El viernes 31 de mayo fue una noche de Primavera Sound 2019 repleta de oportunidades… Lo que pasa es que unas oportunidades se aprovecharon, y otras no.
La segunda jornada del Primavera Sound 2019 en el Parc de lFòrum de Bacelona iba de aprovechar oportunidades, de vivir el momento fugaz e instantáneo que puede llegar a ser el pop y de llevarlo a la máxima expresión. Hay personas que se apoderan de toda la energía que se exprime sobre un escenario y hay otras… Bueno hay otras que necesitan un empujón, y en una hora de directo se les queda a medio gas.
Vayamos por partes, que no es plan de hacer spóiler y ponernos misteriosos sin dar explicaciones. Cuando por fin consigo llegar al festival (un poco más y me cojo un cohete en medio de una ciudad colapsada), me recibe un sonido de intriga que se apodera de mí… Y, mira, chica, el enfado del atasco se me borró. Ya estás en el mood del festival. La ejecución perfecta de Built to Spill interpretando «Keep it Like A Secret» fue maravillosa. Fue casi una premonición. El secreto de la oportunidad.
Pero vamos al jugo, a la salsa, a los hypes bien demostrados… Seguiría la lista interminable, pero es mejor que cuente lo que pasó en el atardecer del escenario Seat. ¡Ya era hora de que el pop nos regalara a la folclórica 4.0! O sea, este título se lo lleva directamente Carly Rae Jepsen. Brava ella por aparecer vestida de la bandera de España más chic que he visto ever, con más volantes que toda la Feria de Abril y con un carisma que no es ni medio normal. No hacía falta más, la escenografía compuesta por unas letras de neón azul ponían el toque de technicolor. Vivir desde dentro de un público entregado, festivo y que se unía a cada tema es todo un regalazo. Carly tiró la casa por la ventana y se lanzó a los pasillos, haciendo del paroxismo una forma de vida.
Nos damos media vuelta, y comienza El Show. Janelle Monáe fue la reina de la noche. La verdad que es yo soy una persona muy barata en cuanto a una mega producción, pero cuando a eso le sumas una voz de escándalo, te metes a Barcelona en el bolsillo, te pones a hacer yoga en medio del directo, te sientas en un trono, te cambias de look 10 veces como mínimo (perdí hasta la cuenta), y encima homenajeas a Prince, pues… eres la reina. ¡Y punto! Y me quedo corto, porque fue la responsable de uno de los momentos más pop de la jornada. Un momento que disfruté y me enfadó a partes iguales. Menuda tela, ¡menuda tela! Me vuelvo a enfadar mientras escribo. De repente la señora sube al escenario a tres personas que dice que tienen el juice. Una cosa es tenerlo y otra poder demostrarlo. Hubo dos de ellos que tenían el juice de verdad y el Primavera se vino abajo. Pero la tercera persona… No se como todavía no le cortaron la pulsera y la invitaron a irse a su casa. ¿Cómo tienes el valor de subirte junto con Janelle Monáe y quedarte petrificada? Vamos, me subes a mi y te hago un moonwalk, un sidewalk y se quedan todos muertos. Oportunidades que muchos desean y otros pierden.
Comprenderéis que, con todo este circo pop, no pudiera moverme de allí y me perdiera a Chai, pero tenía los pies anclados al césped artificial. De nuevo nos damos media vuelta, y comienza uno de los conciertos más esperados de la noche. Miley Cyrus arrancaba su show prometiendo grandes expectativas con un visual mega color y comiendo fruta con un descaro perfecto. «Nothing Breaks Like A Heart» era la primera toma de contacto, y fue buena. Miley se reveló como una rockstar contundente y con ganas. Pero ya. Su show no terminó de despegar y se quedó a medias. Ya sabemos que, cuando un artista presenta un nuevo trabajo, quiere compartirlo. Pero Miley, una cosina, cuando lo presentas el mismo día del festival, el público se queda un poco sin saber qué hacer. Discúlpanos si nos nos sabíamos tus nuevas canciones. Queríamos llorar de emoción con «Malibú» o «Wrecking Ball» y no pudimos. Primero porque con la versión de «Malibú» no entendimos que ocurría. Y con el segundo tema… seguimos esperando escucharte cantar el estribillo. Segunda oportunidad de la noche sin aprovechar.
Tomo aire y me voy al escenario Pitchfork en busca de un cambio de estilo radical. Acierto. Volamos a otra época de la mano de Yves Tumor. ¡Viva vosotros! No puedo dejar de aplaudir a todos los que mantienen el glam-rock vivo, con un toque de garage pero de esencia atemporal. No entiendo cómo la gente no se viste como ellos para ir a comprar el pan un martes por la mañana, ni se grapa una peluca naranja para ir al cine a ver la última de Marvel. Sin duda alguna, Yves supo apoderarse del momento y meterse la noche de oportunidades en el cuerpo.
Momento nervioso de la jornada. Robyn provocaba alguna que otra carrera para llegar a tiempo. La gente es sabia y les doy la razón. Fue el directo más exquisito, más puro, con más concentración en los pequeños detalles del viernes. Su experiencia y reposo hizo que Robyn nos regalara el episodio de más unión que Barcelona ha vivido en esta edición. «Dancing On My Own» fue un homenaje a todos, al amor, al entenderse, al olvidarse de malos momentos… Además si nos das un show con voguing, telas de gasa y melodías perfectamente ejecutadas… Oportunidad ganadora.
A veces el pop es una ruleta de casino, te da lo máximo o te deja con las ganas de conseguir más. No es el azar, es vivir el momento y sentir que la música que das a tus seguidores es la mejor versión de uno mismo. Esta filosofía hay que captarla mientras te pintas el ojo en casa, y estar listo cuando se enciende el foco. Si dejas que el foco se apague, habrás dejado ir la noche de ese fan que llevaba tu nombre escrito en la frente. Vamos a por una nueva jornada. El sábado de Primavera Sound 2019 será tu gran noche, sin duda. Ponte el mejor look y respira el pop como si no hubiera mañana. [Más información en la web del Primavera Sound 2019]