Curioso, cuando menos, es el caso de la banda que nos ocupa: una formación que a pesar de su todavía apabullante juventud, ya ha tenido tiempo para pasar de manera vertiginosa de hype con todas las papeletas a ser maltratado por la prensa y, finalmente, al estatus de banda respetada. Todo ello en un intervalo de tan sólo cuatro años, los que han transcurrido entre la presentación de su debut, un «Strange House» (Polydor, 2007) que se movía en la delgada fina que separa lo cool de lo hortera, y el lanzamiento de su nueva referencia discográfica, un sorprendente «Skying» (XL / PopStock!, 2011) en el que parece culminar la evolución de estos cinco chavales provenientes de la ciudad costera de Southend, en el sureste de Inglaterra. Y es que resulta llamativo descubrir cómo un grupo realiza el camino inverso al que siguen la mayoría de las formaciones, pues estos The Horrors han ido escapándose poco a poco y contra todo pronóstico de esa etiqueta de actitud punkarrilla y estética oscurita del palo que ellos mismos se colgaron al principio de su carrera y que les costó algún que otro disgusto en sus primeros conciertos, principalmente debido al conflictivo carácter y a los excesos de Faris Badwan.
De todas formas, el proceso no ha sido repentino, pues resulta que hace dos años, para la producción de «Primary Colours» (XL, 2009), su segunda referencia, tuvieron el ojo (o llámenlo suerte) de contar con la ayuda de Geoff Barrow, una institución dentro de la música británica de las últimas dos décadas, más conocido por su trabajo en Portishead. Barrow les guió hacia la creación de un interesante segundo disco, una grabación en donde a pesar de no abandonar la pose y el sonido garaje de su debut, se podían apreciar unos visos de evolución hacia unos oscuros sonidos setenteros que dejaban entrever la afición de estos chicos por bandas tan recurrentes en estos últimos tiempos como Echo and the Bunnymen y The Charlatans. Su tercer asalto viene a ser el último paso (y quizás definitivo) en el particular recorrido que estos chicos están siguiendo para escapar de los desafortunados titulares que se granjearon hace algo menos de cinco años. El autoproducido «Skying» tiene, desde luego, todos los ingredientes para que así ocurra, pues con él han sido capaces de abrir su sonido lo suficiente para crear un conjunto de canciones que son de lo más accesible que han creado nunca pero sin perder ni un ápice de sus señas características, en esta ocasión basadas en la década de los 80.
No hay más que darle al play para empezar a disfrutar con la pesada “Changing The Rain” y no parar hasta ventilar las nueve canciones que vienen a continuación, a remarcar la inmediatez de “I Can See Through You” o la bipolaridad punk de esa «Endless Blue» que nos conduce hasta el momento más acertado de la grabación, el conformado por la pareja “Dive In” y “Still Life” que, si todo sigue su curso natural, deberían sonar como himnos en cuanto se les traslade al directo. La parte final viene de la mano de un par de armatostes que no hacen más que dejarnos claro que estos chicos realmente hacen lo que les viene en gana; y es que, aunque pueda parecer excesivo plantar dos temas por encima de los siete minutos para cerrar tu trabajo, están más que justificados con el crecimiento progresivo hacia el estallido final de “Moving Further Away” (sencillamente exquisito), al igual que el enredo de distorsión en el que se ve envuelta “Oceans Burning” hacia su parte final.
La sensación que deja «Skying» no puede ser más positiva, no solamente por el hecho de que Badwan y compañía han creado un trabajo notable, sino principalmente por la habilidad con la que se han escapado ya definitivamente del pozo en el que parecían inmersos en el comienzo de su carrera, momento en que ni el más optimista de los periodistas apostaba por ellos. Dos discos después, sin embargo, The Horrors se encuentran en una situación privilegiada dentro de la música británica, con su nuevo trabajo merecidamente encaramado a las listas de ventas de las islas y con una gira masiva por delante en la que defender este tercer trabajo que no debería sorprender encontrarse en las listas de lo mejor del año.