Qué complicado tiene que ser encontrarse en la situación que se encuentran este tipo de bandas que, de un álbum a otro, dan un salto de popularidad que los lleva del casi pleno desconomiento al extremo opuesto. Esta meteórica progresión no sólo la viven grupos noveles como por cercanía temporal puedan ser The Pains of Being Pure at Heart o Fleet Foxes, bandas que se destapan con un inicio de carrera prometedor y que, dos años después, son capaces de mantener el nivel ante una crítica que los examina con lupa con sendas continuaciones. También es común descubrir cada cierto tiempo a gente que, tras varios años haciendo ruido, publica de repente un trabajo que parece dar con la tecla del éxito y que termina recogiendo reconocimientos de manera continua y catapultando a sus creadores a la primera división de la música independiente actual. Hablamos de uno de los mejores discos de 2009, hablamos de uno de los tríos más bizarros de Brooklyn, hablamos de The Antlers.
La historia comienza, sin embargo, como una aventura en solitario de Peter Silberman, quien autopublicó en 2006 «Uprooted» (The Antlers, 2006) y creó tan sólo un año después «In the Attic of the Universe» (Fall, 2007). En ese momento, a nuestro protagonista se le pasó por la cabeza arrastrar a dos músicos para su causa con la intención de que le ayudasen a plasmar sus ideas en un tercer álbum que apuesto a que ni el mismo fue capaz de entender en un principio el éxito que cosechó. «Hospice» (Antlers, 2009) terminó en el podio de mejores trabajos de 2009 de muchas publicaciones que caían rendidas ante la conmovedora historia que encerraba: la de una enferma cuya vida pende de un hilo debido a un cáncer terminal, un concepto que encajaba perfectamente con las características de cada una de las diez composiciones allá contenidas.
Es por ese gran reconocimiento que recibieron en su día que ahora, sin quererlo ni beberlo, los de Brooklyn se encuentran ante el disco más importante (hasta el momento) de su carrera. Y son conscientes, porque es evidente que no han querido precipitarse ni apostar fácil. «Burst Apart» (Frenchkiss / Music as Usual, 2011) es un trabajo al que resulta difícil de acceder (valga la redundancia tratándose de esta gente), pero es que deja descolocado completamente con las primeras escuchas al no haber ni rastro de aquellos arranques de épica de “Kettering” o “Sylvia” que venían a funcionar de gancho en «Hospice«. Es el momento en que nos percatamos de que los cambios no se acaban ahí pues, en esta nueva entrega, el trío trata de adentrarse por completo en terrenos que anteriormente sólo había tocado tangencialmente, saliendo sorprendemente airosos de esos jugueteos con el post-rock, el slowcore o la música ambiental, como quieran etiquetarlo.
Esto queda bien refrendado con las primeras escuchas, aunque sean muchas más las necesarias para llegar a apreciar todo lo que este «Burst Apart» puede llegar a ofrecer. Desde la primitiva sección rítmica de “I don’t Want Love” y el positivismo que esconde tras ese engañoso título, a la característica voz de Silberman imponiéndose en “No Widows” (que comparte un parecido asombroso con los trabajos vocales de los nuevos Wild Beasts de «Smother«). De las apremiantes bocinas de “Parentheses” y ese estribillo guitarrero tan cercano a Radiohead (comparación también razonable en “Every Night my Teeth are Falling Out”) a las similitudes evidentes con Sigur Rós en la más reposada “Rolled Together”, todo aquí da la sensación de encajar con naturalidad.
Por supuesto, habrá gente a la que no acabarán de convencer (nunca llueve a gusto de todos) pero, a estas alturas, The Antlers han hecho méritos más que suficientes para enganchar definitivamente a nuestros oídos. La realidad es que nos traen un nuevo trabajo en el que las novedades, pese a no ser muy contundentes, son suficientes para convencernos de que han vuelto a crear algo original y único. Una grabación que vuelve a tratar con plena sensibilidad la pérdida y la tristeza que estos chicos son tan buenos recreando, y que termina convirtiéndose en ese digno heredero de «Hospice» que muchos dudaban que fueran capaz de crear. Pero no lo olviden: The Antlers saben a lo que juegan.
The Antlers – Parentheses by Frenchkiss