WILD NOTHING / Empty Estate. Jack Tatum, alma mater de Wild Nothing, conoce la importancia del formato EP. Tras facturar su brillante estreno en largo, “Gemini” (Captured Tracks, 2010), se sacó de la manga el EP “Golden Haze” (Captured Tracks, 2010), perfecto apéndice de su primera obra que mitigaba los deseos de escuchar material inédito del músico de Virginia. Una estrategia que repite con éxito después de la salida de “Nocturne” (Captured Tracks, 2012) a través de “Empty Estate” (Captured Tracks, 2013). Su apertura ratifica el cuidado trato que Tatum otorga a sus mini-álbumes: “The Body In Rainfall” se construye a partir de una melodía de sintetizador que se pega al cerebelo sin compasión y se quiebra en un memorable puente intermedio, mientras la siempre nostálgica voz de Tatum remueve las emociones del oyente. El acusado aroma ochentero que ha impregnado constantemente el devenir de Wild Nothing se multiplica en los arreglos sintéticos y en el protagónico teclado -la marca reconocible de Tatum– en “Ocean Repeating (Big-eyed Girl)” -a la vez campo de juego para manipular samples vocales mediante diferentes secuencias-, la neworderiana “Ride” y la cósmica “A Dancing Shell”. Por otra parte, la relación tangencial de Wild Nothing con el ímpetu del C86 primigenio vuelve a aparecer en “Data World”, que recuerda su otrora cercanía a bandas como The Pains Of Being Pure At Heart, a pesar de su mayor componente etéreo. Ni siquiera los dos pasajes instrumentales y ambientales incluidos chirrían en el repertorio de un EP que no hay que interpretar como un avance de lo que ofrecerá Wild Nothing en el futuro, sino como una prueba más de la infalibilidad de Jack Tatum dentro de la composición pop, incluso en momentos de compás de espera entre álbum y álbum.