Lo efímero de la juventud y sus subculturas vuelve a ser la gran obsesión de Raf Simons en su nueva colección para Fred Perry.
En los últimos tiempos, Raf Simons ha demostrado ser uno de los diseñadores más abiertos de mente de la historia. Tal cual. Al fin y al cabo, su asociación con Miuccia Prada todavía no ha podido ser etiquetada bajo un nombre concreto: no es una colabo al uso, tampoco la asunción de las tareas de director creativo… Es, por decirlo de alguna manera, un diálogo. Y lo cierto es que ilusiona pensar en un futuro con menos colabos y más diálogos.
Pero, de hecho, hay que reconocer que este concepto del diálogo no nace en la entente cordiale de Simons con Prada, sino que se puede rastrear en otras aventuras anteriores del diseñador como su paso por Calvin Klein o la relación que ya hace varias temporadas que mantiene con Fred Perry. Una relación que, por cierto, acaba de lanzar su primera colección de 2022 y que refuerza los lazos entre ambos imaginarios añadiendo un tercer nombre a la terna: Tom Tosseyn.
Los diseños gráficos del colaborador habitual de Raf Simons aterriza en este diálogo para ayudar a darle forma al espíritu de este drop especialmente centrado en dos conceptos bien claros: la energía y la libertad de la juventud. Lo efímero de la juventud y sus subculturas asociadas, además de la parafernalia y el romance de coleccionar cosas de la vida real son rasgos usuales en el ADN de Simons. Es por eso mismo por lo que no sorprender encontrar estos «pequeños tesoros personales» en su nueva colección para Fred Perry.
El resultado es una colección que, de nuevo, reinterpreta el legado de la firma del laurel no para llevarlo a su terreno, sino para abrir un territorio de diálogo en el que solo pueden ocurrir cosas buenas. Y en el que seguirán ocurriendo cosas buenas, porque el diálogo entre Raf Simons y Fred Perry solo ha hecho que arrancar.
Más información en la web de Fred Perry.