Creemos firmemente que la nueva «The Batman» de Matt Reeves y Robert Pattinson se inspira directamente en la trilogía de videojuegos «Arkham»… Y este artículo así lo prueba.
Batman es el superhéroe por antonomasia. Es rico, tiene unos trajes chulísimos, pega unos sopapos que es para verlos y encima está traumado. Si es que lo tiene todo, no como Superman, que es un llorón y un cansino.
El universo del Murciélago es tan amplio, rico y lleno de claroscuros que cada nueva historia que sale es capaz, si se lleva con mimo, de atraer a una nueva generación a los cómics en general y al Caballero Oscuro en particular. Pero esto no siempre ha sido así. Antes del Batman que Christopher Nolan presentó en sociedad, el Mejor Detective del Mundo sufrió, como tantos otros, un traslado del papel a la pantalla que le dejaba en lugares bastante deprimentes.
Y no, no solo me estoy refiriendo a George Clooney y sus Bat-pezones. El Batman de Val Kilmer era raro, pero raro raro; y el de Tim Burton estaba bien, pero le faltaba ese punto de realidad que permitía conectar de verdad con el espectador (a pesar de que haya muchísima gente que diga que sigue siendo el mejor Batman cinematográfico). Sin embargo, un buen día llegó Nolan y decidió hacer un Batman diferente. Un relato sobre el Murciélago que fusionara de forma coherente los cómics y la propia realidad. Un Batman del siglo XXI, en el siglo XXI. Y vaya si lo hizo.
Del mismo modo, a medida que el director inglés avanzaba en su revolución, la desarrolladora Rocksteady se propuso lo mismo: crear un videojuego de Batman que fuera creíble e inmersivo, pero manteniendo la mística y el atractivo de los cómics. Y en 2009 lanzó «Arkham Asylum«, el inicio de la mejor saga de videojuegos de superhéroes jamás creada (y con diferencia). A aquel primer título le siguieron dos tremendas entregas que se han convertido en pesos pesados de la industria: «Batman: Arkham City» y «Batman: Arkham Knight«. ¿No me creéis? Jugad el final de «Arkham City» y luego hablamos.
Llegamos así a 2022. Las dos sagas, la de Nolan en el cine y «Arhkam» en los videojuegos, han supuesto tal revolución en la forma de entender y disfrutar de los superhéroes que hasta Marvel dejó de lado los argumentos infantiles para darles a sus creaciones más capas («Infinty War» es el caso más claro de esta tendencia). Esto nos ha regalado una época dorada de superhéroes, pero al mismo tiempo ha provocado grandes daños, especialmente al propio Hombre Murciélago. Porque, por muy buen actor que sea Ben Affleck, su personaje dentro del universo cinemático DC está tan mal diseñado que no hay por donde cogerlo. Por suerte, en medio de este aparente réquiem, DC y Warner decidieron darle libertad a Matt Reeves para hacer una nueva versión del Caballero Oscuro.
¿Y qué hace Reeves? Pues lo que todos estáis imaginando: coger las dos referencias más grandes de los últimos años para crear su propio universo. Vale, en la nueva «The Batman» hay detalles que recuerdan de forma demasiado directa a la saga de Nolan. Pero mucho más cierto es que el Batman de Robert Pattinson se mira continuamente en un espejo clarísimo: la saga «Arkham«. ¿Primera pista? El propio traje del superhéroe, que es clavadito al de «Arkham Knight«.
Esto no es un traje para ser superhéroe y saltar tejaditos, esto es un traje para repartir hostias como panes. Y los propios Bat-guantazos nos dan una segunda pista: las escena de lucha de “The Batman” son muy, muy parecidas a los encuentros que tiene el Murciélago a lo largo de la mencionada saga de videojuegos. Tanto es así que, más de una vez, parece que Pattinson esté intentando sacarse un Combo x10 en lugar de simplemente derrotar a los malos.
Más pistas y detalles nos dejan elementos como la música o, sobre todo, la ambientación y cinematografía, que bebe muchísimo de «Arkham Knight«. Esto puede deberse a que esa tercera entrega de la saga se desarrolla a lo largo y ancho de Gotham entera (lo que quiero decir es qsue, si la película se hubiera desarrollado en el asilo de Arkham, seguramente la ambientación sería muy parecida al primer juego). Tal es la influencia de Rocksteady que hasta Catwoman luce un atuendo y un corte de pelo casi igual al del personaje jugable, aunque con ligeras diferencias que, sinceramente, no la sientan nada mal.
No quiero afirmar con esto que la última versión cinematográfica del Mejor Detective del Mundo sea una copia absoluta de la saga de videojuegos. Eso sería obviar, por ejemplo, que a «The Batman» también se le notan las influencias de aventuras comiqueras del Murciélago como «Batman: Año Uno» o «La Broma Mortal«, especialmente en la trama y en la caracterización de sus personajes. Pero es necesario reconocer que los videojuegos han sido una fuente de inspiración para Reeves, lo que a su vez ayuda a resignificar y demostrar el impacto que estos tuvieron en su momento.
¿Conclusión? En el caso de que no hayas visto todavía la película, hazte un favor y corre a verla. Y, si ya lo has hecho, coge el mando y pásate la saga «Arkham«. Por primera vez o, como yo, por tercera. [Más información en la web de «The Batman»]