Mike Polizze es uno de esos personajes del mundo del rock que merecen recibir una atención mayor de la que se les presta. En teoría, porque nuestro hombre tiene pinta de que se la resbala todo y hace lo que le da la gana independientemente de lo que piensen o digan los demás. Da buena fe de ello su trayectoria (pormenorizada en este WhatsHype!? que le dedicamos en su momento), que avanzó bajo una férrea autonomía entre homenajes psicodélicos a Jimi Hendrix en Birds Of Maya, trallazos lo-fi garageros registrados en una choza de latón cuando inició su andadura en solitario bautizado como Purling Hiss y tortazos de rock destartalado grabado con el mismo nombre pero en formato trío junto a sus actuales compañeros (Kiel Everett -bajo- y Mike Sneeringer -batería-) en algún desguace de coches de su Philadelphia natal. Cada uno de esos pasos dados convirtió a Polizze en un héroe local, pero no permitía que este traspasara definitivamente las barreras del circuito underground de su ciudad. Con todo, la publicación de la penúltima referencia de Purling Hiss, “Lounge Lizards” (Mexican Summer, 2011), amparada por el sello Mexican Summer (casa de Best Coast, The Soft Pack, Oneohtrix Point Never o Tamaryn) ofrecía alguna señal de que la banda comandada por el capitán Polizze (y él mismo) podía dar el gran salto a corto plazo.
Tal conjetura no tardaría demasiado en materializarse cuando Purling Hiss formalizaron su fichaje por Drag City, templo del rock alternativo norteamericano. Posteriormente, otro relevante acontecimiento ayudaría a sentar las bases para que el trío mostrase una nueva cara, renovada y potenciada, que definiría su estilo en el futuro: apadrinada por Adam Granduciel (cantante y guitarrista de sus vecinos The War On Drugs), la banda intervino en «Shaking Through«, serie de documentales que capturan cómo un grupo o artista emergente trabaja en la elaboración de una canción. En el caso de Purling Hiss, la elegida fue “Lolita”, que acabó por concretar las ansias de cambio que latían en el interior de Mike Polizze: eliminada la herrumbre con papel de lija, el rock de recalcitrante estética lo-fi desaparecía a favor de un poderoso y refrescante indie-rock ejecutado en alta fidelidad. En aquel tema, su referencia por antonomasia, Jimi Hendrix, se apartaba a un lado (aunque sin desaparecer totalmente) para dejar sentir la influencia de otros nombres como Dinosaur Jr., Neil Young & Crazy Horse o Pixies.
En esas coordenadas se mueven los Purling Hiss contemporáneos, cuyo clasicismo no se aleja tanto en el tiempo como antaño: ahora remiten a la era pre-grunge, dominada por el noise y el indie-rock de pura cepa en los que el fuzz guitarrero consistente y las melodías graníticas marcaban la diferencia. Ambas premisas se cumplen a rajatabla en “Water On Mars” (Drag City, 2013), primer disco grande de Purling Hiss y perfecta excusa para el lucimiento de un Polizze que se desata tanto en la parte vocal como a las seis cuerdas: la citada “Lolita” condensa esa fiereza en sus más de cuatro minutos de riffs tensos e incansables; luego “Mercury Retrograde” y “Rat Race” recuperan para la causa el penetrante chorro pop del combo J Mascis + Lou Barlow (y por separado) e incluso de los Lemonheads de principios de los 90; y “Dead Again” reproduce los pasajes acústicos firmados por los Pixies más contenidos pero igual de cáusticos que de costumbre. Sólo con estas cuatro canciones, Purling Hiss consiguen plasmar la efervescencia de aquel rock robusto a la par que armonioso que triunfaba en las radios universitarias estadounidenses sin caer en la burda imitación: Polizze es un perro viejo y sabe cómo manejar sus armas.
Lo fácil para Purling Hiss hubiera sido despachar “Water On Mars” a piñón fijo, con energía y firmeza (como en “Face Down”), soltando bofetadas a diestro y siniestro. Pero el trío de Philadelphia decidió tirar por la vía menos evidente y más variada: su camino discurre por una carretera con forma de serpiente de cascabel que se curva hacia la tranquilidad crepuscular de “She Calms Me Down”; los arpegios eléctricos hechos con una mezcla de cemento y metal pero tamizados por un filtro pop de “The Harrowing Wind”; la lisergia marciana expresada en clave wah-wah de “Water On Mars” (testimonio del pasado libertario de Polizze); y la sensibilidad (hasta el más rockero del lugar la tiene) de “Mary Bumble Bee”. Tal diversidad y eficacia sonora confirman que Purling Hiss sólo necesitaban un empujoncito para que todo su potencial rompiese el cascarón mugriento y desvencijado en el que se alojaba y saliese a la luz. Lógicamente, Mike Polizze tuvo mucho que ver en ello al quitarse el disfraz de músico anclado en el tiempo que vivía una y otra vez su propio día de la marmota en honor a la leyenda de Jimi Hendrix. Ahora sí que ya tiene todo en su mano para que reciba la atención que se merece… si la quiere.