Que la situación del mundillo -por no llamarle industria- musical español es de pena es algo de lo que nunca dejaremos de quejarnos lo suficiente: que si es una escena demasiado tendente a lo viejuno (desde la parte superior de su cúpula organizativa hasta un público a veces demasiado tendente a cerrerse sobre sí mismo y actuar a la manera de una comunidad endogámica e incluso elitista), que si el sistema educativo español cree que «música» es una asignatura que bien podría llamarse «aprende a tocar el «Noche de Paz» con una flauta«, que si las leyes cada vez hacen más compleja la libre circulación de la música y el acceso de los más jóvenes a ella -a través de conciertos, etc.-… Vamos, una situación paupérrima que todos nos conocemos de pé a pá. Por eso se agradece que sea precisamente la savia nueva, la de las generaciones recién llegadas, la que esté intentando cambiar las cosas.
Tomemos por ejemplo el nacimiento de Popastic, un colectivo de jóvenes apasionados de la música en múltiples niveles que han tenido el -acertado- arrojo de organizar un Laboratorio de Experimentación Musical para Jóvenes que se celebrará del 9 al 12 de julio en la Casa del Lector (P.º de la Chopera, 10) de Madrid. A través de un conjunto de clases y simposios, su intención es poner en contacto a los más jóvenes que quieren profesionalizarse en el mundo de la música (djs, músicos, periodistas musicales, promotores, fotógrafos o directores de videoclips) con todo un grupo de profesionales de largo recorrido que serán los que ofrecerán clases centrados en la industria musical (Borja Prieto), la figura del community manager (Laura Put), el periodismo musical (Julio Ruiz y Paula Quintana) o la importancia de la imagen en la música (Ricardo Cavolo y Dario Peña), entre muchos otros que puedes consultar aquí. Todo ello, además, optando por un riguroso low cost que haga accesible la experiencia al bolsillo de la gente de esta edad.
El colofón a Popastic lo pondrán tanto la edición de un libro que recopile la sabiduría impartida en el laboratorio y que la exponga en un atractivo formato magazine y, sobre todo, en un concierto que tendrán que montar los propios asistentes para demostrar que han aprendido la lección. Así que basta de ser un descreído y un agorero: mientras muchos seguimos preguntándonos cómo crear un modelo de industria musical español en el que las partes puedan vivir (que no sobrevivir) a partir de su propio trabajo, habrá que prestar atención a las nuevas generaciones, mimarlas y enseñarles el panorama. Cuantos más seamos, más ideas surgirán para salvar nuestra escena musical. Demos la bienvenida a Popastic… Porque de aquí pueden surgir los salvadores del futuro.