Un tsunami eléctrico, vocal y sensitivo… Así fue la actuación de Porridge Radio en la sala Radar de Vigo y así os lo explicamos en esta crónica.
“No quiero se amada”. “No quiero volver”. “No quiero que toquen mi cuerpo”. “No quiero ser perdonada”. “No quiero el final”. “No quiero el principio”.
“No creo en nada”.
Esta explosión de nihilismo emocional sale de la boca de Dana Margolin en “Waterslide, Diving Board, Ladder To The Sky”, el nuevo disco de Porridge Radio. Aunque, visto desde otra perspectiva, esa retahíla negacionista plasma realmente emocionalidad en estado puro, que se expulsa de las entrañas a través de arrebatos desaforados y desgarradores. De esa manera transmite Dana lo que guarda en su interior, con un grito que no tiene nada que ver con un alarido caótico.
Al contrario: se trata de un berrido calculado pero visceral que atraviesa al receptor hasta conseguir (casi obligándole) que este comparta su dolor, rabia, frustración y ansiedad. Por eso la audiencia del concierto SON Estrella Galicia el 24 de noviembre en la sala Radar de Vigo estaba avisada del tsunami eléctrico, vocal y sensitivo que le iba a caer encima.
Eso sí, Dana Margolin no solo sacó su puño de hierro sobre el escenario. También enseñó su guante de seda, como cuando piropeó a los teloneros de la velada, Dalsi, que cumplieron de sobra con su sonido desenfadado y juvenil deudor de The Cure, el C86 británico y el tontipop patrio para hablar del amor, de la tristeza y de alergias primaverales.
Al igual que Dana en particular, como banda Porridge Radio también destaparon su cara más destensada con la chocante -por el momento y el lugar- intro a la que recurrieron para ambientar su entrada: “Hips Don’t Lie” de Shakira. Sin embargo, en cuanto Dana introdujo “Give / Take” con su “1, 2, 3, 4” españolizado, el decorado se oscureció. Empezaba su tour de force basado, principalmente, en el excelente “Waterslide, Diving Board, Ladder To The Sky”, trabajo mediante el cual Porridge Radio limaron algunas aristas post-punk (sólo algunas) de su antecesor, “Every Bad”.
Lo que no cambió un ápice en ese proceso fue la forma en la que Dana siente al máximo cada palabra que canta, hasta la última letra. A lo largo de su show en Vigo, daba la sensación de que, durante varias fases de su interpretación, le venían a la cabeza las situaciones o la(s) persona(s) que motiva(n) sus canciones por la medio sonrisa que se le escapaba o la dramatización de sus gestos. En cualquier caso, fue todo un alarde de expresividad ante el micro, tanto intimista (sobre todo en “End Of Last Year”, preciosa balada after-punk) como volcánica.
Impulsada por el perfecto empaste entre sus compañeras, con la teclista Georgie Stott y la bajista Maddie Ryall ofreciendo coros epatantes y Sam Yardley soportando el armazón rítmico a la batería, Dana corroboró que, más allá de la pegada melódica de sus composiciones, lo más importante es lo que dice y cómo lo dice. En este sentido, ha logrado hacer de la reiteración un arte con el que convertir pensamientos intrusivos, sueños vívidos y rumiaciones mentales en mantras liberadores que penetran en la cabeza como una gota china.
Por ejemplo, las más de treinta veces que se escucha “don’t cut me out” en “Splintered”, prueba ideal de los cambios de ritmo tan del gusto del grupo; las más de cincuenta que se repite “I don’t wanna be loved” en “Birthday Party”, que fue recibida con catártico asombro; o los más de cien “and back” que rebotan en “U Can Be Happy If U Want To” y que Dana acabó descargando en medio del público mientras llevaba sus cuerdas vocales más allá de los límites soportables para otro ser humano. Era un absoluto gozo desahogarse al compás de las frases de Dana, cortantes a la par que lapidarias.
Ni siquiera los (escasos) saltos a “Every Bad” frenaron el ímpetu de la centrifugadora activada por Dana, de ahí que en “The Rip” no quedara otra opción que continuar girando en su interior al golpe del “y ahora me duele el corazón” que culminaba su exorcismo sentimental. Con “Back To The Radio” para poner la guinda al set y “Waterslide, Diving Board, Ladder To The Sky” (en modo minimalista) para abrir el bis, Dana Margolin completaba el círculo narrativo del concierto -en paralelo al del álbum- como diciendo “esta soy yo, sin trampa ni cartón, y os lo he cantado con toda mi energía”. Y así sucedió, hasta dejarnos sin aliento. [Más informacion en la web de Porridge Radio]