempre bienvenida (de hecho, algunas nos han sido apuntadas por “externos”: gracias y un beso a José Sanz y a Diego Gallu).
https://youtu.be/-J93py8FNmo
1. ALL MY LITTLE WORDS, de Abrevadero. Antes de arrejuntarse con el resto de integrantes que conforman ahora Doble Pletina, donde la influencia de Magnetic Fields -y más de los de la etapa Susan Anway– sigue sonando con fuerza, Laura y Marc tocaban y cantaban en Abrevadero, un grupo barcelonés dedicado exclusivamente a versionar canciones. De ellos es justamente el tema inaugural de la playlist: una “All My Little Words” en la que las vocales femeninas dejan de ser coros para pasar a ser parte integrante y fundamental del tema a la que un variado conjunto de instrumentos -desde un banjo hasta un metalófono- confiere un ritmo más rápido a la vez que acentúa el carácter de balada country de la original. En cambio, la sierra tocada por Marc deja un retrogusto desconcertante acorde con el fascinante videoclip grabado para la ocasión.
2. WITH WHOM TO DANCE, de Evripidis and His Tragedies. No es tarea fácil enfrentarse a una de las canciones más preciosas que Magnetic Fields hayan jamás manufacturado para versionarla. Tampoco ha sido tarea fácil enfrentarse a escribir sobre ella -lo que entraña escucharla muchas veces seguidas, y ahí reside lo difícil: es un tema tan dulce como tristísimo, y quien escribe estas líneas es harto emocional y emocionable-. Ejemplo de la proeza lírica de Stephin de sutil e inmediata que resulta esa asociación “You look like heaven / an angel who stepped from a dream / 777 (un número por encima del que correspondería al infierno) times lovelier than anything I’ve ever seen”; traducirla habría sido destrozarla. Por ello, Evripidis And His Tragedies mantienen lo lírico, pero son los pequeños detalles la que hacen de su versión una más que válida: el sonido oscilante de la sierra y la voz femenina en los coros.
3. TIME ENOUGH FOR ROCKING WHEN WE’RE OLD, de Evripidis and His Tragedies. Más de nuestro griego favorito. Abajo el trabajo, abajo Varoufakis. Dentro del mismo recopilatorio en el que participaron Abrevadero con su «All My Little Words» y junto a otros 21 grupos que, por desgracia, nos ha sido imposible repetir en su totalidad puesto que el único link disponible redirige a una extraña página en japonéschinocoreanoniidea, Evripidis and His Tragedies se marcaron una maravillosa versión de «Time Enough For Rocking When We’re Old«. En contraposición a la original, en el que una cierta intensidad se atisba apenas en unos leves coros, nos encontramos aquí con un espléndido despliegue de voces, coros e instrumentos que arrastran la canción desde su inicio pausado sobre piano hasta unos tintes finales casi épicos. Una fusión de «pa-pa«s, «ah-uh«s, triángulos, trompetas, incluso un «oh yeaaah» por ahí y una segunda voz rollo Neutral Milk Hotel que convierten la canción en una verdadera explosión festiva. Que nos perdone Stephin, pero esta cover se come a la original. Y por mucho.
4. TIEMPO PARA EL ROCK, de Espanto. Misma canción como punto de partida, un acercamiento y resultado totalmente diferentes: he aquí la maravilla de los discursos polifónicos. Los de Austrohúngaro no sólo trasladan la canción a una voz femenina cual protagonista y sustituyen el arpa por un combo pandereta, acústica y una eléctrica en el tramo final (coincidiendo justo con la última vez que el estribillo «tiempo habrá de sobra para el rock» es pronunciado) y modificando ligeramente el plano estructural, sino que operan una verdadera y propia re-escritura en el plano material (la letra) en búsqueda de una rima propia. Así, «rock-gold» se convierte en «rock-televisión«, «nursing home-poem» en «asilo-vinilo» y así sucesivamente. Lolazo y bien traído, además, que «I rather just go dancing» quede tan transmutado e integrado a nuestra cultura que se sustituya por «ir a los toros» en una de las líneas del estribillo. Pese a cambiar los significantes, sin embargo, el significado global se mantiene: el desdén de la vida tradicional de las estrellas del rock por ensalzamiento del salir a bailar como acontecimiento de diversión válido en sí mismo.
