La actuación de Sr. Chinarro en el TerraCeo de Vigo tuvo mucho de vuelta a la normalidad… Por mucho que sea una nueva normalidad deformada.
1 año, 7 meses, 3 semanas y 1 día después, volvía a un concierto. Pude haber asistido antes a alguno de los que tenía marcados en la agenda desde el fin del confinamiento, pero el empeño de la nueva normalidad en cambiar radicalmente las circunstancias y dar una patada a la vida anterior lo había impedido. Efectivamente, muchas cosas se habían puesto del revés o se habían acabado, propias y ajenas. Y lo siguen haciendo. De hecho, ni existe la certeza de sintonizar Radio 3 a media tarde y escuchar la voz de Julio Ruiz en su “Disco Grande”.
Curiosamente, al día siguiente de ese adiós radiofónico, el sábado 19 de junio, Antonio Luque protagonizaría la velada del ciclo TerraCeo en Vigo al frente de Sr. Chinarro, uno de los grupos más estrechamente relacionados con la historia del programa de Julio Ruiz. Vamos, que la nostalgia, se quisiera o no, se iba a apoderar de la nublada noche, impropia de la antesala del verano.
Aunque hubo algo que no había variado: Abel Caballero actuando de maestro de ceremonias. Él mismo afirmó que se había presentado a alcalde para ser el telonero oficial de todo acontecimiento que se celebrara en la ciudad olívica. Y ejerció su papel como le gusta, arengando al público con sus vivas a Vigo. Cuando empezó a sonar la sintonía del “Equipo A” parecía que estaba pensada para redondear su despedida…
Pero no, se trataba de la estruendosa entrada de Moon Cresta, banda local de largo recorrido que justo cumplía 22 años y un día de carrera. Mejor propuesta para calentar el ambiente, imposible. Armados con su rock de alto octanaje y con ramalazo zeppeliano y mucho mojo funk, los Black Crowes vigueses se emplearon a fondo hasta derramar su última gota de sudor. No había duda de que tenían ganas de volver a los directos, así que venían de casa con motivación extra. En cuanto denotaron su dinamita eléctrica, el auditorio del Pazo de Congresos Mar de Vigo voló por los aires. A ver quién se atreve a igualar el poderío de la versión que cerró su set, una explosiva mezcla del “Come Together” de The Beatles y el “Give It Away” de Red Hot Chili Peppers. Tanto en la plaza del pueblo como en un espacio tan elegante, Moon Cresta son la bomba.
A Antonio Luque le hubiera gustado poder dar su concierto en la azotea del Mar de Vigo, emplazamiento característico del TerraCeo, con la ría como decorado de fondo, pero no fue posible. A los allí presentes también nos habría encantado. Esta obligación por las malas condiciones meteorológicas aumentó la extraña sensación que se respiraba por la exigencia del protocolo anti-COVID -escrupulosa e impecablemente aplicado-, con todo el mundo sentado mascarilla en boca y bien separado.
Se notaba que la animación se contenía, que el público no llegaba a arrancar pegado a las butacas. A pesar de que es conocida la imprevisibilidad de sus conciertos, este ambiente influyó de algún modo en el planteamiento de Sr. Chinarro, por mucho que la razón de su paso por Vigo fuese (no) presentar “El Bando Bueno” (Mushroom Pillow, 2020). De hecho, pasaron de puntillas por ese LP, enlazando “Escorpio” y “Telaraña”.
El tono de ese par de canciones, sobrio, por momentos sombrío, reposado y profundo, definió buena parte de la atmósfera reinante, independientemente del tempo de cada tema. Dada la amplitud y las múltiples aristas de su discografía, Luque y sus Sr. Chinarro -que llevaban mucho tiempo sin tocar juntos sobre un escenario- saltaron desde tiempos recientes a algunos más remotos en un repaso que incluyó “Fuerzas Especiales”, “Quiromántico”, “Babieca” o “El Idilio”.
Se confirmaba que iba a ser un directo para auténticos seguidores chinarristas, no para los que se quedan únicamente con sus piezas más populares (ni rastro de “Del Montón”) o se fijaron básicamente en su último disco (“¡Sábanas Santas!”, gritaron desde la platea, pero no se concedió el deseo). Es más, Luque aprovechó la ocasión para ofrecer algunas composiciones de su próximo álbum todavía por grabar, sacando a relucir en esos tramos la vena más fresca y sarcástica -y también críptica, cómo no- de Sr. Chinarro, como sucedió en “Sexo, Mar y Sol” (o “Sex, Sea And Sun”, que Luque también sabe inglés, aunque estuviera durante unos días aprendiendo gallego), con unos acordes de guitarra muy playeros; y en “Canelo”, con una base rítmica muy spectoriana.
No faltaron las bromas ni los habituales comentarios jocosos de Antonio Luque, quien, además, tuvo que lidiar con un molesto acople que ni remediaban sus amuletos contra la mala suerte. Incluso acabó mostrando su lado más sensible dedicando “Los Ángeles” a un amigo de siempre fallecido pocos días antes debido al coronavirus. Así que no había manera, por mucho que el rayo verde de Sr. Chinarro rebotara entre las paredes del auditorio del Mar de Vigo, de quitarse de la cabeza la causa de los rigores de la deformada realidad que vivimos.
Sobre todo en el solicitado bis que afrontó Luque a solas con su guitarra -la primera que se compró en su adolescencia, añadiendo otro guiño emotivo- para interpretar “Alfabeto Morse” y provocar que ciertos ojos se empañaran pensando en lo que fue y lo que nunca será. .. .-. .. .-, buenas noches. [Más información en la web de Sr. Chinarro]