«Sonic Forces» mola porque es un juego que continuamente te arranca eso de «wow»… Pero también porque es una gozada puramente nostálgica.
Si jugaste al primer «Sonic» en la Mega Drive en el lejano año 1991, es muy probable que a partir de entonces hayas vivido una evolución con la saga similar a la de muchos de los jugadores originales: las tres primeras entregas (e incluso el magnífico «Sonic CD» en Mega CD) están enquistados en tu memoria como algunas de las mejores experiencias de tu infancia / adolescencia… Pero, a partir de ahí, la cosa fue un poco cuesta abajo, te costó conectar cuando la saga se metía cada vez más en las fauces del lobo feroz de las 3D y, de hecho, nunca entendiste demasiado bien por qué, a medida que tú ibas madurando, cada nuevo juego de Sonic parecía dirigido a un público más infantil todavía.
Así que, como suele decirse, se nos gastó el amor. Aunque, como ocurre con todo ex-amorío que se precie, nunca acaba de salir del todo de nuestro radar. De hecho, a la mínima que tenemos la ocasión, sabemos que vamos a permitirnos un pequeño desliz con ese ex-amorío, una noche de pasión o como quieras llamarlo. Será por eso que, el año pasado, muchos de nosotros vimos renacer nuestra pasión por el erizo azul cuando, aprovechando el 25 aniversario del lanzamiento del primer y mítico título, el Sonic Team anunció un vuelco / modernización de la franquicia que empezaría en «Sonic Mania«, una revisitación de los títulos primigenios, y seguiría con «Sonic Forces«, que vendría a ser algo así como un «reset» de la saga después de haberse empapado de los orígenes.
Con «Sonic Forces» como exitazo imparable que devolvió al mundo de Sonic a muchos de los jugadores originales que había ido perdiendo por el camino, quedaba la gran pregunta: ¿estaría «Sonic Forces» a la altura? Y, así, para evitar el dramatismo innecesario, vamos a responder aquí y ahora: ¡vamos que si está a la altura! Al fin y al cabo, resulta inevitable que cualquiera que haya jugado a cualquier título de Sonic en su vida acabe emocionado sinceramente al ver aparecer en la pantalla a todo un plantel de personajes (Sonic, Tails, Knuckles, Shadow, etc.) que vuelven a unir sus fuerzas ante el ultimísimo ataque del icónico Doctor Eggman, basado principalmente en la creación del villano definitivo: Infinite, capaz de alterar la realidad a su antojo y, sin lugar a dudas, con un toque malrollero que le sienta fetén a la saga.
Pero la valía de este título va mucho más allá de la coartada melancólica de reencontrarnos con personajes conocidos… Así que permítenos que te expliquemos en cinco puntos bien claritos por qué necesitas urgentemente volver a entrar en el mundo de esta saga en «Sonic Forces«.
PORQUE PUEDES CREAR TU PROPIO PERSONAJE «A LO SONIC». Y esto es, básicamente, el sueño lúbrico de cualquier chaval que haya crecido en las últimas tres décadas. En cierto momento del juego, podrás crearte un personaje plenamente reconocible como parte del imaginario de Sonic y, sobre todo, a partir de entonces podrás ir mejorándolo a dos niveles diferentes. Podrás mejorarlo para que sea más eficiente en combate, algo que harás cambiándole el «wispon» (que es el arma con el que se carga a los malos y que le sirve de «gancho» para interactuar con ciertas partes del mapeado)
Y, por otra parte, podrás «mejorarlo» para hacerlo simple y llanamente «más fardón»: cada fase que superes y cada logro que consigas te proporcionará trajes y complementos diversos para que customices a tu personaje poniéndole locuras en la cabeza y vistiéndole con los outfits más esquizofrénicos posibles. Por favor, desde Fantastic Mag proponemos seriamente que, de aquí a un tiempo, se haga un concurso oficial para elegir al avatar más estrafalario creado en «Sonic Forces«… Porque la verdad es que las posibilidades son infinitas.
