Llamadme cursi, pero The Beach Boys son amor. Y no es que lo diga yo, que suelo prodigarme en elogios de oso amoroso, sino que lo dice y (es más) lo siente cualquier persona que asista a un concierto suyo. O, por lo menos, cualquier persona que asistiera al concierto que ofrecieron el pasado 23 de abril en el Poble Espanyol de Barcelona. Celebrando que llevan 50 años en esto de la música, The Beach Boys han vuelto a reunirse en una gira europea que comenzó en Ávila y que siguió el lunes en Barcelona, con la consiguiente reaparición en los escenarios de Brian Wilson, figura clave de la formación, que ha tenido que abandonarla en múltiples ocasiones por sus problemas de salud y crisis nerviosas recurrentes.
Empezaron con «Do It Again«, y siguieron durante casi dos horas y media repasando su discografía, pasando indudablemente por su disco más celebrado, «Pet Sounds» (Capitol, 1966), además de tocar algunas canciones de su reciente «That’s Why God Made The Radio» (Capitol, 2012) y siguiendo con hits atemporales como «Surfin Safari» (en la que Mike Love alargaba el micro hacia el público para que cantara con él) , «Don’t Worry, Baby«, «I Get Around» y hasta se marcaron una versión de «California Dreamin’» de The Mamas and the Papas, para seguir con el ambiente de sol y felicidad californianos que caracteriza toda su obra. Durante todo el concierto, Mike Love no dejó de hacer monerías y soltar alguna que otra frase en castellano, haciendo referencias a la siesta y llegando a proclamar que «No estamos en España: estamos en Catalonia«. Entre sus chistes, pudimos escuchar cómo, antes de cantar «Ballad of Ole Betsy«(canción que dedican a un coche), decía que «es la canción de amor más bonita del mundo«. Brian Wilson, más reservado, se mantuvo al frente del piano, dejando el espectáculo para su primo.
Ya hacia el final, el Poble Espanyol se convirtió en una fiesta en la que mayores, jóvenes con camisas hawaianas y niños bailaron y cantaron «Barbara Ann«, para la que Mike Love, Al Jardine, Bruce Johnston y David Marks se marcaron una coreografía, mientras que el resto de la banda que les acompañaba (más de diez personas), junto a Brian Wilson, seguían tocando. Acabaron, cómo no, con «Surfin USA«… Y fue entonces cuando llegaron los bises con «Kokomo«, la versión de «Do You Wanna Dance?» de Bobby Freeman y «Fun, Fun, Fun«.
Una noche mágica para recordar y que, probablemente y por desgracia ,no vuelva a repetirse. Por suerte, siempre nos quedarán sus canciones… Canciones en las que siempre brilla el sol.
[FOTOS: Antonio Caballero]