Suís & Bowls es la mezcla perfecta entre pasado y presente gastronómico, y así lo prueba que en su carta convivan las maxi-tostadas con los bowls healthy.
Hay dos tipos de personas en este mundo. Por un lado, están aquellos que te los encuentras un día y son góticos pero te los encuentras al día siguiente y se han pasado al bando hipster, abrazando por completo la estética, el modus vivendi y la ideología extrema. Por otro lado, están aquellos que se toman la vida no como un saltar de tendencia en tendencia, sino como un coger lo que más les interesa de cada tendencia e ir incorporándolo a una identidad que, por mucho que acabe siendo un puzzle (como son todas las identidades), es mucho más coherente que el hype como estilo de vida.
Los restaurantes son iguales que las personas. Por un lado, están aquellos que hoy se suben a la tendencia de la hamburguesa gourmet y, cuando ven que la cosa afloja, cierran la paradeta y (cambio de dueños mediante o no) vuelven a abrir sus puertas reconvertidos en cereal bar. Y luego están los lugares como el Suís & Bowls, que es el que nos ocupa aquí y ahora porque resulta que es uno de los espacios más clásicos de Gràcia (Barcelona) que se ha renovado, pero no para apuntar hacia una dirección totalmente nueva, sino para ampliar sus propios horizontes con una propuesta gastronómica que no podría ser más coherente.
Porque, de hecho, si entraras en Suís & Bowls (situado en el número 151 de Travessera de Gràcia) sin saber nada de él, seguramente pensarías que lo han abierto hacer relativamente poco adecuándose a las tendencias del momento: espacios amplios, colores nórdicos, ambiente confortable e íntimo, maderas mezcladas con mármoles… Sí, totalmente on point. Pero resulta que nos encontramos realmente ante un local con solera en el barrio de Gràcia y que los vecinos siguen conociendo, simple y llanamente, como el Suís. Y, ojo, porque es totalmente comprensible que sigan refiriéndose al lugar con su antiguo nombre porque ahí está su principal acierto: no traicionar su propio legado y seguir ofreciendo algunos de los musts por los que se le conocía.
Uno de ellos especialmente: la maxi-llesca (por si acaso, puntualizaré que «llesca» es «rebanada» en catalán), el desayuno preferido de muchos «graciencs» que siguen acudiendo al Suís & Bowls a la búsqueda de su tostada (gigantesca) favorita. También tienen un marcado aire clásico otros imprescindibles de la carta como los bocadillos o una selección de bikinis que va subiendo de nivel poco a poco e incorporando preparaciones más contemporáneas y arriesgadas, conformando un abanico tan gozoso como el que va desde el clásico Mallorquín (ya sabes: con sobrasada ibérica) hasta el nuevo Sinatra de pastrami. Porque en eso consiste el Suís & Bowls: en partir del desayuno tradicional e ir ampliando la carta con todo un conjunto de recetas con las que cualquiera saldrá contento y con la panza llena a cualquier hora del día.
Recetas que se van alejando poco a poco de la gastronomía de barrio para aterrizar en el mundo de lo healthy. Ahí están, de hecho, los bowls que se han añadido al suís del nombre del local y que son el corazón de la propuesta de comidas al mediodía, ya que de 12h a 16h el menú formado por entrante, bowl o quiche, postre y bebida sale por tan solo 10,50€. Son bowls que, obviamente, proponen un plato saludable formado por ingredientes de primera calidad. Pero que, si te pillan en el desayuno o en horario de brunch, siempre podrás intercambiar por opciones más dulces con yogur o cereales como base y con toppings que van desde los frutos secos a fruta y dulces variados.
Y luego están, claro, las bebidas: otra de las grandes especialidades del nuevo Suís & Bowls. Desde los zumos (en preparaciones sencillas como la limonada con menta hasta otras más sofisticadas como el de mango, naranja, plátano y lima) hasta batidos (ojito con el Oreo, que su nombre lo dice todo; o un Flower Power que es un chute de optimismo desde su propia presentación) pasando por una de las grandes locuras de la carta: los lattes de colores, en los que se ha puesto especial atención en el hecho de asegurar que esta coloración no viene de aditivo alguno sino de ingredientes cien por cien naturales (y, obviamente, comestibles).
Así que ya sabes: si no te fías de esas personas que cambian de tendencia como quien cambia de chaqueta, ¿por qué te vas a fiar de restaurantes que sean así? Mucho mejor quedarse como este Suís & Bowls que, desde su propio nombre, apuesta por aunar el pasado del suís (o «suizo»: chocolate desecho con nata) y los cada vez más omnipresentes bowls. Para que tengas siempre dónde elegir. [Más información en la web de Suís & Bowls]