Con la primera temporada de «The Last of Us» completamente cerrada, es necesario preguntar: ¿ha cumplido la serie con todas las expectativas?
Hace unas semanas, yo mismo firmaba este otro artículo que, bajo el título de «¿Es «The Last of Us» el nuevo futuro de los videojuegos y las series?«, hablaba del gran comienzo de la serie de HBO y cuestionaba si podía ser todo lo que prometía… Hoy por hoy, ya tengo una respuesta a esa pregunta. Y un veredicto también.
Y lo cierto es que sí, “The Last Of Us” es todo lo que había prometido y mucho más de lo que se esperaba. A pesar de las críticas de cierta parte del público que no ha jugado al videojuego original y que opina que la serie carece de ritmo en algunos puntos, también a pesar de que la ficción ha pasado baches como el “review bombing” por parte de sectores homófobos en sus capítulos 3 y 7, «The Last of Us» se ha coronado como la mejor ficción del inicio de este año y como uno de los pesos pesados de HBO (ahora queda por ver si la lleva por el camino del segundo videojuego o decide explorar otros derroteros).
¿Cómo ha conseguido la serie este estatus? Pues, primero, gracias a su reparto. Pedro Pascal y Bella Ramsey dan vida a Joel y Ellie literalmente, consiguiendo que, incluso si has jugado al juego, los llegues a asociar de forma natural y profunda con los personajes que creías conocer. Además, la química entre ambos es innegable, algo que provoca que sus escenas siempre lleguen a donde tienen que llegar: intimismo, ternura, protección… Todos los sentimientos propios de una relación paternofilial.
Otro punto fuerte de la ficción es su equilibrio. Y no me refiero a equilibrio en los capítulos o en los planos o en esas cosas que les gusta mencionar a algunos iluminados para demostrar que “saben mucho”, sino en su propia concepción. Como he dicho antes, ha habido gente que no ha jugado al videojuego y que no entiende por qué se muestra a personajes como Bill o Riley. O gente que ha jugado al videojuego que no entiende por qué se ha cambiado la historia del ya mencionado Bill.
Y ahí es donde reside uno de los puntos más fuertes de esta ficción: ni es un calco del videojuego, ni es una serie totalmente aislada… Es una perfecta adaptación. La serie lograr el balance perfecto para que la gente que no conozca la historia origianl empatice y se interese en ella, al tiempo que la gente que ha jugado al título de consolas no sienta que está viendo algo completamente diferente. Y eso es una tarea dificilísima de conseguir, teniendo en cuenta que vivimos en el punto más alto de la “sociedad de la funación”, en la que te van a criticar hagas lo que hagas.
Es cierto que, si este es tu primer acercamiento al universo de «The Last of Us«, es probable que encuentres momentos en los que la serie baja el ritmo, quizás demasiado, o en los que puedes no entender por qué ocurren ciertas cosas. Pero volvemos a lo mismo: no es una creación nueva, es una adaptación de algo que ya tiene una fanbase consolidada.
Y puede también que, si ya conoces el “lore”, haya cosas de la serie que te molesten porque se han cambiado o porque no se haya mostrado una imagen más fiel al videojuego (había gente que quería ver a Joel como Rambo). Pero, de nuevo, volvemos a lo mismo: la serie busca expandir su público y tiene que hacer pequeñas concesiones para conseguirlo. Una adaptación integral y “a capón” hubiera sido un error y un aburrimiento.
Así que, en pocas palabras: sí, “The Last Of Us” es una de las series del año y una firme candidata a vivir pegadita a los Emmys hasta que sus creadores decidan finalizarla. Un aplauso para Craig Mazin y Neil Druckmann, que se han sacado de la manga una maravilla de serie y, de largo, la mejor adaptación audiovisual que jamás se ha hecho de un videojuego. [Más información en la web de «The Last of Us» en HBO]