Con los restos aún calientes en la parrilla del tercer «¿Quién Quiere Casarse Con Mi Hijo?» y el recuerdo del bluf entre Corina y Pascualín todavía vivo en nuestros corazones, Cuatro no ha querido que se enfríe el engranaje de la máquina de los realities (que debe tener por combustible Kriptonita o algo así) y el martes estrenó así, a caraperro y casi sin anunciar, «¿Quién Quiere Casarse Con Mi Madre?«. Vale, sin anunciar, sin anunciar, no, que desde la final de los Hijos Tróspidos ya nos regalaron algunas secuencias del futuro reality casamentero de madres e hijos. Pero, teniendo en cuenta que siempre habían dado un margen muy importante entre la presentación de candidatos y el primer programa, lo de hacerlo la semana siguiente ha sido un poco como si nos lo metieran sin vaselina o en plan «chupa chupa que yo te aviso» (o, como diría Maricarmen, «¡chúpale, chúpale!«). Anyway, la vida es adaptarse a las cosas como vienen, y las madres tróspidas nos han llegado y bienvenidas son.
La dinámica es la misma pero con señoras que son MILFS (o que más bien se creen que lo son aunque alguna ni sepa lo que significa eso). La idea es tan demencial y tan buena que parece mentira, pero ahí está, ahí está: el primer «QQCCMM» ha recogido a cinco señoras cada cual de su padre y de su madre de distintas tipologías (aunque el formato «pija» se repite, y una de ellas, Toñi, la madre del Hombre G(abri) aka «me duele la cara de ser tan guapo» también repite, ahora de tronista. Perdón. De candidata). Hay señoras con hijas en versión Gallifante (o Gallifantico) que quieren cazar a señores ricos con poca esperanza de vida y mucha cartera en el banco (lo que viene siendo una pija de toda la vida, brutalmente honesta y de las que molan: huid de las pijas que van de que no lo son… son peligrosas); una señora de pueblo que se mueve en Harley Davidson por la Plaza Mayor, que va de negro y que se quedó con cara de asco en algún hictus provocado por litros de alcohol que corren por sus venas, mujer (aunque ella diga que lo que le mola es el té); una dramaturga que parece Lucía Etxebarría con una peluca castaña y una señora rubia que… bueno, una señora rubia. Y ya paramos, que ya nos ensañamos suficientemente con ellas en este post.
El cásting de madres es bueno, el de hijos sufridores y casamenteros también tiene su aquel… Pero lo mejor, como siempre, sigue siendo el cásting de candidatos, entre los que han escogido de lo mejor, lo superior. Señores (y no tanto) que van al reality pensando que van a «El Semáforo» (los más mayores) o a una versión low-cost / high-aged de «Mujeres y Hombres y Viceversa«. En el primer programa de esta nueva tanda tróspida vimos bailes, bebercio, camisas feas desabotonándose, cositas que daban vergüenza ajena y otras que dieron mucha risa. Y todo con la post-producción loqui y autoconsciente marca de la casa. Como ya hicimos con su predecesor, llevamos a jucio el primer programa de las madres casamenteras.
PAULINA. Ex-pija busca pene viejo con mucho dinero
Paulina es, como dice su hija Blanca (que nos suena mogollón de otro programa, pero ¿de cuál? ¿¿DE CUÁL?? -agradeceremos si alguien desvela esta duda en los comentarios), «risueña y ex-pija«: con esto entendemos que es ex-pija por causas mayores, no porque ella quiera, lo que suena a que es residenta del barrio de Salamanca que sobrevive a base de productos caducados de Hacendado. Blanca también dice que su madre necesita «un chico» (ejem) que le pague los caprichos… O sea, lo que queremos todas, vamos. Paulina y Blanca viven, efectivamente, en un mundo de colores (más en concreto, de azul y blanco y sobrevolado por gaviotas) y son las típicas pijas al uso, hablan con deje a lo Tamara (así como con lag mental que luego no, aunque parezca que sí: esa fina línea que separa el pijismo del Síndrome de Down), van como de que están muy conectadicas y tienen el típico comportamiento de madre e hija que van de súper amiguis… Aunque, guiándonos por las imágenes del próximo programa de Blanca moviendo su prieto culo en yoga (¿¡quién cojones mueve el culo en yoga!?) y dejando a los candidatos de Paulina ojipláticos y empalmados (los que todavía no hayan tomado su primera Viagra después del primer café de la mañana), ya veremos cómo acaba la cosa. Por cierto, que eso de que el culo se te pone duro de hacer yoga es MENTIRA: lo de las pijas es genética o plástica, pero no yoga. Paulina y Blanca son tan fácilmente odiables (dicen «te quierico»… Por Dios, «TE QUIERICO») que, al final, despiertan ternura… ¿no?