[/nextpage][nextpage title=»PARTE 2″ ]5. LAS FLORES QUE MANDÓ…, de Chico Almendra. «No sé cantar, no sé tocar y grabo con el móvil canciones que no son mías«: así es como se define Rafa aka Chico Almendra en su propio Bandcamp. Puede que no le falte razón y vaya bien de modestia, pero eso no quita que su versión de «The Flowers She Sent and The Flowers She Said She Sent» merezca plenamente estar en esta playlist gracias a esa aproximación tan íntima que la escasa calidad de la grabación y un ukelele como único instrumento nos brinda. El chihuahua ya no es una rata a la que estamos acostumbrados a llamar perro sino un gatito, pero esa maestría tan propia de Merritt de hacer confluir sin discordancia una letra tristísima con una melodía alegre se mantiene perfectamente en pie con ni la mitad de recursos instrumentales. Mención especial merece también otra canción sacada de ese santo discazo que es «Holiday» (Merge, 1994) pese a que parezca norma general quedarse encandilado meramente en «69 Love Songs» (Merge, 1999): «Isla desierta«, filiación de «Desert Island«. El panorama homoerótico-festivo retratado por Stephin sigue vigente, pero la acentuación de Chico Almendra recae sobre un curioso giro hacia la visión de «un paraíso socialista, a poder ser, / aunque los yanquis no nos puedan ni ver«. Lo realmente bonito llega sin embargo en esa vuelta de tuerca final: un paraíso es justamente un paraíso en cuanto inalcanzable e ideal… Así que «mientras pensamos como lo vamos a montar / ¿por qué no quedamos en Madrid sin más?»
6. RATAS BASURA DEL MUNDO OCCIDENTAL, de Mano de Santo. Otra versión de uno de los grupos de casa austohúngara. Ya desaparecidos como tales, pero vivientes aún en sus respectivos proyectos, Manos de Santo no esconden su devoción por el universo stephiniano ni en sus temas originales ni en entrevistas, pero versionar entre todas las canciones de Magnetic Fields justo la cara-B «Rats in the Garbage of the Western Word» (perteneciente al recopilatorio «Obscurities«) demuestra algo más allá que la simple admiración por alguien: en cierta manera, apunta hacia un conocimiento profundo de la banda. Yo misma llegué a la canción original gracias a la versión… ¿y no es esa la mayor proeza a la que puede aspirar una cover? Y es que «Ratas Basura del Mundo Occidental» no es para menos. El intérprete se cambia de Stephin a Inma (haciendo, por otro lado, que la línea «In a place like this with a boy like you«/»en un sitio así un chico como tú» pierda su referencia homosexual) y se insertan algunos detalles al traducir la letra al castellano que juegan igeniosamente con el inglés («I want to shoot you and hang you on my wall / but there’s no film in my polaroid» por un «te podría disparar, te podría pegar / pero me olvidé la polaroid» más violento), pero el cenit de la versión consiste en construirla sobre una melodía mucho más bailable y fuerte que la original.
7. A CHICKEN WITH ITS HEAD CUT OFF, de Primogénito López. No tenemos pruebas para demostrar que dicha versión existe, pero os juramos que sí. Cualquiera de los presentes la noche de junio en la que los del Baix cruzaron el puente hasta Madrid para tocar con Los Lagos de Hinault y La Estrella de David podrá asegurároslo: casi a final de concierto y sin previo aviso, los Primogénito se lanzaron en una curiosa versión de “A Chicken With His Head Cut Off” traducida al castellano. Nos atreveríamos a decir que tocada a un ritmo mucho más rápido también, pues en cuanto nos quisimos dar cuenta de lo que estaban cantando el tema ya casi se había acabado. Muy en su estilo, haciendo cada cual lo que le daba la gana y leyendo Petete la letra directamente de un papel arrugado, hicieron patente lo que en sus mismas canciones se puede apreciar: al otro lado del Llobregat también hay fans de Stephin. Una pena que nadie lo grabara, o de que, si existe constancia de dicho instante, sea irrepetible. Si hay alguien que tenga ese momento registrado en la memoria de algún dispositivo, por favor que nos lo haga llegar. Estaremos eternamente agradecidos.
