Demna Gvasalia dice que su nueva colección para Balenciaga abre las puertas de la neo-sastrería para que los millenials empiecen a vestir de traje.
Cuando alguien dice esa gilipollez de «esto no es arte porque esto lo puede pintar mi hijo de dos años«, la mejor respuesta que se le puede ofrecer (si es que crees que va a ser alguien capaz de entrar en razones y no un energúmeno con el que no hace falta ni tomarse la molestia) es explicarle que esas pinturas de garabatos, por ejemplo, son en verdad el final de todo un proceso evolutivo artístico. Y que, de hecho, son valiosas porque el autor ha llegado a ellas después de haber demostrado que puede pintar de forma clásica y que, por lo tanto, adquieren una pura relevancia como declaración de intenciones.
Algo así ha ocurrido con Demna Gvasalia y su intención de lanzar hacia el mundo el «neo-tailoring» (es decir: la neo-sastrería) desde la nueva colección de Balenciaga. Al fin y al cabo, la sastrería es algo que se está renovando continuamente en el mundo de la moda y muchos son los diseñadores que intentan insuflarle nuevos aires temporada tras temporada. Pero, ojo, porque lo interesante aquí son dos cosas… Primero, que Gvasalia llega a esta neo-sastrería dentro de Balenciaga, que es la mejor casa para explorar tal cosa, justo después de casi haber agotado su discurso de moda street y tras haber dinamitado el normcore desde dentro en su vertiente office core.
Dicho de otra forma: desfilada en el interior de un túnel envuelto de pantallas diseñado por el artista Jon Rafman, esta aproximación a la sastrería de Demna Gvasalia es más valiosa todavía por lo que arrastra de su anterior carrera como nuevo genio renovador del mundo de la moda. Y eso es algo que, de hecho, conduce directamente al segundo punto de elocuencia suprema de esta nueva colección de Balenciaga: su capacidad, ahora a ojos de todo el mundo, para conseguir que la generación millennial vea las puertas abiertas hacia una sastrería que hasta ahora les resultaba demasiado ajena, inmersos como estaban en la vorágine de las sneakers y el street wear y periferias.
En la nueva colección de Balenciaga, las zapatillas deportivas se ven substituidas por zapatos… Y eso es uno de los símbolos más poderosos de un cambio de rumbo en los diseños de Gvasalia, que en esta ocasión ha aplicado a la (neo)sastrería su afición por las hombreras puntiagudas y los volúmenes amplios, pero esta vez depurando las formas, alejándose del multicapa y formalizando siluetas estilizadas como grandes bloques de sentido. Lo único jodido en este caso es preguntarse: ¿sólo los millennials van a poder vestir esta maravilla? Porque la verdad es que le sentará genial a cualquier generación que quiera atreverse con lo último de Gvasalia para Balenciaga. [Más información en la web de Balenciaga]