Hay veces que la música es importante por su dimensión social… M.I.A. lo sabe, y el video de su temazo «Borders» pone el dedo en la llaga de la inmigración.
Existen muchos motivos por los que una canción puede ser importante o relevante. El primero es el musical, evidentemente. Pero, como todas las artes, la música también puede y debe ser receptáculo de otras dimensiones como, por ejemplo, la social. Y hay que reconocer que, aunque M.I.A. siempre se ha mostrado particularmente acertada a la hora de jugar con las diferentes dimensiones de la música (hay veces que lo suyo es gozoso exclusivamente en el plano musical, otras resulta que la estética se pone por encima de todas las cosas…), lo social siempre ha jugado un papel más que vital en su propuesta.
Y lo social es lo que convierte a «Borders» en una de las canciones más importantes de la temporada. Da igual que, al fin y al cabo, este sea el single elegido para avanzar el esperado «Matahdatah» (Interscope, 2016), el nuevo álbum de la artista que todavía no tiene fecha concreta de lanzamiento aunque se espera para principios del próximo año que estamos a punto de descorchar. Y da igual porque, al fin y al cabo, «Borders» no podía llegar en un momento más adecuado: cirunscrito justamente en la ola de locura irracional desatada por los atentados de París, la voz de M.I.A. vuelve a hablar por aquellos que no suelen tener ni voz ni voto en este tipo de sinsentidos.
Puede que el discurso no sea el más elaborado del mundo y que, como suele ocurrirle a la Arulpragasam, sus proclamas sean más impactantes que profundas. Pero nadie puede dudar de la relevancia de una canción como esta aquí y ahora, igual que tampoco se puede dudar del valor icónico de un videoclip dirigido por ella misma en el que la artista juega con algunos de los rasgos estéticos de inmigrantes y refugiados (las pateras, las vallas, las mantas térmicas…) para conformar poderosísimas estampas de las que cuesta escapar. Definitivamente, «Borders» no es la mejor canción que ha escrito M.I.A. en toda su carrera, pero sí que es una a la que merece la pena prestar la mayor de las atenciones.