MARYLAND / Los Años Muertos. Salto del inglés al castellano. Esta es la gran apuesta de Maryland para dar continuidad a una todavía corta pero fructífera carrera dentro del pop-rock galaico y español. Una decisión que puede sorprender de entrada, dada la exitosa manera en que cuajó su anterior fórmula en “Get Cold Feet” (Ernie, 2011) y ante el riesgo que supone dar tal volantazo idiomático: muchas bandas patrias de raíz alternativa lo practicaron en el pasado con ahínco y naufragaron; otras, en cambio, lo encauzaron a las mil maravillas hasta alcanzar una mayor cuota de seguidores y mercado. A este segundo grupo se aproxima con firmeza el quinteto vigués -formado actualmente por Rubén Castelo (guitarra y voces), Arturo Gutiérrez (guitarra y voces), Pablo Castelo (bajo y coros), Iván Patiño (teclados) y Álex Penido (batería)- gracias a “Los Años Muertos” (Ernie, 2013), sin perder en ningún momento su pegada melódica (“Hoja de Ruta”, “La Caleta del Sol”) y su energía guitarrera (“Los Años Muertos”, «Viaje a Tasmania»). Elementos que sitúan a Maryland a pocos pasos de algunos de sus referentes foráneos –Weezer y, sobre todo, Nada Surf– y españoles –Sexy Sadie, Niños Mutantes o Igloo– y que llegan abrillantados por unas letras claras, directas e intachables que desgranan las etapas de una ruptura sentimental. La ecuación de “Los Años Muertos” se completa con un manejo de los tempos que permite a los vigueses envolver al oyente con capas de electricidad variable (“Pozo de Almas”) o introducirlo en logrados remansos de paz acústicos y pianísticos (“Camino”), con lo que la incógnita de este álbum queda totalmente despejada: Maryland dominan el material pop-rock y lo moldean con sabiduría independientemente de la lengua a la que recurran.