Tachenko reinterpretan su cancionero en clave acústica en su nuevo disco… Y nos dan una excusa perfecta para entrevistarlos.
“El Comportamiento Privado” (Limbo Starr, 2015) significó hace un par de años un nuevo y vibrante paso en la escalada hacia la cumbre del Everest de la música pop (en su acepción más tradicional) que Tachenko iniciaron con su recordado debut en largo, “Nieves y Rescates” (Grabaciones en el Mar, 2004). Considerados desde entonces con cada álbum publicado como maestros orfebres de la melodía cuidada y con marchamo clásico, se suponía que en su siguiente movimiento aprovecharían la inercia creativa adquirida para entregar otra obra con la que continuar puliendo su acostumbrado acierto compositivo.
Pero, a veces, la mejor manera de seguir el camino sin abandonar la dirección adecuada es esquivar la lógica y ejecutar un giro inesperado. El que efectuaron en este caso Sergio Vinadé y Sebas Puente, socios fundadores, cabezas pensantes, voces, guitarristas y espíritus inquietos de Tachenko (completados actualmente por David ‘Libi’ García al bajo, Alfonso Luna a la batería y Guillermo García a los teclados), cogió a más de un adepto de la banda de Zaragoza a contrapié, ya que se tradujo en un disco esencialmente acústico, materializado mano a mano entre Vinadé y Puente e integrado por reinterpretaciones de parte de su cancionero previo más un par de temas confeccionados ad hoc para tan singular ocasión. Su título, “Misterios de la Canción Ligera” (Limbo Starr, 2017).
Siempre se han arrojado ciertas sombras de duda sobre esta clase de trabajos: ¿cuál es su sentido? ¿Para qué valen? Preguntas que asoman automáticamente cuando se cree que, quizá, las versiones presentadas no superarán a las piezas originales si estas, además, destacan por su lustroso acabado. Ni siquiera el hecho de que sean sus propios autores los instigadores de tales revisiones ayuda a no observar estos compendios como artefactos que no van a aportar nada sorprendente. Sebas Puente, sin embargo, le da la vuelta como un calcetín a esta hipótesis cuando se plantea en torno a “Misterios de la Canción Ligera” “porque con el tiempo hemos llegado a ser muy autocríticos, mucho más que cuando empezamos o hace unos años. Yo creo que aquí no hay ninguna canción inferior a las originales”.
Así que el núcleo duro de Tachenko estaba convencido desde el principio de que su plan tenía un objetivo concreto: probablemente no tanto hacer balance de su recorrido artístico, sino más bien servirse de “Misterios de la Canción Ligera” para expandir los horizontes del grupo.
Tras una larga y fructífera carrera, ¿por qué habéis decidido publicar un álbum en clave de revisión y reinterpretación de vuestro pasado? Por dos razones, principalmente. Por un lado, Sergio y yo damos muchos conciertos en este formato, en dueto o clave más acústica. Pero queríamos llevarlo un paso más allá y hacer nuevos arreglos a las canciones, más trabajados y añadiendo teclados. Por otro lado, era una manera de recordar canciones que, al llevar ya varios discos publicados, habían quedado en el camino. Es una manera de mirar hacia atrás para coger aire y seguir con Tachenko durante muchos años, abriendo nuevas vías para el futuro.
¿Os tomasteis la elaboración de “Misterios de la Canción Ligera” como un simple divertimento o supuso algo más para vosotros? No como un divertimento, sino como un disco entre ‘discos oficiales’. Lo que pasa es que el proyecto, casi sin quererlo, ha cogido cuerpo y está teniendo la misma repercusión que esos mismos discos.
¿Este disco funciona, por tanto, como una especie de balance de vuestra trayectoria para, a partir de él, iniciar una nueva etapa en el grupo? Nosotros vamos a seguir grabando y tocando con Libi, Alfonso y Guillermo, nuevo componente de Tachenko. Pero esto nos da otras opciones para ir combinando métodos. Más que una nueva etapa, podemos decir que las posibilidades que tenemos ahora amplían nuestro campo de trabajo.
Las renovadas ideas que revolotean en el seno de Tachenko se derivan del procedimiento al que recurrieron Sebas y Sergio (ayudados en la producción por el músico Joaquín Pizarro y el jefe -junto a Carmen S. Ulla– de Limbo Starr, David López) para dar forma a “Misterios de la Canción Ligera”, que consistió en aplicar un esquema, en apariencia, sencillo: guitarra acústica como soporte principal aderezada con sutiles punteos eléctricos y arreglos de piano y teclado. Por este proceso de filtrado instrumental pasaron canciones del catálogo de Tachenko no incluidas en la categoría de sencillos (a excepción de “El Tiempo en Los Urales”) o no consideradas como las más evidentes, lo que otorga al disco un valor especial para los conocedores de su vasto repertorio, que tienen la oportunidad de ver reflejada en un álbum una cara distinta de los zaragozanos.
