Y ya tratando cosas más terrenales…
LEO NO ENSEÑÓ EL CULO. Mal. Nos sentimos estafadísimos. Aún así, tuvimos ración de carne argentina cuando salió vestido de jugador de rugby. Porfavorporfavorporfavor, si no enseña el culo, por lo menos que salga SIEMPRE vestido de jugador de rugby… Petición que llega con especial ahínco de la facción de la redacción más gay y desviada y aficionada al potasio de los plátanos. Leo es majo. Nos cae bien. No nos gusta que se raye porque una de sus chicas (su favorita) haya hecho topless para una publicación alemana y eso para él sea motivo de eliminación. Come on, baby!, que fuiste tronista de «Mujeres y Hombres y Viceversa«, ¿ahora nos vas de fino? Sí nos gustó, en cambio, que echara a la skater de media neurona, una «mina» guapísima pero que mentalmente orbita entre Orión y Neptuno. La misma que justo antes de que la pusieran de patitatas en la calle dijo que Leo era como el David de Miguel Ángel para, tres segundos después, afirmar que si aquel momento fuera un cuadro (sí, un cuadro) sería «La Matanza de Texas«. No se detuvo ahí: tres segundos después decía que le daba igual, que ella igualmente iba a sacar su disco (¿qué disco? ¿El disco fundancional del mongui-rap?). Y rizó el rizo: cinco segundos más tarde afirmaba que «Esta noche me voy de fiesta«. Suponemos que a Ibiza.
EL TRAMO DE ROI FU UN COÑAZO. Aburrido. Boring. Lo único que mola de Roi es la voz cazallera de su madre. Y Moncho, el perro heroinómano. Y ya está. Sus pretendientes son unos losers del copón (menos Pupi: Pupi mola mucho y más haciendo la croqueta por el suelo), aunque vayan de divas del arte y dibujen un Mondrian, como ese Sergi que, además, dice que quiere ser actor porno y al que desde ahora llamaremos Jet Lag porque vive siete minutos atrás en el tiempo. Porque además, Sergi, cari, ¿para qué quieres ser actor porno? Para que se te corran en la cara y te enteres a los tres minutos? Para ser actor porno hay que tardar en correrse, no en reaccionar. Pero sigamos con el resto: el (presunto) cura resultó no ser cura ni nada de eso, solo un ex-obeso mórbido que llegó a los 140 kgs y que se ve que tiene mucha fuerza de voluntad. Tanta fuerza de voluntad como tensión facial, porque su sonrisa da más canguelo que la del Joker con cuatro gramos de farlopa en el cuerpo.
Más: Gerardo nos parece tan mono como penica nos da por esa incapacidad casi neurótica que tiene para hablar cuando hay más de dos personas. Y, en fin, resulta que echaron a una marica mala, pero mala mala, tan mala que ni sabíamos que existía: Mr. Touché, que no había abierto la boca pero que cuando la abrió echó más veneno que una reunión de viejos amigos de Chueca. Total, que Touché (no nos sabemos su nombre) va y le echa en cara a Roi que diga que es amante de los perros y que solo tenga uno. Él tiene cinco. Suponemos que quería decir que el éxito en la vida se mide por la cantidad de perros que tienes en casa. Sí, señor. Pero a nosotros nos da la impresión de que Touché morirá solo y devorado por una jauría de perros rata de esos que te metes en el bolso.
LO DE VÍCTOR, MÁS QUE «SONRISAS Y LÁGRIMAS» LO VAMOS A BAUTIZAR COMO «PELUCHES Y LÁGRIMAS (Y ALGUNAS ORIENTALES DEL MONTÓN)» Lo de Victor es vivir así, que es morir de amor. Y sus pretendientas, como él, también son de lágrima fácil… o de chochadas de tres pares de narices. Menos mal que ahí está Andrea para poner orden y a todas en su sitio. Bueno, Andrea y La Piruletas, que lo primero que dijo cuando vio que el chaval las llevaba a un parque con forma de barco fue: «Me hubiera gustado más que nos llevara de litronas». Sí, nosotros también estamos devastados por el hecho de que exista gente de menos de 96 años que crean que beber litrona es algo aceptable e incluso guay. Pero lo jodido es que La Piruletas tenía razón, porque qué moñada lo del parque. Qué moñada Gladys Palmeras llorando OTRA VEZ (perdonadnos si confundimos a Anisley (del Mono) y a Zhendie) recordando «Titanic«. TITANIC.
Qué moñada Victor llorando también cuando su madre le dice que Gladys Palmeras (una de las dos Gladys Palmeras… ¿o son tres?) lo que quiere es que se la coma un tigre de cincuenta años. Moñada Victor no comiéndose el pulpo (joder, ¡con la pinta que tenía!) y moñada que eche a La Piruletas justo ahora que había empezado a sacar un lado punky que queríamos ver. No. No queremos más Gladys Palmeras ni más lágrimas. Queremos a Andrea quejándose de los muffins, de los fídeos de los chinos, de todas las cosas extrangeras que comemos (¿hola?) y haciendo apología de la tortilla de patatas y de la paella alicantina de Valencia. Y metiéndose el dedo en la boca y haciendo ¡plop!, claro.
NOS PREOCUPA QUE EN ESTE PROGRAMA ACABEN TODOS CON CÁNCER DE PIEL. En serio. Lo de los autobronceadores es muy serio. Para empezar, Luján pareció haber acabado con todas las existencias de tan e iluminador de Cuatro (por cierto, que cada programa que pasa se parece más a Pipi Estrada… Miedito). Y todas las chonis de Alexis, puestas una al lado de la otra, parecen un aserradero en el que se apilen troncos de diferentes tonalidades de ocres. Pero el más desconcertante , el caso más serio, es el de Andrea: su cara parece la página de tonos marrones de una Pantonera. LOS TIENE TODOS.
Y, PARA ACABAR… ALEXIS. Alexis conservó a Svetlana y se confirmó que el resto de sus pretendientas son lerdas. No tuvo que echar a nadie, pero si hubiera largado a alguna nos hubiera gustado que largara a la vasca de los coches: «Alexis y yo tenemos muchos temas de conversación: los coches«, dijo. Chata, «los coches» no son «muchos temas de conversación»: es «UN» tema de conversación. La misma que le robó el autobronceador a Luján y que, recordando que en su ciudad la conocen como «la rubia del descapotable blanco» (no, chata, no te llaman «la rubia del descapotable blanco», te llaman «la tonta del descapotable blanco»; pero, vale, sigue engañándote a to misma), se puso a llorar desconsoladamente. Desconocemos si lloraba recordando el descapotable o recordando que es rubia. Apostamos por lo segundo.
Ay, Alexis. Mi Querido Alexis. Que se pasó todo el programa con el gesto torcido, sin saber si cruzar por la izquierda o a la derecha, si cambiar de acera por el paso de peatones o esperar a que el semáforo se pusiera rojo. Luján y Armando comentaban que él estaba hecho un lío dando a entender que no sabía a qué candidata eliminar… Cuando todos sabemos que el lío lo tiene más bien porque a estas alturas ya las ha visto a todas en bañador y ha podido certificar que ninguna tiene rabo. Su gozo en un pozo. Nuestra propuesta es que todos los maricas que vaya echando Roi entren en la casa de Alexis, que sabemos que a este chico le falta potasio y, como dice Maricarmen, eso se soluciona con una buena ración de plátanos.
La semana que viene más. O no.