¿No hay nada en el mundo más triste que perderse un planazo por culpa de un resfriado? No. Por eso siempre hay que tener a mano un poco de Frenadol.
¿Quién no se ha encontrado alguna vez en su vida (e incluso muchas veces) ante ese jodido momento en el que unos planazos cuidadosamente montados con tus colegas o con tu pareja se van literalmente de baretas por culpa de un resfriado? Un finde en la nieve, una velada de pelis, ese concierto que tantas ganas tenías de ver, una noche de fiesta que prometía ser de esas que vas a recordar durante el resto de tu vida… Todo lo que pudo ser pero al final no fue porque, básicamente, acabaste enterrado bajo una montaña de kleenex en tu sofá o en tu cama. Totalmente solo. ¿Existe algo más triste?
Pues, en este caso, tendremos que contradecir a Hidrogenesse cuando cantaban aquello de «los caballitos pony son mucho más tristes que lo tuyo» porque, la verdad, esto sí que es más triste. Perderse un planazo por culpa de un resfriado es lo más triste del mundo, y por eso mismo siempre tendrías que tener un toque de Frenadol en la reserva, en algún punto accesible de tu botiquín. Al fin y al cabo, no tenemos que venderte aquí y ahora los efectos milagrosos de Frenadol: todos lo hemos probado alguna vez y sabemos que, como dirían nuestras madres, es mano de Santo.
Pero, oye, por si se te han olvidado las propiedades milagrosas de Frenadol, su campaña para esta temporada de invierno va a refrescarte la memoria… de la forma más cachonda del mundo. En el reproductor al final de esta noticia podrás encontrar varios planazos de esos que hacen tu vida un poco mejor. Al darle al play, juega con ellos: pulsa la tecla F de tu teclado si estás en un ordenador o desliza la pantalla a un lado u otro en tu móvil para ver cómo cambian los planazos cuando hay Frenadol por medio. Repetimos: mano de Santo.
Más información en la web de Frenadol.