«Running Out of Love» de The Radio Dept. no podía llegar en mejor momento: después de Trump, sólo hay espacio para la revolución… con esta banda sonora.
La semana pasada no podíamos hablar de otra cosa: el triunfo de Trump, que hizo que muchos nos levantáramos en un estado de shock similar al de ver caer las Torres Gemelas, enterró del todo cualquier tipo de optimismo reformista. Muchos pensábamos que Hillary Clinton no era la mejor opción, pero que era mejor opción que Trump y, sobre todo, que su victoria podía significar una especie de corrección o reconducción del cauce de los últimos acontecimientos: después del ascenso de las derechas radicales en medio mundo, después del Brexit, después de Rajoy… Después de todo eso, necesitábamos un mínimo de esperanza.
Pero no la tuvimos. Más bien al contrario. La elección de Trump como presidente de EEUU fue otro paso más en un camino que ya parece inexorable y que probablemente se acabe confirmando si Marine Le Pen triunfa en las elecciones francesas del próximo año 2017. Si hubiera escrito este mismo texto hace dos semanas, habría comentado que los franceses no nos pueden fallar. Que siempre han sido los más avanzados en cuestiones de socialismo y que, evidentemente, esta vez no podían ser menos. Pero ahora ya no lo tengo tan claro.
Ahora mismo sólo soy capaz de ver ante mi (y ante nosotros) la boca de una cueva oscurísima, negrísima, jodidísima… Y, ante semejante futuro próximo, el cuerpo y la mente se debaten entre dos sensaciones antagónicas. Por un lado, el terror paralizador. El pensar que no hay nada que hacer. El pesimismo que te lleva a admitir que estás atado de manos y pies cuando hay una masa de imbéciles tomando decisiones erróneas. Por suerte, contra ese sentimiento está su antítesis: el impulso de revolución. Ese mismo impulso que ha llevado a ciertas masas a movilizarse en EEUU tras la elección de Trump, por ejemplo.
Muchos dicen que es absurdo. Muchos se preguntan que de qué sirve movilizarse ahora, que mejor esperar a que Trump tome algún tipo de decisión desastrosa. Pero ¿sabéis que os digo? Que, por una vez, estoy más bien del lado de los que ya se han echado a la calle. Ellos saben que la revolución es necesaria. Que, contra este mundo de masas que se amparan en el silencio (ya sabes: supuestamente, nadie vota al PP… pero luego es el partido más votado), lo mejor que puede hacerse es alzar la voz. Las voces.
Y si hay quien sabe esto mismo desde hace un par de años es precisamente la banda sueca The Radio Dept. (Sí, soy consciente de que no haber mencionado hasta este momento a los protagonistas de este artículo tiene mandanga… Pero seguid conmigo, que de verdad que tiene sentido.) Su último álbum hasta la fecha, «Clinging to a Scheme» (Labrador, 2010), fue seguido de un silencio absoluto de la formación. Muchos fueron los que, de hecho, les dieron por desaparecidos coincidiendo con que, después de haber sido la gran salvación de la música europea, Suecia dejaba de molar oficialmente.
De repente, sin embargo, The Radio Dept. volvían al ruedo en 2014 con «Death to Fascism«, una canción que dejaba bien clarito su leit motif en su propio título. Era una oda contra el fascismo y, por ende, un ataque directo contra el ascenso de las derechas extremas que se empezaba a vivir en Europa y que ha seguido creciendo y creciendo hasta convertirse en un colosal monstruo peligroso y despiadado. A aquel lanzamiento le siguió el del EP «Occupied» (Labrador, 2015), cuyo título también resultaba suficientemente explicativo a la hora de hablar de esos movimientos sociales de «ocupación» y protesta en medio mundo que, al final, en nada quedaron.
El EP en cuestión, sin embargo, parece que encendió los ánimos de The Radio Dept. De hecho, los encendió con una llama que arde furiosa en el que ya es la continuación de «Clinging to a Scheme«: «Running Out of Love» (Labrador, 2017). Otra vez más: el título no deja espacio para la duda. Se nos acabó el amor. Puede que, durante años, ese mismo amor haya marcado las coordenadas básicas sobre las que reclamar un cambio social. Contra las voces guturales de los neandertales de la derecha, nuestra opción era el amor, la comprensión y el respeto. Pero ya no. Ya basta de hacer el gilipollas de esta forma ostentosa.
«Running Out of Love» es una llamada a las armas en toda regla. Las letras de todas sus canciones tratan temas de cambio social de forma directa o tangencial: la mencionada «Occupied» vuelve a hacer acto de presencia como corazón del álbum, justo en el medio del tracklist; «Sloboda Narodu» abre el disco con estas palabras que significan «libertad para el pueblo» en serbo-croata y que fue el eslogan populista de resistencia yugoslava durante la Segunda Guerra Mundial; «Swedish Guns» deja al descubierto las entrañas de la industria armamentística sueca; «We Got Game» habla de brutalidad policial…
Eso sí, que nadie piense que, embebidos por el discurso socio-político, The Radio Dept. se olvidan de la música. Ni mucho menos. Nada chirría dentro de «Running Out Of Love«: cada una de sus diez canciones ostenta una poderosísisma identidad individual (los suecos amplían el horizonte de su sonido ensoñador con nuevos géneros, siempre de forma gozosa, preferiblemente hacia la electrónica en sus múltiples variantes) a la vez que añade su piedrecita en la construcción de un granítico imaginario de conjunto. Y, sobre todo, The Radio Dept. llaman a las armas… a través del baile. Y con el corazón en la mano. De hecho, dos de las canciones más destacables en «Running Out of Love» son puro corazón: la hiper-balada «This Thing Was Bound To Happen» (otro título que no se anda con chiquitas a la hora de hablar por sí mismo) y el grand finale con «Teach Me To Forget» (un cuatro por cuatro pluscuamperfecto que será lo más cercano al house que harán nunca The Radio Dept.).
Dicen que cada generación tiene su banda sonora… Pero, llegados a este punto de nuestra historia, empiezo a pensar que más bien deberíamos puntualizar que cada revolución tiene su banda sonora. Al fin y al cabo, siempre se ha acusado a nuestra generación de estar dormida. Que somos una pandilla de pringados incapaces de levantar la vista de nuestros smartphones o de alejarnos tres minutos de nuestros chats y nuestras redes sociales. Que nos tienen adormecidos con los sobre-estímulos. Que nos mantienen inmóviles con cadenas de entretenimiento. ¿»Panem et circenses«? Más bien «Twitter et Sálvame«.
Pero repito: cada revolución tiene su banda sonora porque es la revolución la que une a toda una generación y le otorga su identidad única. Esta es nuestra oportunidad de provocar una revolución para ser (por fin) una generación. Y, si alguien me pregunta cuál debería ser nuestra banda sonora, sólo puede decir que mi apuesta será «Running Out Of Love» de The Radio Dept. Yo ya me veo lanzando adoquines al ritmo de «Teach Me To Forget«. [Más información en la web de The Radio Dept. Escucha «Running Out of Love» en Apple Music y en Spotify]