Es muy difícil pensar en mejor video para «Boirina» que el que ha dirigido Nikita Routchenko… A esto se le llama atrapar el imaginario oculto detrás de una canción como esta, una de los temas más pegadizos de aquel «Hannah» (Les Petites Coses / Error! Lo Fi / BCore, 2011) que se erigió el año pasado como nuestro disco nacional del año. Y es que el tono bergmaniano del clip, que empieza como una especie de «El Manantial de la Doncella» en versión actualizada, acaba escurriéndose hacia otra coordenada fílmica: un Dreyer de otra dimensión paralela en la que se permite ser báquico sin perder su estilizado blanco y negro. Y es que la misma canción de Anímic, que evoluciona en dos partes diferenciadas pero entrelazadas, da pie a un envoltorio visual como este: un culto (aparentemente) cerrado y (dulcemente) atávico que, llegado cierto punto de la composición, se desmelena de forma fascinante. Un culto (para nada) cerrado e (hipnóticamente) atávico con el que los fans de Anímic no vamos a tener problema en identificarnos.
Zuma (de Anímic) nos explica los intríngulis del rodaje…
«-Hola, Nikita… Tío, tengo que preguntarte algo muy seriamente. Tranquilo, si no puedes, no pasa nada. Pero… ¿quieres dirigirnos un videoclip? -¡Claro! ¡Me encantaría! Cuéntame… -Pues tienes que ponerte ya. El rodaje es dentro de 7 días…
Cosas que pasan en Anímic… Tenerlo todo cerrado: fecha, localización, permisos, vestuario, actores, equipo técnico, billetes de avión… y quedarte sin director a siete días vista. Así es como Nikita Routchenko se convierte en nuestro hombre 2012 de la noche a la mañana. También así es como, de un plumazo, se simplifica la vida y se hace El Rodaje: En un solo día, bajo un cielo loco que lo mismo nos daba cegadora luz que un manto de lluvia y barro donde hundir las botas, mojar la leña, fundir las bombillas y constipar a las actrices. Junto a un enjambre de abejas que, animadas por los aromas de nuestro almuerzo, confundieron su objetivo. Bajo un tenderete, cobijados, en el cual tenían prioridad ordenadores, cámaras y focos. Persiguiendo en la ridícula noche un paraguas arrastrado por el viento…
«Así será que son los rodajes de verdad, ¿no?» Pues será que sí… Nuestro primero en serio y de verdad… Hasta aquí nuestra mano. El resto, ya lo habéis visto, debió ser cosa de directores-editores-magos que se escapan de nuestro alcance…«