Primal Scream repiten en su nuevo «Chaosmosis» las estrategias del anterior «More Light»… Y, nada, que no hay forma de que salgan del Día de la Marmota.
Aprietas el botón de play para escuchar el nuevo disco de Primal Scream, “Chaosmosis” (First International / Ignition, 2016), comienza a sonar “Trippin’ On Your Love” con sus notas de piano noventero, su percusión bailonga y la voz eufórica de Bobby Gillespie (acompañada de unos también efusivos coros de las hermanas Haim) e irremediablemente te vienen a la cabeza “Movin’ On Up” y “Slip Inside This House”, la fastuosa dupla inicial de “Screamadelica” (Creation, 1991). De acuerdo, más que un homenaje, el tema de apertura del undécimo álbum de los escoceses parece un sucedáneo -quizá diseñado para celebrar de algún modo el 25 aniversario de aquel mítico trabajo- que busca combinar las hechuras de ambas aunque sin conseguir los efectos deseados.
A continuación, “(Feeling Like A) Demon Again” te retrotrae a los tiempos de “XTRMNTR” (Creation, 2000) por una agitada base sintética que pretende acercarse al tecno-rock… pero con poco tecno, nada de rock y menos aún de la mala leche que desprendía la otra obra cumbre de Primal Scream. Luego saltas en el tracklist a “100% Or Nothing” y te topas con los ecos blues-rock de la emblemática “Rocks” absolutamente aguados y sin el nervio original, por mucho que los coros de Haim -otra vez- intenten darle empaque.
Alcanzado el ecuador de “Chaosmosis”, eres consciente de que Primal Scream han seguido aquí, prácticamente punto por punto, la estrategia aplicada en su anterior “More Light” (First International, 2013): recurrir a su propio legado para seleccionar algunos de sus elementos más sobresalientes y reconocibles. Sin embargo, si hace tres años la jugada se saldó con un notable resultado, en esta ocasión este acto de repetición descarada se envuelve en un halo de déjà vu que recuerda el pasado brillante y, al mismo tiempo, hace hincapié en el presente deslucido del grupo escocés.
Esta impresión crece cuando Gillespie se junta con Sky Ferreira en “Where The Light Gets In” y rememoran en clave dance-pop la alianza de nuestro hombre con Kate Moss en la revisión electro de “Some Velvet Morning”. En la comparación entre una y otra, ya te imaginas cuál sale vencedora… Sí, la segunda, pese al oxígeno que aporta la Ferreira. Del mismo modo, “When The Blackout Meets The Fallout” claudica ante el volcánico clásico “Accelerator”, del que sólo se queda con el molde y rebaja la incandescencia de su torrente magmático.
Como quien no quiere la cosa, “Chaosmosis” está a punto de entrar en su último tramo y da la sensación de que hay poco que rascar fuera de esta especie de auto-tributo producido por los propios Primal Scream con la puntual ayuda de Björn Yttling (el del medio de Peter, Bjorn And John), el cual, curiosamente, metió la mano en tres de las piezas novedosas -por decirlo de alguna manera- más aprovechables del repertorio: la sorprendente “Private Wars”, en la que Gillespie se viste el traje de Faris Badwan en Cat’s Eyes para cantar al lado de Rachel Zeffira y enseñar su cara más sensible, introspectiva y clasicista; “Carnival Of Fools”, con una base tecno-pop fluorescente; y “Autumn In Paradise”, de pulso neworderiano tan marcado que acaba enganchando y dejando un buen sabor de boca final.
A pesar de estas desviaciones, “Chaosmosis” no abandona en ningún momento su condición de zoótropo por el que desfilan las estampas sonoras definitorias de la larga trayectoria de Primal Scream recicladas y puestas al día. Este carrusel poco cohesionado posiblemente satisfaga a muchos de los fans más conformistas de la banda, cuyos oídos agradecen sus constantes reminiscencias a mejores tiempos pretéritos que quedan, a estas alturas, muy lejos. Pero refleja la escasa originalidad, la falta de ideas y el agotamiento de la fórmula de Bobby Gillespie y familia en este disco. ¿Cuándo saldrán de sus años de la marmota? [Más información en la web de Primal Scream]
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