Como muchos ya sabréis, Shearwater empezó siendo el proyecto paralelo de Will Sheff y Jonathan Meiburg (ambos de Okkervil River) para grabar un único disco titulado “The Dissolving Room” (Grey Flat, 2001). Nueve años después, con Meiburg más centrado que nunca en este atractivo proyecto y Sheff todavía bastante pendiente de Okkervil, nos dejan más claro que nunca que Shearwater se está convirtiendo poco a poco en su prioridad y nos vuelven a sorprender con el disco que cierra la trilogía que empezaron allá por 2006 con “Palo Santo” (Misra, 2006) y «Rook» (Matador, 2008). “The Golden Archipielago” (Matador / PopStock!, 2010) ha sido producido por el afamado John Congleton, que ya ha trabajado con agrupaciones como Explosions In The Sky y St. Vicent, lo que quizás explique un poco la evolución que ha adquirido esta gente en su sonido, que cada vez se acerca más a la descripción musical de la naturaleza y el medio ambiente que han perseguido durante toda esta última década. 38 agradables minutos que pasan verdaderamente rápido mientras escuchamos la voz de Meiburg, a medio camino entre la de un jovencito Nick Drake (salvando las distancias), la de un tío como Sam Beam de Iron & Wine, llegando incluso a sorprendernos cuando se acerca por momentos a la complejidad de Peter Gabriel. Una buena base de influencias de las que partir, no hay duda.
Para poder entender un poco la esencia de este disco, nos ayudaría saber que Meiberg ha dedicado buena parte de su vida a trabajar como investigador, pasando mucho tiempo en algunos de los lugares más recónditos de la tierra, como las Malvinas, las Galápagos, Nunavut o Madagascar entre otros. Ahora, todo lo que ha aprendido sobre la naturaleza en esos años trata de plasmarlo mediante de esta música que, por meterla en algún saco, podríamos clasificarla como folk llegando incluso a rozar los límites del post-rock, cuando se embarcan en esos desarrollos instrumentales tan largos como acertados para lograr ambientarnos en este “archipiélago dorado”. Básicamente, el disco se apoya en un piano y acertadas percusiones de buen gusto que logran crear una delicada atmósfera que comienza en la bonita “Black Eyes” y se desliza a lo largo de las once canciones que lo forman, pasando por la cuidada y emocionante “Hidden Lakes”, quizás la mejor del álbum, para terminar en tres preciosos temas que dan carpetazo al álbum: “An Insular Life”, “Uniforms” y “Missing Islands” .
Una vez escuchado, no queda más que rendirse al cada vez más evidente talento de esta formación porque, efectivamente, lo han vuelto a hacer. “The Golden Archipielago” transita con cohesión, y lo mejor de todo es que las canciones se van sucediendo rápidamente una tras otra y, para cuando te quieres dar cuenta, ya lo has escuchado y disfrutado entero, quizás porque seas fan de este tipo de música o simplemente porque sea su trabajo más absorbente y logrado hasta la fecha. En definitiva, Shearwater sigue su progresión hacia la exploración de los sonidos cada vez más difíciles, y la noticia es que continúan ofreciéndonos grandes discos: este es ya el sexto.