Mucho ojito con «Filosofía en Viñetas» de Michael F. Patton y Kevin Cannon, porque te recordará que fuiste un adolescente obsesionado con la filosofía.
Junto a la literatura, la filosofía fue sin lugar a dudas mi asignatura favorita durante mis años de instituto. Como en el caso de todos fascinados con esta materia en la adolescencia (que, por cierto, son legión), había allá mucho de «perfect timing«: si coges la época de tu vida en la que más perdido vas y en al que, fundamentalmente, te dedicas a darle forma a tu propia identidad y le sumas todo un conjunto de teorías filosóficas que se dedican precisamente a hacer lo mismo, dudar de todo para salir del proceso con una identidad mucho más sólida, el único resultado posible es la iluminación cercana a la experiencia religiosa.
Y, sin embargo, después llegó la vida. Como le llega la vida a todo hijo de vecino. Y con que me llegó la vida me refiero a que terminé por decantarme y consagrarme a otras aficiones (la música, la moda, los libros, el cine, los cómics…) y acabé dejando de lado aquella fiebre por la filosofía que yo creía que me acompañaría toda mi vida. En serio, lo creía a pies juntillas. Yo pensaba que me pasaría lo que me quedaba de existencia leyendo a Nietzsche, Kant, Berkeley, Descartes o incluso Tomás de Aquino. ¿Por qué no? Pues porque no. Sea por lo que sea, pero no fue así.
Por suerte, en mi camino se acaban de cruzar dos señores llamados Michael F. Patton y Kevin Cannon. Patton es catedrático y director del programa de filosofía y religión de la Universidad de Montevallo (Alabama, EEUU). Y Kevin Cannon, por su parte, es un autor de cómics que incluso ha llegado a ser candidato al Premio Eisner por su obra «Far Arden«. Por suerte también para ellos, el camino de estos dos señores se cruzó en algún momento que desconozco pero que celebro, porque de aquel cruce de caminos surgió «Filosofía en Viñetas«, un cómic en el que ambos autores suman fuerzas (el primero al guión, el segundo a los lápices) para invitarnos a todo a un apasionante y -por muy extraño que parezca- ameno paseo por la historia de la filosofía occidental.
Este carácter apasionante y ameno tiene mucho que ver con dos decisiones más que acertadas tomadas por Patton y Cannon. Para empezar, en lo tocante a la propia forma de «Filosofía en Viñetas«. Scott McCloud demostró en su seminal «Entender El Cómic» que la viñeta puede ser uno de los métodos didácticos más interesantes y con más posibilidades a la hora de exponer con claridad algunos conceptos que en otros medios presentan mayores limitaciones como la tendencia hacia la opacidad sesuda en la que puede (y suele) caer la palabra escrita o a la velocidad excesiva del cine que no te permite asimilar conceptos complejos. Y este «Filosofía en Viñetas» tiene mucho que ver en su propia forma con el archiconocido «Entender el Cómic«.
Pero hay una decisión más profunda por parte de Patton y Cannon que sublima por completo su novela gráfica, y esa decisión es abordar la historia de la filosofía occidental no como algo lineal, llevando al lector de una época a otra y tratando dentro de cada una de esas épocas los conceptos y los filósofos más relevantes. Ni mucho menos. Por el contrario, los autores de «Filosofía en Viñetas» optan por una filosofía comparada en la que los autores se engloban a partir de los conceptos, independientemente de las épocas tratadas.
Rizando el rizo, esta aplicación de la filosofía comparada adquiere la forma de un viaje en canoa a través de un río. El río de la filosofía, claro. Y, para más inri, el que nos guía sobre la canoa en nuestro paseo por este río es ni más ni menos que Heráclito, célebre gracias a la máxima de «Aguas distintas fluyen sobre los que entran en los mismos ríos«. Es decir: todo cambia e incluso una misma experiencia la vamos a vivir de dos formas diferentes si las experimentamos dos veces. Como este cómic. Como la historia de la filosofía misma, que en una primera lectura de «Filosofía en Viñetas» nos puede regalar un buen puñado de revelaciones que, en una segunda lectura, pueden convertirse en otro puñado de revelaciones completamente distintas.
El lector viaja junto a Heráclito en este río en el que se encuentran seis de las grandes cuestiones de la historia de la filosofía occidental: la lógica, la percepción, la mente, el libre albedrío, Dios y, finalmente, la ética. Y en cada una de estas cuestiones van surgiendo diferentes filósofos que charlan entre ellos y que, de hecho, más adelante vuelven a aparecer abordando conceptos totalmente diferentes. Esto conduce al primer acierto que mencionaba más arriba: el poder del cómic como medio didáctico hace que, cuando tú ves a David Hume en un capítulo, cuando vuelve a salir más adelante lo reconozcas a la primera porque no es un ente abstracto en tu cabeza, sino un muñequito simpatiquísimo dibujado con mucho amor por Kevin Cannon.
Hume no es el único que aparece en «Filosofía en Viñetas«, sino que por sus páginas circulan filósofos tan imprescindibles como Sócrates, Platón, Aristóteles, Tomás de Aquino, Thomas Hobbes, René Descartes, John Locke, Baruch Spinoza, George Berkeley, Immanuel Kant, Charles Darwin, Friedrich Nietzsche, Alan Turing o David Chalmers. El arco histórico que cubren las explicaciones de Michael F. Patton es francamente impresionante, pero al final es tan delicioso ver en la misma canoa a filósofos tan dispares discutiendo los unos con otros que, sinceramente, resulta imposible no sentirse con «Filosofía en Viñetas» como aquel chaval de 16 años totalmente fascinado con la filosofía.
He de reconocer, de hecho, que el subidón que he tenido después de leer la novela gráfica de Patton y Cannon ha sido tan poderoso que, de nuevo, me he venido arriba pensando que me voy a pasar el resto de mi vida leyendo a Nietzsche, Kant, Berkeley, Descartes o incluso Tomás de Aquino… Si no es así y vuelvo a decepcionarme a mi mismo, siempre me quedará la ilusión de pensar que tarde o temprano aparezca un «Filosofía en Viñetas 2» y me vuelva a inyectar esta pasión tan rejuvenecedora. [Más información en la web de Debolsillo]