8. ERES TAN TÉCNICO/A, de Hidrogenesse. ¿Es casualidad que en esta playlist haya cabida para hasta tres grupos del mismo sello y que todo lo que salga de Austohúngaro sea pura genialidad? No. Es sin ningún atisbo de duda el único y verdadero sello en el que todo es puro ORO. Así que, reafirmándonos en nuestro axioma «gente chachi = fan de Magnetic Fields«, no es ninguna sorpresa. Por su lado, Hidrogenesse decidieron versionar en su EP «Eres Pc Eres Mac» un tema que Magnetic Fields también incluyeron solo en el EP «The House of Tomorrow«: «Technical (You’re So)«. Tanto a nivel estructural como material, la versión de Hidrogenesse es un calco casi total -estando el «casi» justificado por una base mucho más electrónica que la original y el característico uso del vocoder de los catalanes, además de unas obvias necesidades de cambio en las rimas-; pero, sin embargo, hay una modificación de base muy curiosa: si el hecho de que lingüísticamente en inglés los adjetivos no tengan género permite a menudo que Stephin pueda jugar con la ambivalencia sexual en gran numero de sus canciones, Genís y Carlos deciden mantener aquí esa ambigüedad pasando de la traducción y añadiéndole en cambio un «técnico barra a» a su tema.
9. CIENCIAS EXACTAS, de Ed Wood Lovers. Con perdón para las demás, pero de todas las canciones aquí presentadas puede que “Ciencias Exactas” sea nuestra favorita. Quizás sea por lo de que los Ed Wood Lovers son de nuestras cosas favoritas en el mundo (si quien nos los enseñó por primera vez está leyendo esto: eternas gracias, te queremos). Sobre la misma estructura melódica que “Meaningless”, los de Toledo – y acabamos de ver que en un artículo anterior los hacíamos hijos de la aridez de Albacete: disculpen con y el retraso- construyen su propia visión personal de una ruptura sentimental, con la gracia suplementaria de añadir guiños -que de tan claros más bien convendría hablar de flechas apuntadas directamente al ojo del oyente- a los autores originales del tema: “magnéticos, si nuestros campos magnéticos / siempre en contacto pero sin rozar, se separaron un día sin más” nos cantan. Sin embargo, cabe recalcar algunas diferencias con la original. En primer lugar, la omisión del “ha-ha-ha” que tanto nos hace siempre despollarnos en la versión original pero que es en realidad un guiño-homenaje en sí mismo a Richard Butler de The Psychedelic Furs y su peculiar risa cantada (véase “India”); en segundo lugar, un cierto sentido y esperanza en la versión castiza, pese a ser un consuelo conscientemente estúpido, marcados por ese “nada más, lo triste y cierto es que no hay nada más / pero lo bello es que mientras duró fue como el brillo de una supernova» totalmente ausente en la original.
[/nextpage][nextpage title=»PARTE 3″ ]10. EN UN HOTEL / BETI JAI, de Los Lagos de Hinault. Nos atreveríamos a afirmar que el grupo patrio más próximo en materias, estructuras y sobre todo talento a Magnetic Fields son Los Lagos de Hinault. De hecho, quitadle el tan blando «atreverse a» conjugado al condicional, pues en nuestro panorama nacional Los Lagos de Hinault están al mismo nivel que The Magnetic Fields, y afirmarlo no es un atrevimiento. sino simplemente dejar constancia de un hecho que sólo un sordo se atrevería a contestar. Y aunque a continuación vayamos a centrarnos en las canciones en las que hay citas estructurales a los estadounidenses, el proyecto formado por Carlos ex-Portonovo se mantiene y luce por méritos propios. Sea como sea, ahí está la maravillosa «En un Hotel», bajo la que suena una “Falling Out Of Love With You” de The 6ths que se ha tomado un poco de speed. La secuencia de acordes finales de la misma canción de base les sirve a los madrileños también para su “Beti Jai”, aunque aquí también sea en punteo acelerado. Un guiño material a una canción de The Magnetic Fields asoma en cambio en la letra: «Me embarco de pronto en otra revolución / cantando «vivan los bares de copas, / las canciones tontas, la primavera y el amor«. Es hacerle un chau a mano medio alzada a uno de los tantos himnos sobre la música pop escritos por Stephin Merritt: aquella «World Love» y su «love, music, wine and revolution» estribillar. Desde el muro de Berlín, pasando por Tokyo y Soweto y llegando hasta Madrid, viva la música pop.