PORQUE PUEDES JUGAR CON LOS DOS SONICS. Si eres de los que echas de menos los mapas en 2D de los juegos originales, tranquilo, porque en «Sonic Forces» las fases suelen estar divididas en tramos 2D y en tramos 3D, algo que resulta más vistoso todavía cuando resulta que aquellas en las que prima el 2D son en las que juegas con el Sonic clásico (más regordete y, sobre todo, mudo) mientras que las que tienen mayor carga de 3D están protagonizadas por el Sonic moderno (más estilizado y, sí, con un punto bocazas bastante considerable).
El propio diseño de las fases consigue mantener un equilibrio pluscuamperfecto entre lo clásico y lo moderno, de forma que los más viejos del lugar no podrán evitar echar una lagrimita de emoción al reconocer los prados verdes de Green Hill o todas esas fases concebidas como un casino en el que Sonic acaba rebotando de un lado a otro como bola de pinball. Eso no quita, sin embargo, que las fases 3D sean una verdadera gozada y que, de repente, te veas volando por los aires en medio del espacio exterior o subiendo por la ladera de una pirámide con la mandíbula totalmente desencajada. Mucho colorido, mucha espectacularidad y un brilli brilli imposible de asimilar a la velocidad que transcurre el juego. Pero, en serio, es necesario repetirlo: equilibrio pluscuamperfecto.
PORQUE EL ESTILO DE JUEGO ES UN PURO SUBIDÓN. Ya lo hemos dicho más arriba: en «Sonic Forces» te vas a encontrar con la mandíbula desencajada con una frecuencia realmente desarmante. Al fin y al cabo, el juego parece pensado para ello: las fases son experiencias cortas (a veces no llegan ni a los tres minutos) que priorizan la intensidad como base del gameplay. El secreto es sumar un diseño de niveles frenético, unos gráficos coloristas basados en el exceso continuo, una música alucinante y una velocidad endiablada para que el jugador no tenga ni un segundo de descanso.
La profundidad viene luego, una vez te has acabado el juego y entonces sientes la necesidad urgente de volver a jugar todas las fases, a explorarlas con más tranquilidad a la búsqueda de todas las estrellas secretas y los pasajes ocultos. También al rejugar los niveles para mejorar tu marca de tiempo, lo que implica revivirlas con un mayor frenesí si cabe… Pero lo importante aquí es que «Sonic Forces» está repleto de momentos de puro «wow» que suelen consistir en segundos fugaces en los que el caos que crees estar viviendo a toda velocidad se ordena y se conjuga en una escena impresionante. Pura maravilla.
POR LA MÚSICA. Seguro que te ha ocurrido en más de una ocasión: de repente, escuchas una melodía y te transporta inmediatamente al «Sonic 2«. O a cualquier otro de los juegos originales. Pues, bien, olvídate de aquellas melodías, porque en «Sonic Forces» solo aparecen en forma de guiños momentáneos… Lo que aquí prima es una hiperactividad musical que los mayores de 30 años tendrán serios problemas para asimilar. La generación del drop y del EDM estarán en mejor posición para abrazar estos ritmos electrónicos a una velocidad impresionante y con voces puntuales que deberían añadir un plus de pop pero que más bien suman frenesí a las partituras. Sea como sea, y por mucho que no se parezcan a las canciones originales, la banda sonora de «Sonic Forces» es de esas que impresiona y que quieres repetir una y otra vez mientras juegas hasta que se te queden clavadas a fuego en la memoria. Y eso solo puede ser algo bueno.
PORQUE VOLVER A SENTIRTE COMO EN LOS 90 NO TIENE PRECIO. Ya ha quedado probado, entonces, que lo de «Sonic Forces» mola más allá de la coartada nostálgica… Pero, oye, es que esa coartada nostálgica también forma parte de la experiencia. Y, básicamente, mola lo más grande. Si tienes menos de 30 años, esto no te atañe. Pero, si ya estás de camino a los 40 (o los has superado), jugar a «Sonic Forces» significa reencontrarse con un niño / jugón que hacía siglos que creías olvidado. Y eso, como dice el anuncio, no tiene precio. [Más información en la web de «Sonic Forces»]