Matthew Lewis / Neville Longbottom sigue hablando de su espectacular físico… ¿Por qué nos sorprende esto y no lo de Hermione Granger / Emma Watson?
Ya hace algunos meses que estalló el caliente caso (nunca mejor dicho) de Matthew Lewis… Pero como en Fantastic Plastic Mag no encontramos el momento de comentarlo, vamos a aprovechar que ha dado un nuevo coletazo para ponerlo todo en su sitio. Empecemos por el principio: ¿quién es Matthew Lewis? Porque, admitámoslo, tampoco es que el suyo sea un nombre excesivamente conocido. Hagamos otra pregunta, entonces: ¿qué pasa si decimos Neville Longbottom? Ahora sí, ¿verdad? Pues eso, que lo de Lewis ha sido típico caso de niño feúcho que interpreta papel adorable y que de repente resulta que, mientras todos mirábamos hacia otro lado, se ha convertido en un puñetero buenorro con mirada de empotrador y cuerpo de semental. Lo hemos dicho. Ya nos hemos quedado tranquilos.
La sucesión de eventos fue tal que así… De repente, la peñita de bien se volvió loquer del chichi con la foto de una sesión en la que Lewis era retratado sin camiseta de cara a una serie en la que interpreta un soldado (que, por cierto, la serie se llama «Bluestone 42» y hace tiempo que está en antena, por si resulta que te interesa algo más que el six pack de este hombre). El mundo entero de pronto cayó en la existencia de la cuenta de Instagram del actor conocido por haber interpretado a Neville Longbottom en la saga «Harry Potter«, donde a menudo cuelga fotos en las que, curiosamente, luce un cuerpazo pero con una actitud más bien cómica, entrañable y cercana. ¿Hay una fórmula más jodida para atacar directamente a la entrepierna del mundo entero?
Lo siguiente fue una sesión para la revista Attitude. En la que ya es la foto más reconocida de todas, Lewis lucía torso desnudo, slips Emporio Armani, una chaqueta de punto verde, barba de varios días, vello corporal más que abundante y una mirada de niño extraviado que daban ganas de adoptarlo… para atarlo a continuación a tu cama. La sesión podría no haber pasado de material para el onanismo de medio mundo si no fuera porque sirvió como excusa para una curiosa conversación de Matthew con J.K. Rowling a través de Twitter.
De repente, la autora de la saga «Harry Potter» (recordad: siempre muy implicada en las adaptaciones cinematográficas), se daba cuenta de lo que hacía tiempo que muchos habíamos visto y se embarcaba en el siguiente diálogo:
- ROWLING: «Not as bad as watching Dan in Equus, but close. Warn me next time, for God’s sake» («No tan mal como ver a Dan en Equus, pero se acerca. Avisadme la próxima vez, por Dios«)
- LEWIS: «Well, this is awkward. Sorry, Jo…» («Bueno, esto es incómodo. Lo siento, Jo…«)
- ROWLING: «I will always support you whatever you want to do, Matthew. Now go put some clothes on» («Siempre te apoyaré en todo lo que quieras hacer, Matthew. Ahora ponte algo de ropa«)
Y así llegamos al presente. Hace unos días, Matthew colgaba otra foto matadora en su Instagram… La puedes ver sobre estas líneas y vuelve a definirse con una única palabra: empotrador. La reacción ha sido la habitual: la gente como loca, «lefa is in the air» y esas cosas habituales cuando te plantan delante una foto como esta. Pero lo más bestia es que, en un cruce de declaraciones, el chaval ha declarado que, básicamente, considera que tiene un físico del montón.
Sea como sea, tenga un físico del montón o no, hasta aquí los hechos. Ahora a por las reflexiones. O, por lo menos, a por una reflexión básica. Realmente, tanto el caso de Lewis como el de Daniel Radcliffe / Harry Potter cuando se puso en bolas en la obra «Equus» y mostró tanto un cuerpo como una varita bien mágica (una varita de carne, por si no queda claro), se han vivido como algo sorprendente y fuera de la norma. Como si ambos actores se hubieran salido de los renglones que la industria (y gran parte de la sociedad) hubieran escrito para ellos. Contra estos casos, hay que considerar el de Emma Watson / Hermione Granger, cuya evolución de niña peluda a ninfa proto-sexual no tuvo nada de sorpresa. Más bien al contrario: pudiera parecer que tanto la industria (como, de nuevo, gran parte de la sociedad) pavimentara el camino para convertirla en un nuevo mito erótico.
¿Por qué este doble rasero? ¿Por qué el caso de Watson se ha vivido como natural y el de Lewis como una sorpresa absoluta? Que conste que este artículo está lejos de querer responder a estas preguntas. Probablemente no tengan respuesta. Más que probablemente deberíamos recurrir a todo un conjunto de psicólogos y psicoanalistas para darle algún tipo de explicación… Pero, oye, que nada. Que preferimos seguir tocándonos un poco mientras miramos las fotos de Matthew Lewis.