- Paulina dice que, si tienes un buen apellido, no tienes la culpa. También farda de que ha estudiado con las Infantas (aunque luego diga que mejor no sacar en pantalla su comentario de que la infanta «es una cachonda» porque sabe que España entera se lo va a tomar menos como «es muy divertida» y más como «se chuscó a todo el instituto… cuando ella todavía iba a EGB»). Pero alguien debería decirle a Paulina que tener un buen apellido sin tener un euro de pasta es como que muy lo menos (así le va, que es «ex-pija») y que decir públicamente que tienes cualquier tipo de relación con la Familia Real conlleva cierto riesgo de que te quemen la casa (eso sí, gracias a ella sabemos que Elena repitió… Lo que tampoco nos sorprende mucho, la verdad).
- Paulina es una escritora y una artista no reconocida. Y entre sus grandes habilidades está resumirlo todo así «flash, flash«. Mientras toma notas al lado de un lago mirando a su hija / musa, suelta una perla como la siguiente: «Yo lo resumo todo en nada». TODO. EN. NADA. Y hay gente que le dice que eso suena a «jaiput» japonés.
- Por favor, que la siguiente locura de los presentadores sea «Una MILF para Dinger«. Fans de este hombre. De su corbata con estampado de piano. De su flequillo a lo Crispín Klander en moreno. De que se llame Dinger. De todo. Bueno, de todo menos de que nos intente hacer creer que está aquí por Paulina: él esta aquí porque no pudo entrar en «Tú Sí Que Vales«.
- Sólo por el hecho de que el locutor de radio (al que le ponían voz de locutor de radio) dijera qué el pincha «electro latino», debería haber pasado directamente a la final.
- Por ahí pululó un viejo que decía que tiene 150 camisas. Y reiteró: «Me gustan muchos las camisas«. Nuestra propuesta: que le hagan una prueba de paternidad con Alexis de «¿Quién Quiere Casarse Con Mi Hijo?«, que tenía el mismo número de zapatos y fulares.
- Ángel ya se ha distinguido como el favorito de Paulina… Y no lo entendemos. Está claro que este señor que es algo así como David Byrne hasta el ojete de esteroides le hubiera hecho sentir húmeda a la ex-pija si no fuera porque la sequedad vaginal de Paulina ya no se la quita ni un cargamento masivo de Vaginesil. Pero por mucho que le entrara por los ojos, la mujer desde el principio aseveró «Este no tiene un céntimo». ¿Hay posibilidad de redención para la pija? ¿Acabará comiendo crusán del todo a cien?
VEREDICTO. Paulina busca un millonetis que no se quiera chuscar a su hija… Y eso, Paulina cari, en un reality no lo vas a encontrar. Sólo se le movió una arruga cuando vio a Ángel el cruasán entrenador deportivo, pero al instante se dio cuenta de que el chico tenía mucho musculito pero poca pasta. Paulina, en el fondo, lo que quiere es liarse con Armando y Armando (si Svetlana le deja) haría muy buena pareja con Paulina. Blanca, por su parte, podría tener algo con Gabri (sexo casual con una foto de Toñi en la mesilla, unos niños muy rubios que se parecerán demasiado a Toñi, esas cosas…). Formarán la primera familia completa salida de un reality y lo veremos todo en el próximo «Conexión Samanta: familias de reality«.