¿Eres de los que se pasarían el día viendo retratos de gente común y corriente (especialmente si son hombres con barba)? Pues tu nuevo ilustrador favorito está escondido en la cuenta de Instagram @skanderbegart.
Hay algo cándido e infinitamente humilde en las ilustraciones publicadas en la cuenta de Instagram de @skanderbegart que, irremisiblemente, atrapa. Crea adicción. Es algo cándido e infinitamente humilde que, precisamente por intangible, resulta francamente difícil de describir con palabras… Pero intentémoslo, porque merece la pena. Al fin y al cabo, uno no se encuentra habitualmente en su vida con un ilustrador tan prolífico (cada día publica como mínimo dos ilustraciones en su cuenta) y, a la vez, tan enigmático. Porque esa es otra: Skanderbeg es Skanderbeg, lo que a todas luces es un clarísimo pseudónimo, y en ningún momento parece querer reclamar atención alguna hacia su nombre y apellido reales, mucho menos hacia ningún tipo de fama, reconocimiento o baño de ego.
Y ahí empiezan la candidez y la humildad de este ilustrador: en un mundo como el actual, en el que cada hombre es su propia marca (y, por lo tanto, se vende a sí mismo en redes sociales siguiendo verdaderas técnicas de mercadotécnia), Skanderbeg no quiere venderte ninguna moto. Como máximo, quiere que disfrutes tanto mirando cómo él parece disfrutar ilustrando todos estos retratos de gente común y corriente. Porque ese es otro de los rasgos que más enamoran de sus ilustraciones: podría optar por el glamour y las caras conocidas y todo ese rollito que ya hemos visto en otros ilustradores que siempre pretendieron medrar en el mundo editorial… Pero no.
El imaginario de @skanderbegart está plagado de hombres y mujeres más bien anónimos (por mucho que muchos estén etiquetados en las propias ilustraciones) que aparecen ilustrados con una naturalidad elocuente y desarmante que no podría estar más alejada del glamour forzado. Nada de pose ni de postureo: en sus ilustraciones, lo natural le gana la partida a lo artificioso de una forma sublime, muy probablemente gracias a su capacidad para introducir ciertos toques «weird» que confieren personalidad a cada uno de los retratos. Ojo, que nadie confunda aquí «weird» con «quirky», que sería la treta habitual de otro tipo de ilustradores a la búsqueda del unicornio fashionista. «Weird» significa «weird» y, por lo tanto, en los retratos de Skanderbeg puedes esperar barra libre de expresiones faciales hiper-expresivas, objetos marcianos, peinados extravagantes, colores estridentes y todo un sinfín de adorable extrañeza que deberás descubrir por ti mismo en @skanderbegart.
Pero, al fin y al cabo, ¿no es esta extrañeza lo que hace que nuestras vidas sean únicas? Contra la tiranía de la homogeneidad como tendencia (todos hipsters, todos vestidos en chándal, todos de negro…), se agradece que alguien como Skanderbeg consiga revelar a través de sus ilustraciones aquello que hace únicos a todo un conjunto de personas que, por lo demás, siguen siendo de lo más común y corriente. ¿Y tú? ¿Crees que eres lo suficientemente común y corriente pero a la vez único como para acabar convertido en un @skanderbegart? [Más información en la cuenta de Instagram @skanderbegart]