Hace unos días que os presentamos (en este post especial) el Reeperbahn Festival, que este año celebraba su edición del 25 al 28 de septiembre en Hamburgo, un evento de carácter cultural con una extensa programación que iba más allá de la música, abriéndose a otros campos como el arte o el cine así como ofreciendo la posibilidad a profesionales del sector provenientes de toda Europa de poner en común ideas y proyectos que posiblemente marquen la pauta de la industria en el futuro más inmediato. Todo ello condensado en cuatro días que dieron cabida a más de 400 actos de diversa índole, pero que obviamente vivieron su momento álgido con la música en directo, que al fin y al cabo representa el núcleo duro de un acontecimiento que ha cerrado su octava edición como la más exitosa hasta la fecha.
Cabe resaltar una vez más lo atractivo del formato, y es que en el Reeperbahn Festival la mayor parte de las actuaciones tiene lugar en diversos clubs esparcidos a lo largo de la mítica calle que lleva dicho nombre, lo cual supone una oportunidad única para empaparse del auténtico carácter de uno de los barrios más macarras de toda Europa y aprovecharse de la ventaja que supone disfrutar a cada grupo tocando en salas (¡hasta 70 distintas!) acordes a su nombre y popularidad, evitando así uno de los mayores problemas que pueden experimentarse en macrofestivales veraniegos. Si bien la programación daba su pistoletazo de salida el miércoles 25 de septiembre, no fue hasta el jueves 26 cuando los más de 28.000 asistentes a la edición de este año ponían en marcha rotulador, horarios y planes para intentar no perderse detalle de lo que estaba por venirse. En nuestro caso, este fue el itinerario que seguimos.
JUEVES 26 DE SEPTIEMBRE: Una introducción. Y decimos «introducción» porque sirvió para descubrir la gran variedad artística y de géneros que este festival pone a disposición de su público. Así, y para hacernos una idea, los nombres grandes del cartel de este primer día iban desde Kate Nash a Shout Out Louds, pasando por Boxer Rebellion o incluso James Blunt (!), una mezcla innegablemente ecléctica que no hace otra cosa que resaltar el carácter amplio de miras que desde la organización quieren transmitir. Por supuesto, no todo son grandes nombres y, personalmente, tuvimos el placer de empezar nuestra andadura con Abby, un pequeño cuarteto alemán proveniente de Berlín que tocaba en formato acústico en ese clásico autobús que ya está empezando a ser un fijo en cualquier festival que se precie. Vinieron defendiendo su disco de debut, un «Friends and Enemies» repleto de canciones de indie pop fácilmente digeribles y que alcanza su cénit en esa primera «Monsters«, un muy buen tema en directo que sirvió para ponernos largos los dientes ante lo que estaba por venir.
Delorean, a quienes se les asignó un set de cincuenta minutos en uno de los mejores clubs, aprovecharon su oportunidad visiblemente sorprendidos por la cantidad de asistentes que habían acudido a su causa, sobre todo dadas las hasta triples solapaciones que podían coincidir en una misma franja horaria. Abrieron con una alargada y celebrada «Seasun«, y a partir de ahí se dispusieron a destripar lo mejor de sus dos últimos álbumes: «Subiza» (Mushroom Pillow, 2010) y «Apar» (Mushroom Pillow, 2013), temas clásicos como «Real Love» hicieron acto de presencia, pero lo que realmente arrancó a los allí presentes a bailar fueron varios cortes de su nuevo trabajo como «Dominion» o «Spirit«, que como ellos mismos nos comentaron en una entrevista hace no mucho tiempo suenan más orgánicos y menos sampleados que sus composiciones previas.
La siguiente cita tras el encuentro con los vascos fue con Smith Westerns, cuarteto de jovenzuelos provenientes de Chicago que viene a encabezar ese movimiento de neo-pop americano con ciertos dejes de atmósferas dream que tan de moda han puesto junto a gente como Real Estate, Beach Fossils y demás. Omori, Kakacek y compañía se presentaron en Hamburgo con la intención de defender su reciente » Soft Will» y lo consiguieron, si bien las formas y esa actitud de estrellitas dejaron algo que desear. La suerte que tienen es que cuentan con un puñado de canciones realmente atractivo («3am Spiritual«, «Weekend» o «Best Friend«) que es capaz de enganchar a su causa hasta al más escéptico, sirva como ejemplo un servidor.
Yast, banda que llevábamos tiempo escuchando de cara a su visita al festival fueron los siguientes, y confirmaron las buenas sensaciones que deja un álbum de debut que muchos se han atrevido ya a comparar con gente del tamaño de Tame Impala o Deerhunter. Algo lógico cuando uno se topa con canciones como las que este cuarteto de suecos es capaz de facturar: «Sick«, «Rock and Roll Dreams» o la propia «Yast«, auténticos temazos basados en unas guitarras distorsionadas que nada tienen que envidiar a las de la nueva generación de una psicodelia que vuelve a vivir buenos momentos.
El británico Ghostpoet se presentaba con su flamante nuevo álbum, un «Some Say I So I Say Light» que ha acabado por encumbrarlo en esa escena hip hop & beyond británica que parece que vuelve a asomar la cabeza. No era su primera vez en Hamburgo, y eso se notó en la cantidad de gente que aborrotó el club donde actuó, agitándose y cantando al ritmo de Obaro Ejimiwe, un tío que presenta sobre el escenario la misma solvencia con la que dirige su hasta ahora corta carrera. Mención especial para «Cold Win» y «Meltdown«, dos de los temas de un nuevo trabajo que seguramente esté presente en muchas listas a final de año.
No hubo tiempo sin embargo para disfrutar su show hasta el final, pues Shout Out Louds esperaban ya cargados de hits de la década pasada. Pueden gustar más o menos o incluso estar entrando en una pequeña decadencia en su carrera, pero resulta difícil no caer ante la propuesta de delicioso pop clásico que los de Estocolmo ofrecen, y es que con cuatro discos ya lanzados, los suecos empiezan ya a ser unos de los abanderados de la interminable cantera escandinava. En este ocasión se dedicaron a presentar un regulero «Optica» que, si bien cuenta con momentos de inspiración como «14th July«, no llega a rayar al nivel que lo hicieron sus dos primeros trabajos («Howl Howl Gaff Gaff» y «Our III Wills«), lo que explica que el público celebrara con palmas cada una de las composiciones que el quinteto desgranaba de este par de álbumes. El momento álgido llegó, como no podía ser de otra manera, con «Please Please Please» y Shout Out Louds se fueron dejando tras de sí el mejor concierto de la primera jornada.