GRISES / No Se Alarme Señora, Soy Soviético. El segundo álbum de Grises presenta, posiblemente, uno de los mejores títulos de la temporada: “No Se Alarme Señora, Soy Soviético” (Origami, 2013). Un gracioso encabezamiento que esconde un repertorio que se distancia unos cuantos cuerpos del incluido en su disco de debut, “El Hombre Bolígrafo” (Origami, 2011): si antes el quinteto vasco se decantaba por el electro-pop-rock nervioso, ribeteado por algún pespunte grandilocuente e inspirado en la academia británica moderna (Foals o Klaxons), ahora se inclina hacia una sonoridad similar en cuanto a rítmica (“Cactus”) pero más cercana a nuestro mapa musical en cuanto a influencias. De hecho, no resulta extraño que venga a la cabeza un nombre como el de Dorian cuando se despliegan los sintetizadores en todo su esplendor y la voz de Eñaut Gaztañaga, reforzada por los correspondientes coros, vuela sobre ellos (“Espíritu Libre”, “Espacio” -aunque su pátina tropicalista engañe al principio-, “Despierto”, “Todo Irá Bien” o “Huracán Stan” -con las notas de teclado más elevadas del lote-). Este esquema de synth-pop glorioso e interpretado a pleno pulmón es el que se impone a lo largo del minutaje del LP, aunque se produce una desviación interesante en “Después de Todo”, exquisito bombón de pop bigger than life que funciona como pequeño himno de autoayuda para sobrellevar momentos de dificultad. La épica y el azúcar, servidos en las cantidades justas, siempre sientan bien. [Jose A. Martínez]