¿El formato de las canciones de “Misterios de la Canción Ligera” os sirvió para desnudarlas, enseñar su solidez compositiva y demostrar que su estructura funciona tan bien en versión acústica como en su versión eléctrica? Sí, pero tampoco queríamos demostrar nada… El caso es que tanto Sergio como yo componemos así, con una guitarra y una voz, en casa. En realidad, ese es el lugar donde nos encontramos cómodos por naturaleza. Luego, ya en el local, vistes las canciones con distintos ropajes. Pero las canciones, con una guitarra y un teclado, nacen siempre de ese modo… Si no funcionan en ese formato mínimo, las mandamos a la mierda de primeras [risas].
Entonces, ¿el planteamiento seguido fue un modo de revalorizar determinadas composiciones de vuestro cancionero? Ha sido más una cuestión de cariño a canciones que ya no tocábamos tanto o que en su momento no llegamos a tocar demasiado. Al hacer el repertorio nos dimos cuenta de que habíamos elegido muchas del primer disco y del primer EP [“El Tiempo en Los Urales” (Grabaciones en el Mar, 2005)]. No fue algo premeditado, pero así las volvemos a poner en funcionamiento.
¿Cómo fue el proceso de grabación, en el que también intervinieron en la producción Joaquín Pizarro y David López? Mr. Pizarro vino a Zaragoza con sus micros y sus cacharros a grabarnos un par de ensayos. Hicimos toda la grabación en tres días y luego se llevó las pistas a su estudio en Madrid para trabajarlas. Después nos unimos para terminar las mezclas con él y David, que siempre está con nosotros durante el proceso, apoyando, aportando y nunca interfiriendo, lo cual no es nada común y se agradece.
¿Tuvisteis la tentación de dar una vuelta de tuerca conscientemente a alguna de las canciones aprovechando la coyuntura? Por ejemplo, llama la atención el aire bossanova de “No Hay Nieve en Saint Moritz”, el minimalismo de “Mundo Apache” o la calmada limpieza de “Vámonos”. La vuelta de tuerca era inevitable, dados los pocos elementos con los que nos propusimos grabar: teclado, guitarras acústicas, guitarra clásica y otra de doce cuerdas. Se trataba más de depurar, menos en el caso de “No Hay Nieve en Saint Moritz”, en la que aparece ese aire de bossa para darle un toque diferente al disco.
¿Qué criterio aplicasteis para escoger las canciones? Queríamos evitar los singles y las canciones que solemos repetir en los conciertos para dar cabida al repertorio que ha quedado algo más olvidado. Parece que este, en cierto sentido, estaba hecho para ser interpretado así años después. Ha encajado todo a la perfección.
¿Se os quedó alguna en el tintero que os hubiera gustado incluir en el álbum? Muchas. Eso da pie a hacer un segundo volumen de los “Misterios de la Canción Ligera” dentro de un tiempo…
Esta afirmación puede ir dirigida a todos aquellos que echen de menos algún tema determinado (ya sea más o menos emblemático) en “Misterios de la Canción Ligera”. Pero, independientemente de ello, su selección final conserva la esencia definida por la brillantez melódica que ha caracterizado en todo momento a Tachenko. De hecho, la transparencia de cada pieza resalta una de las virtudes del grupo: establecer una impecable alianza entre fondo y forma a pesar de su constante oposición, que se reproduce en las dos nuevas composiciones que abren el disco, “Armagedón” y “Nuestra Especialidad”, y que hay que tomar desde este instante como balizas que marcan la senda de Tachenko en su continua ascensión hacia el punto más alto de ese Everest pop del que hablábamos al comienzo. Posiblemente allí no hallarán la perfección absoluta, pero estarán muy cerca de ella…
Repasando los temas de “Misterios de la Canción Ligera”, queda claro que durante vuestra carrera se os ha dado muy bien envolver en canciones relucientes letras que no los son tanto… ¿Consideráis que ese contraste se ha convertido, con el paso del tiempo, en vuestra seña de identidad? Ese contraste es una de nuestras características. Nuestra forma de ser llama a que se nos adjudiquen adjetivos como ‘luminosos’, que nos chirría un poco. O a hablar de ‘pop soleado’, que ya directamente nos da mala gana, porque la mayoría de las letras son bastante tristes.
Las dos canciones inéditas del disco, “Armagedón” y “Nuestra Especialidad”, no escapan de esa condición. Sí… Son canciones melódicas, como las que hemos escuchado toda la vida: igual nos han influido los cantantes italianos de los años 70 como The Magnetic Fields, por poner dos ejemplos bien distintos.
Ese par de temas nuevos condensan dos de los ingredientes primordiales de vuestras composiciones: melodía trabajada y lírica elaborada. Como habéis manifestado en el pasado, siempre buscáis la canción perfecta. ¿La encontrasteis en algún momento de vuestra trayectoria? En realidad lo de la canción perfecta es un modo de explicar nuestro modo de trabajar. Defendemos esa búsqueda como fin en sí mismo; pero, evidentemente, no somos tan ilusos ni tan presuntuosos como para pretender encontrar la canción perfecta. Aunque sí que, en cada una de ellas, ponemos encima de la mesa lo mejor que tenemos en cada momento.
Tirando del mismo hilo… ¿Habéis logrado con este disco desentrañar los misterios de la canción ligera? El misterio es infinito. Seguiremos trabajando en ello, como decía aquel… [Más información en el Facebook de Tachenko] [Foto: Javier Rosa]