Sonny Smith no es un músico, es un ARTISTA. Mierda, siempre acabo enamorándome platónicamente de esta clase de chicos que sueñan con aliens, con el espacio y que dibujan de manera infantil. Son tan adorables que no puedo remediarlo. El pasado jueves 6 de febrero vimos a Sonny & the Sunsets en la sala Sidecar (Barcelona)… Y esto es la crónica de un amor anunciado.
Antes de que Sonny y los suyos aparecieran a escena, algo raro pasó. Una fuerza del más allá invadió el escenario materializándose en un fantasma muy vivo. Hablamos de Chícolo K.O., un ser, un señor (no sabemos muy bien como describirlo) que hace canciones de blues a la española con letras que dicen cosas tan fantásticas como “Esto no es Europa, no sé quién te lo ha dicho pero es mentira» o “Cada vez que oigo en la radio un grupo indie español voy corriendo a vomitar” (no son las letras exactas, pero vamos, el mensaje está claro). No sé qué hacía con los dedos, ni qué acordes tocaba pero era algo paranormal.
Esta vez, Sonny vino acompañado de unos sunsets españoles formados por Germán Carrascosa (guitarra y miembro de Bananas, La Otra Gloria, etc.), J. Irizar (batería de La Estrella de David, Junco y Diamante y otros) y Jordi G. G. (bajo y miembro de Kana Kapila, Corte Moderno y muchos otros). Habitualmente, los sunsets son Ryan Browne, Tahlia Harbour y Kelley Stoltz, pero este hombre ha tocado con un sinfín de artistas como Ty Segall, Jolie Holland, Neko Case, Bart Davenport o Mark Eitzel. Sonny sí que sabe.
Con una guitarra que debe haberle acompañado toda su vida a juzgar por su aspecto desgastado, Sonny & The Sunsets (en este concierto, Sonny & Los Amaneceres) abrieron con «Void«, canción que forma parte de su último álbum “Antenna to the Afterworld” (Polyvinyl, 2013), y creo que fue la única canción con la que respetron el setlist, ya que luego tocaron lo que les dio la gana sin mirar al papel. A Sonny le gusta la improvisación y, si quieres formar parte de los Sunsets, tienes que estar preparado. El efecto sorpresa siempre está ahí; y eso, amigos míos, es lo mejor de todo, porque cada concierto es único.
Sonny es músico, escritor, dibujante de cómics y ahora mismo tiene entre manos el rodaje de un episodio para una película escrito por él y que se llamará «Jackie Dew Drop: Miracle of Science«. Aprovechando su paso por España, el director de cine Marçal Forés ha contado con él como actor para una película sobre caníbales adolescentes (aunque me temo que Sonny Smith hace tiempo que dejó esa etapa atrás, al menos en lo físico). Además, Sonny ha creado una colección de cien canciones de estilos diferentes entre sí y de autores inventados por él con biografías también inventadas, con el nombre de 100 Records, y ha editado una recopilación de los artistas que más le gustan de su ciudad, San Francisco, con el nombre I need you bad. Más o menos cada año publica un nuevo disco, con estilos distintos. Vamos, lo que coloquialmente se llama un culo inquieto. Esa inquietud y esa genialidad se transmite perfectamente en sus conciertos, en los que su carisma te atrapa de tal manera que querrías llevártelo a casa y abrazarlo muy fuerte, hasta que te dolieran los brazos.
Hacia la mitad del concierto, y habiendo tocado ya canciones como la punk «Cheap Extensions» o «Dark Corners» (de su último disco), Sonny decidió contarnos una historia muy peculiar con una canción. En ella hablaba de cómo se enamoró de una prostituta y tuvo que matar a su chulo para demostrar su amor. Luego fueron al Caribe, tuvieron muchos hijos y comieron perdices. Adorable es poco.
A continuación, y para satisfacer al público con su hit más celebrado (cosa que según cuenta en alguna entrevista no le gusta hacer), tocó una versión acelerada de «Too Young To Burn, a la que siguió «Green Blood«, contando la misma historia de la prostituta que contaba en la canción anterior pero cambiándola por una alien y con un final no tan feliz. Un amor imposible. Ay, todavía más adorable.
Nos obsequió con una canción nueva y, después, decidió bajar al escenario con «Planet of Women«, haciendo monerías a todas las mujeres que se cruzaban a su paso y arrancando la sonrisa de todos los allí presentes. Creo que salían corazones rosas desde todos los rincones. Acabó el concierto con «Path of Orbit«, también de su último álbum “Antenna to the Afterworld”, y de nuevo una de las pocas que coincidían con el orden de su setlist. Para el bis se atrevió con «Stranded» y desapareció con los Sunsets hacia el backstage… para reaparecer al minuto otra vez y tocar «I Wanna Do It» de su álbum «Hit After Hit» (Fat Possum, 2011) y dar por finalizado así uno de los conciertos que será recordado por muchos de los presentes como algo especial, fuera de lo común.
Sonny me recuerda un poco a Daniel Johnston, en el sentido de que es un artista prolífico, con un mundo único, incluso un poco infantil. Un genio todavía oculto, una joya por descubrir para el gran público. Un ENCANTO, con mayúsculas.
[FOTOS: AnTruan]