11. MOTO Y AMOR, de Ed Wood Lovers. ¿Qué pasaría si la chica a la que se le canta en “Luckiest guy on the Lower East Side» fuese una provinciana (“estás prometida a Borja desde los catorce años”) que va de moderna madrileña en cambio de una coqueta neoyorquina? Los Ed Wood Lovers te lo cuentan en “Moto y Amor” sobre una perfecta melodía de electropop de cosecha propia. A los Professor Blumen, Tom, Chris y demás se les sostituye la pedantería de Borja, Juan, Carlos y Alberto, encargados de llevar a la chica a musicales en Gran Vía, a exposiciones de arte contemporáneo, a ver películas extranjeras en versión original. Pero cuando cae el sol, y ahí está el nexo con “but when the sun comes out / and only when the sun comes out”, la eterna provinciana prefiere subirse a la moto de nuestro colegui porque “tiene moto y amor”… O lo que es lo mismo, “’cause I’ve got wheels and you want to go for a ride”.
12. CARRETERA SECUNDARIA, de La Bien Querida. Con esta canción de La Bien Querida empezamos a entrar en el terreno donde las alusiones a The Magnetic Fields se tornan más sutiles, puesto que en «Carretera Secundaria» lo único que encontramos son dos calcos líricos. El título remite fácilmente por entero al tercer disco de nuestros foráneos, «The Charm of The Highway Strip» (Merge, 1994) -tan sublime como poco tomado en cuenta en la mayoría de ocasiones-, pero es en la letra donde residen los guiños propios y verdaderos. Por un lado, «conduzco sin rumbo / algunas carreteras sólo se ven de noche» es nada más y nada menos que una línea de «Born on a Train«; pero es que más adelante encontramos un calco lingüístico perfecto de una estrofa perteneciente a «Smoke Signals«, canción de un disco aún más olvidado si cabe, «Distant Plastic Trees» (Red Flames, 1990). «Well, you made a Molotov cocktail / and you threw it on the ground /and it sent us flying, and now we’re flying about» nos canta Susan Anway; «preparaste un cóctel / un cóctel molotov y lo lanzaste al suelo / Nos hizo volar / volamos por los aires, volamos por el cielo» son las palabras empleadas por Ana. Las pones una enfrente a la otra a cantar cada una lo suyo y tienes a Susana Fernández-Villaverde Anway. Ja-ja.
13. LAS CHICAS RUBIAS DE SERRANO, de Los Lagos de Hinault. Igual tres temas de un mismo grupo es pasarse, pero nos pareció curiosa la relación que se apuntaba en esta entrevista entre «Las Chicas Rubias de Serrano» de Los lagos y «California Girls» de The Magnetic Fields y no queríamos dejar pasar la ocasión de recuperarla. Puede que el guiño no haya sido intencional, pero, al fin y al cabo, nadie podrá negar que las preciosas pero snobs chicas californianas son a Estados Unidos lo que las pijazas rubias de la calle Serrano a Madrid. En ambos temas hay una descripción física minuciosa (denotadora de cierta admiración) de estos pequeños seres alados de nariz perfecta, cabellera dorada y eterna juventud. Unas bronceadas y las otras fans de La Oreja de Van Gogh, pero ambas forradas hasta la última esquina de sus uñas perfectas. Quizás en la canción de Magnetic Fields el odio hacia estas estiradas esté bien claro desde la segunda estrofa, mientras que en la visión madrileña éste se haga visible con fuerza solo en ese «las tengo que matar / aunque solo sea una vez«, pero los dos temas comparten concepto: lo fácil que resulta quedar encandilado por una belleza tan superficial como deslumbrante pese a un rechazo de base hacia ello.
14. PODERES EXTRAÑOS, de La Bien Querida. Con el final de este breve recorrido por el entramado de citas y referencias a los varios discursos musicales de Stephin Merrit llega el último nivel de relación: el mero guiño en el título. La asociación entre «Poderes Extraños» y «Strange Powers» no va más allá que lo visible en el nombre de la canción y en el que el estribillo de las dos apunta hacia un tú/you que afecta de manera profunda y existencial a quien canta la canción. Bueno, y en que los dos son temazos.
Si habéis conseguido llegar al final del artículo, nos complace anunciaros que os lleváis un premio: la verdad. Que “toda la gente que quiero y respeto es fan de Magnetic Fields, ergo toda persona de bien es fan de Magnetic Fields, ergo viva Magnetic Fields” sí es, y a todos los efectos, una falacia. Russian Red y Nacho Vegas también hicieron lo suyo con las versiones de «All My Little Words» y «Underwear«, respectivamente. Pero si el primero ya nos parecía bastante falto en su faceta de poeta maldito e intensito, ahora que va de militante podemita intentando rascar carguito ya ni os contamos. Russian Red, en cambio, siempre nos pareció una petarda. Por desgracia, ser fan de The Magnetic Fields no te convierte automáticamente en una persona válida.
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